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Perspectiva: Características del buen predicador y la buena predicación bíblica

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 2017.2

 

Rodney Boyd

 

 

Mi esposa y yo pasamos dieciséis años en el ministerio pastoral antes de llegar a ser misioneros.  El Señor usó ese tiempo para formarnos y forjarnos en el ministerio, una preparación muy necesaria para nuestro servicio misionero.  Desde el principio de nuestro ministerio hemos observado el rol céntrico que ocupa la predicación bíblica en la vida del creyente y en la evangelización de los no creyentes.  Sin duda, la buena predicación bíblica es una destreza requerida para el pastor eficaz.

En nuestros años pastorales, el Señor nos dio el privilegio de trabajar con diferentes pastores y líderes idóneos de nuestro concilio.  Uno de ellos tenía la fama de ser el “príncipe de predicadores”, un predicador de primera.  Aprendí tanto de su manera, su preparación, su habilidad de comunicar con sus oyentes, el uso efectivo de ilustraciones e historias, y su preparación. (Lo repito a propósito).

Contamos con él y su esposa como amigos.  Desde el principio de nuestro ministerio como misioneros, ellos nos han apoyado mensualmente con sus ofrendas misioneras.  Actualmente, él sirve como presbítero ejecutivo del Concilio General de las Asambleas de Dios de los EE.UU., uno de un grupo muy selecto de como quince pastores.  Aunque sea uno de nuestros líderes más grandes, es un hombre muy humilde y accesible.  Su vida siempre ha cuadrado con su predicación.  Supongo que es esa cualidad es lo que me hace calificarlo como el mejor predicador que he conocido.

¿Qué piensa usted?  ¿Cuáles son las cualidades que hacen al mejor predicador y la mejor predicación?  Para mí, la lista debe incluir las siguientes:

 

Preparación.  Hace más de cuarenta años se publicó el libro “El discípulo se hace, no nace”.[i]  Lo mismo podríamos decir acerca de los predicadores.  Para cualquier predicador, su predicación está afectada por tres etapas de desarrollo: Observación, capacitación formal, y preparación constante.  Cuando conocemos al Señor, nos integramos a la iglesia como oyentes de los mensajes del pastor.  Solo a través de escuchar centenas de sermones, la manera y estilo del pastor, su forma de interactuar con la congregación, la organización del contenido, y de sentir su pasión por el Señor – por observar – aprendemos mucho de la predicación.  Como decía Jesús, “Los alumnos no son superiores a su maestro, pero el alumno que complete su entrenamiento se volverá como su maestro”.[ii]  Sin capacitación adicional, la forma de nuestra predicación sería muy parecida a la del pastor.

Sin embargo, la observación solamente no es preparación adecuada para el predicador.  Cuando el Señor llama a una persona al ministerio, especialmente al ministerio pastoral, el predicador aspirante necesita capacitación formal.  Esas horas en las clases de homilética le ayudará a entender ambos la ciencia y el arte de la predicación.  Pero aún más importante, aprenderá la necesidad absoluta de la preparación previa.  La capacitación formal le dará la base para toda buena predicación futura.

No obstante, la capacitación formal enseña solamente cómo preparar buenos sermones.  El predicador debe reconocer que el éxito de su predicación dependerá de la preparación multifacética.  Comenzará con oración, pidiéndole al Señor su dirección, su amor y sensibilidad hacia su grey para escoger el tema y pasaje, y la aplicación o resultado, lo que el Señor desearía obrar en la vida de los hermanos y de los no creyentes.

 

Base bíblica.  Cuando el Señor señala el camino del mensaje, el predicador pasará horas en estudio para desarrollar el contenido y preparar el mensaje.  La Biblia debe ser la base y primer recurso del predicador en la preparación de sus sermones.  La segunda de las Dieciséis Verdades Fundamentales de las Asambleas de Dios declara, “Las Escrituras, tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento, son verbalmente inspiradas por Dios y son la revelación de Dios al hombre, la regla infalible e inapelable de fe y conducta (2 Timoteo 3:15-17; 1 Tesalonicenses 2:13; 2 Pedro 1:21)”.[iii]  Mientras que el Espíritu Santo pueda usar cualquier recurso, Hebreos describe el rol potente de la Palabra de Dios:

Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos.  No hay nada en toda la creación que esté oculto a Dios. Todo está desnudo y expuesto ante sus ojos; y es a él a quien rendimos cuentas” (He 4:12-13).

Es la obra constante del Espíritu Santo que hace vivir las escrituras.

Hoy en día, con tantos libros de tipo autoayuda, el predicador podría caer en la trampa de predicar la autoayuda en lugar de enfatizar la absoluta necesidad de aplicar la biblia y depender del Espíritu Santo para vivir y solucionar cualquier problema de vida.  El predicador fructífero mantendrá su predicación enfocada en la biblia.

