Edgardo Muñoz ¡Qué fácil nos sería vivir en un mundo donde todo es blanco o negro! Aprenderíamos las cosas una sola vez, y pronto lo sabríamos todo. Sin embargo, el simplismo reduciría al universo a la nada. Millones de leyes hacen que existamos con una complejidad única. El infinito se observa plagado de variables
Editorial 1995-3: ¿Educación sedentaria?
Por Edgardo Muñoz ASEGURAN LOS ANTROPOLOGOS que los primitivos descendientes de Adán eran de costumbres nómadas. Los cambios de condiciones en el hábitat de nuestros antepasados los empujaban a la búsqueda de nuevos horizontes en los que mejorara la caza, el clima o la recolección de vegetales. Con el tiempo, el cautiverio y domesticación de
Encuentro Panamá II
Por Edgardo Muñoz El tres de octubre de 1988 fue un día histórico. Representantes en el área educativa de nueve países latinoamericanos se dieron cita en la ciudad de Panamá para celebrar la Sexta Sesión Plenaria Trienal del Comité Directivo del Servicio de Educación Cristiana. Con algunos días de anticipación iban llegando los
Editorial 1996.1: Plantas de invernadero
Por Edgardo Muñoz CAMINO AL NORESTE de la Argentina una localidad se caracteriza por una abundante producción de plantas. Arboles frutales, flores, plantas decorativas y otras especies constituyen la principal fuente de ingresos de los habitantes. Una enorme cantidad de “casas transparentes” bordean la ruta. Sus pareces de polietileno abrigan huéspedes del reino
La ignorancia
Por Edgardo Muñoz Pablo, llegando a la populosa ciudad de Efeso, encontró a algunos discípulos que leían la Biblia, cantaban, oraban y tal vez pasaban la ofrenda, pero… algo ocurría. Todavía no puedo imaginar cómo sería una iglesia que ignora la persona, la obra y la deidad del Espíritu Santo. Pero Pablo vio
Las indulgencias del siglo xxi
Por Edgardo Muñoz En 1517 el dominico Johannes Tetzel cobró triste celebridad al ofrecer indulgencias para librar las almas del sufrimiento. Martín Lutero reaccionó ante tal ostentación desencadenando la Reforma. No fue sólo la penosa oferta la que provocó la existencia de la iglesia protestante, sino que su desafortunada frase sonó presuntuosa y temeraria: