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Sansón – auge y caída de un hombre llamado por Dios

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 2018.2

Por Jaime Mazurek

 

Si al libro de Josué le podemos poner por título “La conquista israelita de Canaán”, a Jueces le correspondería el título, “Los cananeos contraatacan”.

Da pena ver como después de las grandes conquistas de Josué y la renovación del pacto que hizo junto al pueblo (Josué 24), que en poco tiempo los israelitas “hicieron lo malo ante los ojos de Jehová y sirvieron a los baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron y provocaron a ira a Jehová” (Jueces 2:11,12).

Jueces describe como los pueblos, originalmente derrotados por Josué, se levantaron contra los israelitas, y como Dios periódicamente llamó y levantó a ciertos hombres y mujeres que de un u otro modo, con diversos niveles de valor y heroísmo, defendieron a Israel, censuraron la infiltración de la idolatría y promovieron la adoración pura de Jehová.

Un punto de confusión que existe sobre este libro es el significado de su título, “Jueces”, el cual se basa en la frase, “Y Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que les despojaban” (Jueces 2:16). Esa palabra castiza “jueces” sugiere a nuestras mentes modernas la imagen de un hombre o mujer sentado en un estrado que oye y evalúa casos que se le presentan para que determine la culpabilidad o inocencia de un acusado. Sin embargo, la palabra hebrea que se emplea ahí es “soptim“, que significa “libertador” o “salvador”. Su tarea era “salvar” (hebreo yasa). Así se describe a obra de Samgar (3:31), Gedeón (6:15, 8:22), Tola (10:1), Jefte (12:3) y Sansón (13:5).i El verbo hebreo sapat significa “gobernar”. Vemos entonces que los “jueces” eran personas escogidas y preparadas por Dios para liberar a Israel de sus enemigos, hacerles volver al pacto con Dios, y gobernar bien al pueblo de su tribu.

Una de las características sobresalientes del libro es que no presenta a sus protagonistas en una luz idealizada y ficticia, como comúnmente hicieron otras culturas con sus héroes legendarios, sino que los muestra como personas con muchos defectos y debilidades, que sin embargo fueron usadas por Dios de maneras fenomenales. Uno de estos personajes que siempre llama mucho la atención es Sansón.

A continuación les entrego un bosquejo y algunos apuntes de un estudio de la vida de este varón que elaboré hace varios años y que puede servir para la predicación o enseñanza del tema. Lo he compartido ya en un par de campamentos de jóvenes, donde ha sido de mucha bendición. Espero que lo pueda ser en su ministerio también.

Sansón: auge y caída de un hombre llamado por Dios

Por Jaime Mazurek

Primer Tema – El nacimiento de Sansón: un comienzo especial (Jueces 13)

A. Una familia piadosa – 13:2, 6-17
B. Un nacimiento anunciado – 13:3-5
C. Un voto nazareo – 13:5,14
D. Una vida bendecida – 13:24
E. Una unción creciente – 13:25

Resumen del tema: El nacimiento de Sansón fue un hito muy importante en la historia israelita, pues es narrado con mucho detalle. El mismo Señor, en forma de Cristofanía con el nombre “Admirable” (véase Isaías 9:6), apareció a la mujer para anunciar su nacimiento – algo paralelo al anuncio del ángel a María.

Desde el comienzo se aprecia que Sansón fue una persona apartada por Dios. Nació bajo la promesa, la bendición y la obligación de un voto y proyecto de vida especiales. Aunque los votos nazareos generalmente duraban algunos meses o uno o dos años, Sansón fue llamado a ser nazareo toda la vida. Como tal, no podía tocar a un cadáver, consumir vino, uvas o pasas, o cortarse el cabello (véase Jueces 13:14; Números 6:1-8). La misión de Sansón fue específicamente liberar a Israel del dominio militar y la influencia viciosa e idolátrica de los filisteos, cosa que no lograría de manera completa sino parcial. “El comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos” (Jueces 13:5).

Los filisteos eran un pueblo originario de Creta que había llegado recientemente a la costa oriental del Mediterráneo para ocupar la tierra hoy conocida como la “franja de Gaza”. Sus zonas urbanas conformaban una “Pentápolis”, una unión de cinco ciudades: Asdod, Ecrón, Ascalón, Gat y Gaza. Los filisteos eran muy expertos en la metalurgia y poseían excelentes armas de hierro.

Para el tiempo de Sansón, los filisteos había aumentado sus fuerzas y dominio. “Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por cuarenta años” (Jueces 13:1). Por su parte, los israelitas se habían entregado a la apatía y el desánimo. En este caso no aparece la frase “y los hijos de Israel clamaron a Jehová” como en los casos de Débora (4:3), Gedeón (6:6) y Jefté (10:10-15). El desanimo israelita se siente en sus palabras a Sansón, “¿No sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros?” (Jueces 15:11). Hasta los padres de Sansón tenía fallas en su fe. Manoa pensaba que iban a morir después de la visita de la Cristofanía, y la mujer, en vez de darle un nombre que exaltaba a Jehová, le puso “Sansón” que significa “rayo de sol” ¡Era un derivado del mismo nombre que los cananeos le daban a su dios, el Sol!ii Los israelitas apáticos ya no creían que Dios les libraría, y sin embargo, por su gracia, El les envió un libertador.

Vencer a los filisteos sería una tarea difícil que demandaría un compromiso y una dependencia absoluta en Dios. Tal era la misión de Sansón. Al crecer, Sansón sintió la operación del Espíritu Santo en su ser, y tomó conocimiento de su misión (13:25). Contrario a lo que dibujan los artistas, no debemos pensar que Sansón tenía un físico extraordinario, con músculos enormes como los campeones del fisiculturismo. Su fuerza no estaba en algo tan evidente y obvio. Los filisteos eventualmente pagaron una enorme suma de dinero para descubrir la verdad: su fuerza venía de Dios por medio de la relación especial nazarea que mantenía con El. ¡Qué comienzo más increíble!

Tres verdades importantes que aprendemos de este capítulo:

  • Dios tiene planes y control. Es soberano. Como creyentes debemos entender que Dios tiene planes y proyectos para nuestras vidas que debemos procurar descubrir y realizar con su ayuda.
  • Una vida de santidad es absolutamente importante. Dios nos da pautas de vida para guardarnos de peligros y tentaciones que solo sirven para retrasar, limitar e impedir el cumplimiento de los propósitos maravillosos de Dios.
  • Hay grandes necesidades en nuestro mundo que necesitan la intervención de hombres y mujeres de Dios. Sansón nació en tiempo de gran necesidad para su nación. Nosotros también debemos darnos cuenta de las amenazas que confrontan a nuestra sociedad y nuestras familias y disponernos para ser instrumentos de Dios para su sanidad y salvación.

Segundo Tema – El matrimonio de Sansón: una caída en espiral (Jueces 14)

A. Un lugar equivocado – 14:1
B. Una mujer inapropiada – 14:1
C. Una actitud irrespetuosa – 14:2,3
D. Un riesgo innecesario – 14:5,6
E. Un voto quebrado – 14:8,9
F. Jugando con el enemigo – 14:10-18
G. Una matanza sangrienta – 14:19
H. Un matrimonio fracasado – 14:20

Resumen del tema: El capítulo catorce muestra el inicio de la caída en espiral de Sansón, como se fue alejando de sus padres, su voto nazareo y el propósito de Dios para su vida. Así como hubo apatía y desánimo en Israel, también lo hubo en Sansón. En vez de considerar como liberar a Israel de los filisteos, solo pensaba en como tener sexo con sus mujeres.

Resistía toda autoridad – fuese de sus padres o de Dios. Rebelándose contra ambos, sucumbió ante la tentación de conocer las ciudades filisteas, y sin demora se enamoró de una mujer de ese pueblo idólatra. Progresivamente fue descuidando su voto nazareo; primeramente al ir a Timnat donde se cultivaban uvas y se hacía vino. No hizo caso a la advertencia divina del león en su camino y luego violentó otras obligaciones nazareas al no ir al Tabernáculo para limpiarse de la contaminación del cuerpo del león (Números 6:9-12), y luego al meter la mano en el cadáver putrefacto del león para sacar la miel. Su gran falta de respeto a sus propios padres quedó evidente al darles de comer la miel inmunda, contaminándoles con su propia inmundicia. Porfiadamente y contra el consejo de sus padres decidió casarse en Timnat con la filistea.

Tener una esposa filistea iba en contra de todo lo que le definía como varón israelita, con un voto nazareo vitalicio y una misión divina. Ella sería la peor pareja imaginable para él, pero a Sansón eso no le importaba. Dijo a sus padres, “Tómame esta por mujer, porque ella me agrada.” (Jueces 14:3). La expresión “me agrada” (en hebreo yasar) es la misma que aparece en otro punto del libro de Jueces, “Cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 17:6; 21:25). Su auto-gratificación narcisista le importaba más que su relación con Dios y su llamado divino.

