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Amando a los musulmanes

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 2004.2

Introducción

Las Torres Gemelas en Nueva York, terroristas suicidas en Palestina, atentados mortales en distintas partes del globo identificados con grupos extremistas musulmanes, secuestros y asesinatos -¿cómo podemos amar a tales personas quienes, aparentemente, solo desean nuestra muerte?  Dado el contexto del mundo después del 11 de septiembre de 2001, esta pregunta puede ser una de las más difíciles pero a la vez debe ser la mismísima clave para llevar al musulmán a los pies del Salvador.

I.      Dificultades en compartir la fe Cristiana con el musulmán

Cuando un cristiano intenta iniciar una conversación con un musulmán no está actuando en un vacío.  Tiene que enfrentarse con todo un contexto cultural-histórico que ha formado la mentalidad y la cosmovisión del musulmán desde el Siglo VII hasta el día de hoy.  Es necesario proceder con muchísima sensibilidad hacia los sentimientos y prejuicios del amigo musulmán hacia el cristiano.

La relación histórica entre musulmanes y cristianos a través de los siglos ha sido triste y vergonzosa.  Los cristianos no han cumplido con el deber de amar a su prójimo – sea cual sea su credo – como a sí mismos.  Por su parte, los musulmanes tampoco han tenido siempre en cuenta las palabras de su profeta: “Entre los cristianos hallaréis hombre humanos y aliados a los creyentes…” (El Corán 5.85).

Por otra parte, la palabra “cristiano” ha perdido su sentido original – un verdadero seguidor de Cristo.  El experimentado misionero Del Kingsriter dice, “Cuando un musulmán me pregunta: ‘¿Eres un Cristiano?’, respondo con otra pregunta: ‘¿Qué quieres decir por ‘cristiano’?’  La respuesta a menudo será, ‘Un cristiano es una persona quien vive en malicia y en pecado.’

Tenemos que considerar que el musulmán, comenzando con Mahoma, nunca habrá tenido el privilegio de ver el verdadero cristianismo debido a la decadencia en la iglesia y la ausencia del testimonio cristiano.[1]  Es hora que vivamos y mostremos el verdadero Cristianismo ante un mundo Musulmán escéptico y desconfiado. Es hora que les mostremos el amor divino que reside en nosotros por medio del Espíritu Santo.

II.              Base bíblica para amar

Jesucristo mismo, el ejemplo supremo del amor, nos exhorta: “Amad a vuestros enemigos, y orad por los que os persiguen… Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis?” (Mat. 5:44,46)    Un Dios de amor es lo que separa al cristianismo de las religiones del mundo.  Las demás de las religiones que aceptan a un dios personal presentan el cuadro de un dios severo y distanciado, demasiado santo y poderoso para interesarse por el hombre imperfecto, débil y pecador.  La única forma que podrán ver al Dios de amor es por medio de sus hijos – por medio de tu vida.  En estos versículos Jesús nos dio la clave para nuestra actitud y nuestro comportamiento hacia los musulmanes – “amad” y “orad”. 

La Biblia nos enseña varias normas fundamentales que tenemos que seguir para alcanzar a los perdidos de nuestro mundo.  Las primeras dos son la oración y el amor.  Nos comenta Kingsriter,la oración es el primer ingrediente y lo más fundamental para compartir su fe con toda la gente, incluyendo al musulmán.  Cuando le mostramos que somos realmente personas piadosas de oración, barreras se derriban y están más dispuestos a oír.”

El segundo principio fundamental es el amor.  El Dios de amor es el mismo corazón del evangelio.   Juan 3:16 es su extraordinaria declaración de amor hacia el mundo perdido.  1 Juan 4:16 declara “Dios es amor”.  En 1 Corintios 13:1-2, Pablo nos enseña: “Si yo hablo en lenguas de hombres y de ángeles, pero no tengo amor, vengo a ser como bronce que resuena o un címbalo que retiñe”  ¿Es posible que nuestro testimonio haya sido como “bronce que resuena o un címbalo que retiñe”?  ¿Produce tanto ruido lo que hacemos que no se puede oír el verdadero mensaje del evangelio? [2]

III.            ¿Cómo se puede amar al musulmán?

El evangelismo entre los musulmanes requiere una estrategia sensible marcada por un amor profundo y sacrificado.  Pero, ¿cómo se puede llegar a “amar” al musulmán cuando tantas barreras y obstáculos lo imposibilitan?    Existe unanimidad de opinión sobre la imperativa necesidad de conocerles para poder amarles.  Dada la naturaleza espiritual de la batalla, nuestra primera responsabilidad es de asegurarnos que nosotros mismos estamos preparados.  Tenemos que dedicarnos al ayuno y la oración para ser preparados.

Para superar el temor en el cristiano que se interpone para impedir su testimonio, al musulmán hay que verle como una persona, no como un musulmán.  Esto está a la misma base de nuestra comprensión.  No son almas incorpóreas, son personas.

Para apreciarles y llegar a amarles sería bueno considerar unas cualidades del musulmán.[3]  Martin Goldsmith dice que en una relación de amor con los musulmanes, es crucial llegar a conocer sus costumbres.  La sensibilidad cultural es una señal del amor genuino.  Henry Martin  aconsejó, “Aprecie lo mejor en los musulmanes: Si es devoto, felicítale, si se da a la hospitalidad, alaba esa virtud, si da ofrendas a los pobres, encomiéndale por ello, si cuida de las viudas y los huérfanos, alábale por ello.”[4]

Hay muchas cosas dignas de admiración en la cultura musulmana.  Kinsgriter afirma: “Mi propia experiencia en muchos países del mundo… ha sido que el pueblo musulmán valora la familia, es dado a la hospitalidad, y es consciente de Dios.”[5]  Tenemos que aprender más acerca de su cultura, su forma de pensar y su religión;.debemos desarrollar nuestro conocimiento sobre su libro, su cultura, su religión, y su historia.  Si le preguntas a tu amigo musulmán acerca de su forma de vida descubrirás que por medio de escuchar y comprender su cultura puedes crear puentes para fortalecer su amistad.

Es muy importante comprender que los musulmanes son personas de comunidad.  El Islam es una “ley” que gobierna su cultura y cada faceta de la vida – personal, social, económica, religiosa, y política.  Un musulmán pertenece a una comunidad dentro de lo cual funciona como miembro.  Desde su nacimiento hasta su muerte, él vive una vida relacionada a los demás de los miembros de su comunidad.  Romperse de su comunidad es como cortarse un miembro de su propio cuerpo. [6]

Los musulmanes son personas que buscan a Dios.  Cada uno de los cinco pilares sobre lo cual la religión islámica se funda demuestra tremenda dedicación, una actitud de celo religioso, y las profundas convicciones que estas personas aman tanto.[7]  Seguramente podemos admirar a los musulmanes por su constancia en la oración ritual y su celo religioso.  Debemos admirarles por su firme resistencia a los vicios y la inmoralidad.

Finalmente, y lo más importante, debemos estar concientes del hecho que los musulmanes son personas perdidas quienes Jesús amó y por los cuales dio su vida.

IV.            Formas de Mostrar el Amor de Dios

El amor no se ve sin acciones.  Santiago nos relata la importancia de mostrar nuestra fe por medio de nuestras obras: “Así también la fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma.” (Santiago 2:17)  Las disputas teológicas raras veces llevan a la conversión genuina del alma.  Lo que el musulmán necesita es una relación personal con el Salvador y el poder de Dios en su vida.  La mejor vía para llevar al musulmán a conocer al Salvador – y tal vez la única manera en muchos casos – es la manifestación de ese amor divino a través de un verdadero cristiano.  Jesús mostró su amor dando su vida por el pecador. “Difícilmente muere alguno por un justo. Con todo, podría ser que alguno osara morir por el bueno.  Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:5-8)

El verdadero amor a menudo se expresa en la hospitalidad.  Cuando abrimos nuestros corazones y nuestros hogares en una expresión del amor genuino, comenzamos a derribar las barreras culturales que a menudo frenan cualquier intento de testificar.  El Nuevo Testamento pone énfasis sobre el hecho que la hospitalidad es la marca de la espiritualidad cristiana.[8]  En la mayoría de las culturas influenciadas por el Islam, la hospitalidad es de una importancia suprema y se destaca como una virtud cardinal esencial.  Si el testimonio cristiano quiere ser atractivo, tendrá que ser expresada conectada con una hospitalidad de corazón abierto.[9]

Demuéstrale el nombre número cien de Alá – Amor.  Jesús dijo, “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros” Juan 13:34.  Aquí realmente se encuentra una clave para testificar a los musulmanes, tanto en casa como alrededor del mundo: Amarles como Jesús nos ama a nosotros. Dando de su tiempo, de sí mismo, requiere sacrificio. Tienes que dar de ti mismo a tu amigo musulmán, no sólo el evangelio.

Cuando llegas a amarle desinteresadamente y ganas su amistad (¿seguirás siendo su amigo aún en el caso que no acepte al evangelio?) habrás ganado el privilegio de compartir con él tu testimonio personal.  No sólo será un argumento contra lo cual es difícil discutir, sino también revelará un aspecto de Dios que no es conocido por tu amigo musulmán – un Dios de amor que está infinitamente interesado en desarrollar una relación personal con su criatura hecho a su imagen.  Tal expresión genuina puede despertar un interés dentro de tu amigo para buscar una relación similar con Dios.

