Por Cleto Pérez M.
La idea de la reconciliación representa el efecto y valor de la gracia de Dios por medio de Jesucristo en relación con el hombre. El hombre se ha puesto en posición de enemigo con relación a Dios. El vocablo “reconciliación” significa un cambio“ completo. El término solo se puede aplicar al hombre y no a Dios, que es inmutable.
Los términos “reconciliación”, χαταλλάγη , y “reconciliar”, λλσσάω, aparecen muy poco en las Escrituras. Significan “cambiar completamente”; pero la idea de la reconciliación se encuentra en todo el Nuevo Testamento.
I. La reconciliación hacia Dios: “Si siendo enemigos, fuimos reconciliados a (o hacia) Dios…” (Romanos 5: 10). Aquí vemos antes de la reconciliación que el hombre se hizo enemigo por el pecado. Está en posición opuesta con relación a Dios. Entonces la reconciliación es el acto de Dios, el karis de Dios para restaurar así al hombre en su compañerismo. Es el hombre quien tiene que reconciliarse a Dios (cambiar completamente hacia Dios) y no Dios hacia el hombre. De este modo Dios ve al hombre completamente cambiado en relación a él mediante la muerte y resurrección de Cristo (karis, que significa gracia), pero Él no se reconcilia o cambia (Colosenses 1:20; Romanos 5:10).
II. La reconciliación a un solo cuerpo. Efesios 2:15, 16 revela los términos “enemistad” y ”enemistades”. El pecado no solo hizo que el hombre tuviera enemistad con Dios, sino que también de hombre a hombre (gentiles-judíos), creando la pared intermedia de separación. Dios, mediante el karis (revelado en la cruz) hizo katalague (cambiar completamente) a ambos en un solo cuerpo. También el katalague se obra en los que están en la tierra como los que están en los cielos (Colosenses 1:20).
III. El ministerio de la reconciliación. El hombre que ha cambiado completamente hacia Dios, como también hacia los demás y viceversa, forma así la iglesia. Estos también han recibido la palabra de reconciliación, para que el mundo cambie completamente hacia Dios (2 Corintios 15: 18-20). La palabra reconciliación es: “Reconciliaos con Dios” (v. 20 [Cambien completamente hacia Dios]).
No se puede discutir el hecho de que la reconciliación es iniciativa de Dios a todos los hombres; es el hombre quien tiene que reconciliarse con Dios (cambiar completamente hacia Dios). Los reconciliados forman un solo cuerpo; cada creyente recibe la palabra de reconciliación en el momento que cree y obtiene la comisión de embajador.
Egresado del ISUM, Cleto Pérez M. ha pastoreado varias iglesias en Bolivia. Actualmente sirve en su país como director del Instituto Internacional por Correspondencia.