El versículo 4 llama la atención. “Mas su padre y su madre no sabían que esto venía de Jehová porque buscaba ocasión contra los filisteos“. El significado de ese pasaje no es que Dios quiso, destinó u obligó que Sansón buscara una mujer filistea. Los deseos de Dios para Sansón ya estaban anunciados – vivir una vida de absoluta pureza y santidad, enteramente consagrada al Señor, y liberar a Israel del dominio de los filisteos. Lo que el texto afirma es que a pesar de las flaquezas y debilidades de Sansón, Dios iba a sacar adelante su proyecto de liberar a Israel de los filisteos, de un u otro modo. Este padrón se repitió numerosas veces en la vida de Sansón, hasta el día de su muerte. Dios tomó una situación desastrosa que Sansón había creado y la usó para sus fines. Pero esto para nada indica que ese era el plan perfecto de Dios. Tenemos libre albedrío para tomar nuestras propias decisiones, y aun cuando estas son contrarias a los principios divinos, Dios hará que todas las cosas resulten en gloria a su nombre. Si Sansón no se hubiera metido en tantos líos de su propia hechura, es indudable que habría logrado mucho más.

Sansón prosiguió con sus planes. Ya que ningún israelita le acompañaba, los filisteos hasta tuvieron que prestarle “amigos” para estar con él en su boda (14:11). Indudablemente y conforme a la costumbre, consumió bastante vino durante los siete días de fiesta. Con arrogancia se comprometió en una apuesta inútil que solo sirvió para revelar la deslealtad de su esposa filistea. Fue lo suficiente valiente para enfrentarse a un león, pero impotente para resistir las falsas lágrimas y manipulaciones de su mujer. Con furia descontrolable asesinó a treinta personas para pagar su apuesta. Abandonó a su esposa y regresó a la casa de sus padres, furioso, doliente y confundido. Los filisteos, pensando que Sansón ya no quería a su esposa, rápidamente anularon su matrimonio y la entregaron a otro hombre.

Tres verdades importantes que aprendemos de este capítulo:

  • Solamente tener padres buenos no garantiza que nosotros seremos buenos. Cada generación tiene que tener su propia experiencia con Dios. La santidad y la salvación no se heredan.
  • Una pareja sin Cristo te conducirá a un futuro sin Cristo. No debemos rebelarnos contra los principios de Dios para el matrimonio y la familia.
  • Uno puede jugar con las cosas de Dios, no tomarlas en serio, por un tiempo; pero eventualmente saldrá perdiendo.

Tercer Tema – Las acciones de Sansón: un síndrome descontrolado de venganza (Jueces 15)

A. Acción de los filisteos – Sansón pierde a su esposa – 15:1,2
B. Venganza de Sansón – Sansón toma venganza quemando los sembrados filisteos – 15:3-5
C. Venganza de los filisteos – Los filisteos toman venganza quemando a la esposa de Sansón – 15:6
D. Venganza de Sansón – Sansón toma venganza hiriendo y matando a muchos filisteos – 15:7,8
E. Venganza de los filisteos – Un ejército filisteo invade a Judá. Los judíos traicionan a Sansón 15:9-13
F. Venganza de Sansón – Sansón mata a mil filisteos con la quijada de un asno – 15:14-20

Resumen del tema: Jueces capítulo quince nos muestra como Sansón cayó en un síndrome de venganza con los filisteos, con acciones y reacciones cada vez más intensas y destructivas. Todo comenzó cuando él decidió regresar a Timnat para reconciliarse con su esposa filistea, solo para enterarse que ya estaba casada con otro hombre.

Ese hubiera sido un buen momento para marcharse, pero Sansón prefirió iniciar un ciclo vengativo quemando los campos filisteos por medio de zorras atadas una a otra, con antorchas prendidas fijadas a sus colas. La devastación fue total, pues se quemaron todos los campos recientemente sembrados, los campos listos para ser cosechados, las cosechas ya guardadas, y hasta las viñas y arboles olivares – recursos de incalculable valor cuya restauración o reemplazo demoraría muchos años. Con ese golpe los filisteos perdieron todo su alimento y no tardaron en vengarse, quemando vivos a la ex-esposa de Sansón, juntamente con su padre.