 

Comunicación.  En el libro de Nehemías, capítulo 8, se presenta Esdras en una tarima, conduciendo un culto, con el pueblo de Dios congregado para escucharlo.  Como un escenario de cualquier aula de escuela bíblica, el versículo ocho dice que los levitas “Leían del libro de la ley de Dios y explicaban con claridad el significado de lo que se leía, así ayudaban al pueblo a comprender cada pasaje”.  Este debe servir como pasaje modelo para cualquier maestro y predicador.

El texto de este versículo nos da características de la buena comunicación en la predicación bíblica:

  1. Leer la biblia.  Aunque sea bastante obvio, todo mensaje del predicador debe incluir la lectura bíblica.  Sin embargo, el contexto de Nehemías 8 implica que los levitas leían grandes porciones.  Es muy común hoy en día escuchar un mensaje que utiliza un solo versículo para introducir un tema.  La mejor predicación bíblica incluirá pasajes y será expositiva.
  2. Explicar con claridad.  La comprensión dependerá de la buena explicación.  Ahí está donde el estudio del predicador hará la diferencia.  El ser humano necesita explicación y ejemplos para poder captar el significado y la aplicación.  El uso sabio de ejemplos e ilustraciones ayudará demostrar la palabra de Dios como una palabra viva.
  3. Ayudar a comprender.  El predicador tiene la responsabilidad de ayudar a sus oyentes a entender la biblia y los principios bíblicos.  El reto para el predicador es llevar a sus oyentes a comprender y aplicar el nuevo conocimiento a su vida.  Por ejemplo, los levitas explicaban y ayudaban a sus oyentes a comprender la palabra de tal manera que el pueblo de Dios fue impactado de corazón.  Significa que ellos habían aplicado la ley a su vida y que el fiel Espíritu Santo les había señalado el arrepentimiento y los cambios que ellos tendrían que experimentar.  Es igual para los predicadores actuales.  Ayudemos a nuestros oyentes a aplicar la biblia a sus vidas.

No cabe en este artículo hablar de técnicas y estilos específicos en la predicación.  Por lo general, cada predicador desarrollará y tendrá su manera y estilo de predicar.  Sin embargo, diría que la predicación debe tener variación de presentación, aún con los auxiliares modernos (videos, etc.).  También, debe ser expositiva.  Sin embargo, para variarla, hay otras formas muy efectivas que el predicador podría usar.  Frecuentemente, los mensajes más recordados son aquellos que estaban fuera de serie del estilo regular del predicador.

 

Unción.  Mencionamos que es el Espíritu Santo que hace vivir la palabra de Dios en la vida de los oyentes.  De la misma forma, el Espíritu Santo unge al predicador a ser vocero y portador de la preciosa encomienda que Él tiene para cada oyente.  Como predicadores pentecostales, entendemos y experimentamos ese toque especial del Espíritu.  Es Él quien nos guía a leer las necesidades del pueblo.  Es Él quien nos inspira en nuestro estudio y preparación del mensaje.  Es Él quien nos ayuda a presentar claramente el texto bíblico, sus principios y cómo se aplican a la vida.  Es Él quien hace vivir la palabra que corta la dura corteza de nuestro corazón, quien la aplica como remedio de forma individual y personal a nuestra necesidad más profunda.  Es el Espíritu Santo quien realiza el verdadero cambio del corazón.  El predicador es el instrumento que el Espíritu Santo quiere usar para lograr sus propósitos.

Apreciado predicador pentecostal, cuidado con las malas imitaciones.  La unción ni es gritar, ni acoso espiritual, ni mera técnica.  La verdadera unción comienza en su closet de oración, con el buen estudio, preparación y comprensión del pueblo.  El predicador ungido es el que se ha preparado suficientemente para no preocuparse por lo que va a decir, y así para poder escuchar mejor la voz apacible y delicada del Espíritu durante su predicación.  Es el que explica bien la palabra y ayuda eficazmente al oyente a entenderla y aplicarla, como instrumento del Espíritu Santo que Él usa para cambiar vidas.  Es el que tiene una vida que cuadra con lo que predica.

 

Conclusión

En la tarima del santuario de la iglesia donde servimos con nuestro pastor amigo, el príncipe de los predicadores, había un púlpito de madera, grande y antiguo.  Cada vez que me acercaba, veía el siguiente versículo inscrito en él: “Señor, quisiéramos ver a Jesús” (Jn. 12:21).  Siempre me impactaba.  Qué responsabilidad tenemos como predicadores de la palabra de Dios.  Que las cualidades de la buena preparación, base bíblica, comunicación y unción sean nuestra marca como predicadores pentecostales.

 

 



[i]  Henricksen, Walter A., Editorial Patmos, Miami, 2014.  Publicado originalmente en inglés en 1974 por David C. Cook con el título Disciples Are Made Not Born.

[ii]  Nueva Traducción Viviente. (2009). (Lk 6:40). Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, Inc.  Los siguientes versículos citados usarán también la Nueva Traducción Viviente a menos que se indique otra versión.

[iii] http://www.servicioad.net/Archivos/DeclaracionDeVerdadesFundamentalesAD.pdf.

 

Rodney Boyd


 
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1 Comentario  comments 

Una respuesta

  1. Victor

    Excelente artículo, gracias por compartir. Dios les bendiga.

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