En el hogar del recién nacido gran regocijo se palpaba. Llegaban los familiares y vecinos para felicitar a los padres. El aire de fiesta, sin embargo, comenzó a disiparse al irse las visitas. Habrá de cuidar de la criatura indefensa que lloraba mucho. Todos tenían que cooperar en la tarea, ya que el niño no se podía dejar solo. No todas las tareas relacionadas con esta responsabilidad eran agradables ni fáciles, pero el amor demandaba que se llevaran a cabo. Al niño habrá que atenderlo antes que atender a ninguna otra cosa.
¿Sucede lo mismo en la familia de Cristo? ¿Estamos conscientes de la urgente necesidad de cuidar del que acaba de nacer en el Reino de Dios? Parecería que algunos esperan que el nuevo convertido se defienda solo, que se alimente por su cuenta, que se porte con madurez.
Cuando se celebra una campaña todo el mundo se pone contento con el hecho de que muchos toman decisiones de aceptar al Señor. Se les felicita. Pero las meras felicitaciones no alimentan ni defienden esas almas de los ataques del enemigo. Los recién nacidos demandan mucha atención. A veces hay que tener paciencia cuando ellos no se portan con toda la madurez que se quisiera. Al fin y al cabo son bebés y como tales habrá que proveerles el cuidado que necesitan.
Uno de los factores principales en el cuidado de los nuevos es la enseñanza. ¿Quién se encargará de dársela? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Con que materiales? ¿Tiene la iglesia un plan consecuente para que no se pierda ninguno?
Cristo ordenó que sus ovejitas fuesen alimentadas. Pero parecería que muchos creen que en este siglo las ovejas nacen con la capacidad de alimentarse sin la ayuda de nadie. A pesar de mucha tecnología y los avances de la ciencia, el maestro es de tanta importancia en este siglo como lo era en los días de Cristo hace dos milenios.
CONOZCA tiene la responsabilidad Solemne de ofrecer ayudas e ideas para enseñar con más eficacia al recién convertido. Por lo tanto, comenzara a editar un suplemento dedicado a la educación cristiana en la iglesia local con el primer número del año 1982. Se otorga de una vez el permiso para reproducir en cualquier forma todo lo que sirva las necesidades del lector. Ojalá que los dirigentes nacionales y locales aprovechen la ayuda del suplemento para poner en las manos de millares de obreros y maestros la información que necesitan para hacer discípulos bien alimentados y maduros.
Esté al tanto de esta importante y valiosa adición a esta revista. Saldrá con cada número. Ore que Dios nos ayude a superar continuamente este ministerio de proveer al pueblo de Dios con información sobre la educación cristiana. II