Acto seguido, Sansón volvió al ataque, matando a un número indeterminado de filisteos. Eso, en cambio, provocó que todo un ejército filisteo invadiera la tierra de Judá, buscando a Sansón quien se había escondido en una cueva en Etam, cerca de Jebús (la futura Jerusalén). Los desanimados y atemorizados hombres de Judá estaban más que dispuestos a entregarlo, y sin gana alguna de defenderlo.

Sansón había fracasado absolutamente en su misión de ser un líder en Israel, y tuvo que rogar a sus compatriotas que ellos mismos no lo matasen. Pero al ser entregado a los filisteos, Sansón fue nuevamente fortalecido por Dios, y con solamente una quijada de asno como arma mató a mil soldados filisteos.

Sansón celebró su victoria sobre los filisteos, inventando un canto:

Con la quijada de un asno, un montón, dos montones;
Con la quijada de una asno maté a mil hombres

Es un canto totalmente narcisista. Nada dice sobre Jehová, o del hecho que fue Dios quien le dio la victoria. Se la atribuye a si mismo y a nadie más. Su canto es totalmente diferente al de Débora (Jueces 5), que sí reconoce que la victoria viene de Jehová y se llama a su adoración.

Después de cantar, Sansón hizo el primero de tres oraciones suyas que se registran en el texto. Comenzó bien, “Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo“, pero luego vino la parte ensimismada, “¿moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos? Exigió que Dios le diera agua. Nada pide para el pueblo de Israel, sino solamente agua para él. De manera similar al caso de los israelitas en Meriba (Números 20:2-13), no pide humildemente, sino con arrogancia y murmullo contra Dios. Nuevamente, el Señor respondió haciendo brotar agua de la roca – otra expresión de su chesed, su gracia inmerecida.

El capítulo termina con la afirmación que a partir de entonces, Sansón se reconcilió en algún nivel con los israelitas y cumplió el rol de juez, por veinte años. Tristemente, parece que no fueron años muy productivos, pues no se narra ninguna otra victoria lograda por Sansón durante ese periodo. Los filisteos no fueron vencidos y Sansón no abandonó de manera absoluta la tentación de sus mujeres.

Tres verdades importantes que aprendemos de este capítulo:

  • La venganza fácilmente se convierte en un ciclo vicioso, cada vez más destructivo. Debemos cuidarnos de no caer en su trampa.
  • Las luchas de Sansón contra los filisteos siempre fueron ocasionados y motivados únicamente por sus conflictos personales y jamás como una estrategia de liberación nacional. Sansón solamente luchaba para salvarse a si mismo de sus propios problemas. Jamás actuó con intención estratégica para liberar a su nación. No seamos distraídos e impedidos de alcanzar la meta de la extensión de reino de Cristo por intereses, rencillas o conflictos personales.
  • A pesar de nuestros errores, imprudencias y rebeldía, Dios saca adelante sus proyectos. El hecho que Dios nos use en algo, no necesariamente indica que todo está bien.

Cuarto Tema – Caída y restauración final de Sansón: el cumplimiento tardío de una misión postergada (Jueces 16)

A. Sansón en Gaza con la prostituta – 16:1-3
B. Sansón en Sorec con Dalila – 16:4-20
C. Sansón nuevamente en Gaza, con la muerte – 16:21-31

Resumen del tema: Al cabo de veinte años de servicio como juez en Israel, vemos que Sansón aun tenía las mismas debilidades de su juventud – no resistía la tentación de buscar relaciones con las mujeres de Filistea. Descendió a Gaza, una de las cinco ciudades filisteas principales, para buscar las atenciones sexuales de una prostituta. Era un acto calculado, un pecado bien planificado. Para nada podría reclamar que fue un simple traspié o error momentáneo.

A lo mejor pensaba que como nunca había estado en Gaza – de las cinco ciudades filisteas, la más lejana, que estaba a 80 km. al sudoeste de Zora, su pueblo natal,- y como habían pasado tantos años, que nadie lo reconocería. Eso fue un tremendo error, pues los filisteos, todos, se acordaban perfectamente de él, y su deseo de venganza en vez de menguar, solo había aumentado. Así decidieron atraparlo y matarlo.