El amor verdadero es tremendamente atractivo y el musulmán será tocado por ello.  Reza F. Safa fue un musulmán muy devoto, fiel a su religión.  Hablando de su conversión dice, “Fue su amor, manifestado hacia mí por los cristianos, el que me dio el Evangelio que me llevó a Jesús.”[10]  Ahmad Soussi de Marruecos dijo acerca de su conversión: “las muchas frases en el Nuevo Testamento acerca del amor de Cristo me habían conmovido.”[11] Ghulam Naaman, de Pakistán, dijo: “Me había impresionado la devoción de una mujer evangélica que siempre estaba hablando a la gente acerca de Jesús y su amor.”[12]

V.              Conclusión

“El Islam, como religión, proyecta muchas metas idealistas y muchas virtudes morales.  Sin embargo, incumple totalmente en llenar las necesidades espirituales de sus seguidores.  Hoy, los musulmanes están insatisfechos.  Están inquietos.  Están buscando por la realidad espiritual.  Esto representa una oportunidad sin precedentes para nosotros, los cristianos, para llevarles a una relación con Jesucristo el cual es el único quien pueda satisfacer el alma sedienta.”[13]

En resumidas cuentas, no se trata de aprender doctrinas y credos para ganar un debate.  Se trata de una relación.  Las relaciones se ganan por el amor.  Tenemos que estar saturados con amor sacrificado, genuino, y abnegado por los musulmanes.  Musulmanes, como otras personas, necesitan ser amados, aceptados, y comprendidos.  Nos necesitan.  Tenemos algo precioso que podemos darles, y no pueden conseguirlo de ningún otro – el amor de Jesucristo.[14]


[1] Abdul-Haqq, Abdiyah Akbar afirma “No cabe lugar a dudas que el nacimiento y la infancia del Islam fueron atendidas por la presencia cristiana. Es trágico, sin embargo, que el testimonio cristiano fue el gran ausente del escenario. Por lo tanto, a pesar del contacto del cristianismo con el Islam, su luz evangelística fue escondida bajo un almud. La razón principal por el fracaso monumental histórico de la Iglesia fue su propia decadencia espiritual. (Sharing Your Faith with a Muslim. Minneapolis, MN: Bethany House, 1980, p.17.)

[2] Kingsriter, Del. “Compartiendo tu Fe con los musulmanes,” Minneapolis, MN: Centro para Ministerio a los Musulmanes, p.13.

[3] Del libro, “Compartiendo tu Fe con los musulmanes,” por Del Kingsriter, Centro para Ministerio a los Musulmanes, Minneapolis, MN, p.2.

[4] Sobhi Malek, Sobrecogido por el Amor – lección 12 “A Sensitive Strategy” (Una Estrategia Sensible), curso del ICI – Islam: An Introduction and Approach (El Islam: Una Introducción y Un Acercamiento), p.267.

[5] Kingsriter, Del, ed. Reach Out in Friendship (Extienda tu Mano en Amistad). Minneapolis, MN: Center for Ministry to Muslims, n.d., p.1.

[6] Kingsriter, Del. “Compartiendo tu Fe con los musulmanes,” Minneapolis, MN: Centro para Ministerio a los Musulmanes, p.4.

[7] Estos son (1) la fe, (2) la oración, (3) el ayuno, (4) ofrendas de caridad, y (5) el peregrinaje religioso a la Meca, Kingsriter, Del. “Compartiendo tu Fe con los musulmanes,” Minneapolis, MN: Centro para Ministerio a los Musulmanes, p.6-8.

[8] Rom. 12:13; 1 Tim. 3:2; Tito 1:8; 1 Pedro 4:9

[9] Goldsmith, Martin. Islam and Christian Witness (El Islam y el testimonio cristiano). Bromley, Kent, Inglaterra: Operation Mobilisation, 1991, p.109.

[10] Reza F. Safa, en su libro Dentro del Islam (Lake Mary, FL: Casa Creación, 2001), p.119, en el capítulo titulado “El amor de Dios que lo vence todo”, bajo el párrafo “Cuando los musulmanes prueban el amor”

[11] Wooton, R. F. Musulmanes que Encontraron a Cristo. Miami, FL: Unilit, 1993, p.14.

[12] Wooton, R. F. Musulmanes que Encontraron a Cristo. Miami, FL: Unilit, 1993, p.18.

[13] Kingsriter, Del, ed. Reach Out in Friendship (Extienda tu Mano en Amistad). Minneapolis, MN: Center for Ministry to Muslims, n.d., p.2.

[14] Sobhi Malek, Sobrecogido por el Amor – lección 12 “A Sensitive Strategy” (Una Estrategia Sensible), curso del ICI – Islam: An Introduction and Approach (El Islam: Una Introducción y Un Acercamiento), p.263.

Donald Jeter


 
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1 Comentario  comments 

Una respuesta

  1. leonardo tique

    excelente fundamento. sin palabras he quedado, sobre todo cuando cristo lo ha enseñado, pero en mis razonamientos hay resistencia.por eso, muchas gracias:

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