Por la Dra. María Victoria Alderete Oliva
Si vamos a hablar de “gigantes de Dios”, entonces hay que hablar del Profesor Larry McNeil. Eso fue para nosotros los cubanos. Le conocimos en el 2009 y durante cinco años tuvimos el privilegio de compartir con él, como maestro cuando nos enseñó en la Maestría de la Facultad de Teología, como pastor cada vez que nos vio tristes o preocupados y nos aconsejaba, y como mentor y padre en todo tiempo.
La primera vez que le escuché predicar fue en una graduación del programa de Maestría en Cuba. El tema era: “Siervos, no Caciques”. Nunca he podido olvidar esa enseñanza, un reto vigente hasta hoy. Lo más impresionante fue, que en el resto de los años que tuve la dicha de aprender de él, siempre fue fiel a esa enseñanza. En estos días revisando los recuerdos que nos dejó encontré este poema de su autoría, sin duda alguna, fue una meta en su vida servir y hacerlo según el modelo de Jesucristo. Se titula: “Quería ser famoso” y dice:
Quería ser famoso;
“Relájate, hijo”,
susurró tiernamente el Salvador.
“Sígueme y sé fiel”.
Ansié ser reconocido;
“Descansa, hijo”,
respondió el Maestro con respeto,
“Te pedí que fueses recto”.
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Luché para sobresalir;
“Cálmate, hijo”, declaró dulcemente,
el Príncipe de pastores.
“Te seleccioné para servir”.
—Larry McNeill
Los cubanos tenemos mucho que agradecerle al profe Larry, a Lolita como les decimos cariñosamente por acá, y a toda su familia. Han sido años de desvelo por la educación en Cuba, ha sido una entrega que ojalá y muchos de nosotros alcancemos a experimentar en el transcurso de nuestro servicio, en nuestra amada isla. Cuando supimos que en su sepelio, en vez de arreglos florales hubo donaciones a su nombre, para el programa de becas en Cuba, nos quedamos… ¡No existe una palabra capaz de definir lo que sentimos! Todavía las lágrimas brotan a raudales al rememorar ese gesto! ¡Él nos ha retado!… y lo ha hecho con tal amor, que nos inspira a imitarle.
En su reciente visita a Cuba, hubo un tema que asomó en reiteradas ocasiones. Me decía: “¿Que tú crees del hecho que en la resurrección no nos daremos en casamiento? ¿Cómo tú interpretas eso? Porque yo no me imagino una eternidad sin mi Lolita.”
No conozco las profundidad de su mente y corazón, pero algo afloraba en su razonar. Y pensar que no hubo flores en su tumba, y eso, por nosotros los cubanos. ¡Oh Dios! sólo Tú puedes dar tal amor, tan perfecto!
Por siempre, les amamos…
A la familia McNeil.
(Nota del Editor: el título de este ensayo viene del hecho que en los funerales de Larry McNeill se hizo la solicitud que en lugar de comprar flores, se hiciesen ofrendas para el avance de la obra de la Facultad de Teología en Cuba.)
realmente una persona como el.no hay mucho que decir pues todo lo hizo solamente resta decirle hasta luego precioso ciervo del DIOS ALTISIMO
Al leer estas líneas quedé bendecido. Dios sea con la familia del gran maestro McNeil.