Sin embargo, Dios aun tenía cosas que hacer por medio de Sansón y le fortaleció de tal manera que arrancó las grandes puertas del muro protector de la ciudad – puertas gruesas de madera de hasta cinco o seis metros de longitud – y las cargó hasta la cumbre del monte Hebrón, en Judá, a 64 km. de distancia y mil metros de mayor elevación.

A pesar del peligro que vivió en Gaza, Sansón volvió a caer ante la tentación de las mujeres filisteas, y de manera muy paralela a lo vivido con la mujer de Timnat. En ambos casos Sansón fue a un lugar de viñedos filisteos cerca de su hogar en Zora, donde conoció e inmediatamente se enamoró de una mujer. En ambos casos tenía un secreto importante que debía guardar, pero vez de protegerlo, jugó con ello con ligereza y terminó estúpidamente revelándolo a la mujer filistea, quien lo manipuló con facilidad, y lo condujo al desastre. Los paralelos son impresionantes.

En esta ocasión, Sansón decidió ir a Sorec (“viña selecta”), donde se enamoró de la mujer Dalila (“tentadora”, “coqueta”). Igual que en Gaza, se corrió la noticia de su venida. Llegaron a Dalila los reyes de las cinco ciudades filisteas con una oferta de mil cien siclos de plata cada uno, a cambio del secreto de la gran fuerza de Sansón. La manera como había arrancado las puertas de Gaza les convenció que había que eliminarlo a cualquier costo.

Cinco mil quinientas piezas de plata era toda una fortuna. Judas traicionó a Jesús por treinta piezas (siclos) de plata, el precio de un esclavo (Exo. 21:32). El profeta Jeremías compró la heredad de su primo Hanameel por solamente diecisiete siclos de plata (Jer. 32:9). Con semejante cantidad Dalila sería una mujer extremadamente adinerada.

Dalila comenzó a preguntarle por el secreto de su gran fuerza. Tres veces le preguntó cómo podría ser él atado (16:6, 10, 13). Nunca le dijo que le amaba.

Para entonces, el único eslabón que mantenía a Sansón unido a su voto nazareo era su cabello largo, pero en su lujuria, ignorando el peligro y la deslealtad de la mujer, prefirió jugar con su nazareato, ofreciendo respuestas diversas a su interrogatorio, para así burlarse de ella. Le dijo que si fuera atado con siete mimbres verdes que sería como cualquier hombre. Luego dijo que si se le atara con cuerdas nuevas perdería su fuerza. Cada vez ella lo ató e intentó entregarlo, y cada vez él se libró fácilmente. Para Sansón, todo era un juego.

Haciendo caso omiso a la evidente deslealtad y nefastas intenciones de Dalila, Sansón decidió aumentar el riesgo, acercándose más a la verdad. Le dijo que si ella tejía sus siete largas trenzas en un telar y las fijaba ahí, que se debilitaría. Seguramente ella percibió que se estaba acercando. “Algo tiene que ver con su pelo“, pensaba. Con una sola manipulación más lo vencería.

Tal como pasó con su primera esposa, día tras día Dalila lloró y tentó y manipuló a Sansón hasta agotar sus defensas. En vez de simplemente ponerse de pie y salir de ahí, Sansón se sintió obligado a darle lo que exigía y así le reveló su gran secreto. Aunque tuvo la fuerza para arrancar las enormes puertas de una ciudad, fue incapaz de superar las manipulaciones de otra mujer. La intuición de Dalila fue infalible. Supo inmediatamente que le había hablado con sinceridad y avisó a los soldados filisteos. Al dormirse Sansón, ella tomó un cuchillo y uno por uno cortó las guedejas de su cabeza. Con cada corte su última conexión a su voto nazareo se fue enflaqueciendo y debilitando. Con el último corte ya no quedaba nada intacto en su vida que lo conectara a esa especial condición con Dios. Llegaron los filisteos, y “Sansón no sabía que Jehová ya se había apartado de él.” (16:20). Por primera vez en su vida, sintió la absoluta debilidad y desnudez de no contar con la presencia de Dios en su ser.

Le ataron las manos y violentamente sacaron sus ojos. La última escena que Sansón vio fue el rostro de Dalila, llena de burla, riéndose de él malévolamente, sus manos llenas de monedas de plata. La mente y el corazón de Sansón seguramente se llenaron de confusión, terror, odio y vergüenza.

El capítulo 16 de Jueces comienza mostrando a Sansón saliendo de Gaza triunfante, cargando las puertas de la ciudad sobre su hombro. El mismo capítulo concluye con Sansón llevado de vuelta a Gaza, pero ahora como prisionero, encadenado y condenado al sufrimiento, oprobio y muerte.

Los filisteos le pusieron a trabajar moliendo en un molino que instalaron en la cárcel. Moler era un trabajo difícil, pesado y agotador, pues había que hacer rotar una enorme piedra sobre otra con fuerza bruta para moler el grano. Era un trabajo usualmente destinado para esclavos, criminales y mujeres. La ironía yacía en que el que años antes destruyó todos sus campos ahora tenía que abastecerles de harina para su pan.

Era un trabajo arduo, dando vueltas en el molino, cargando pesadas cadenas que limitaban el movimiento de sus brazos y sus piernas. Todo lo hacía con las limitadas fuerzas de un hombre común y corriente. Los guardias le daban con látigos para que avanzara más rápido, sobre todo cada vez que se caía al suelo. Dolores intensos, inaguantables sacudían su cuerpo. ¿Quizás qué pensamientos pasaban por su cabeza?, recordando sus muchos pecados, lamentando las oportunidades perdidas. Las lagrimas fluían sin control de los oscuros huecos en su rostro donde antes estaban sus ojos, mientras lloraba por la traición que había cometido contra su familia, su tribu, su nación y su Dios.

De repente, el texto muestra una chispita de luz de esperanza. “Y el cabello de su cabeza comenzó a crecer, después que fue rapado” (Jueces 16:22).

Los filisteos determinaron hacer una gran celebración de su triunfo sobre Sansón en el gran templo de su dios, Dagón. Este era el dios principal de los filisteos, el que supuestamente les daba las cosechas y el alimento. Celebraban a su dios, el que les había dado victoria sobre el que previamente destruyó sus sembrados y mató a tantos de sus hombres (16:24). Pero estaban equivocados, pues el que destruyó sus sembrados y mató a sus miles, no fue un mero hombre, sino Jehová. La batalla ese día sería entre Dagón y Yahvé, el Dios de Israel.

El templo de Dagón era enorme. Solamente en uno de sus balcones, cabían tres mil personas. Los filisteos decidieron sacar a Sansón de la cárcel y lo colocaron en un lugar prominente en el templo, para burlarse de él sin piedad.

Un plan se formó en su mente, y pidió a su guía llevarle a las columnas principales para poder apoyarse en ellas. Al palpar las columnas, calculó en su mente la posibilidad de ahí efectuar su mayor acción de derrota al reino filisteo. Tristemente no lo hizo para la gloria de Dios o de su pueblo, Israel, sino por sus motivos egoístas de siempre, “por mis dos ojos“. Hasta el final pensaba que Dios le daba fuerzas para que él pudiera cobrar su venganza personal.

Sansón no fue un hombre de oración. Las únicas oraciones suyas que se narran en Jueces fueron hechas en medio de sus conflictos personales. Siempre oraba por sí mismo y nadie más. La primera oración la hizo en Lehi, por causa de su gran sed, “¿Moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos?” (Jueces 15:18). La segunda fue en el templo de Dagón, “Señor Jehová, acuérdate ahora de mi, y fortaléceme te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos.” (Jueces 16:28). Comenzó bien, invocando a Jehová, pidiendo su ayuda. Pero no pidió perdón por nada de lo había hecho, no pidió fuerza para defender la gloria del nombre de Jehová y la honra de su pueblo. Su motivación, como siempre, fue puramente de venganza personal.

Pero su última oración, la más breve, fue diferente. Dijo, “Muera yo con los filisteos“. Hay una diversidad de opiniones entre los comentaristas sobre su intención con estas palabras. Algunos afirman que fue su último grito de resistencia narcisista en contra de su misión divina. “Ya que estos filisteos han de morir, mejor yo también me muero con ellos”. Más de una vez, Sansón mostró mayor ganas de estar con filisteos que con israelitas. Puede ser que su última expresión se trate de eso.

Pero hay otra perspectiva de este grito final de Sansón que también amerita nuestra atención, y que creo que bien puede ser la correcta. Al gritar, “¡Muera yo con los filisteos!” Sansón por fin estaba dejando atrás su narcisismo ególatra. Expresó así su deseo de dar su propia vida para lograr una gran victoria final sobre sus enemigos.

Empujó con toda su fuerza contra las columnas, y de repente sintió como su cuerpo y sus brazos se llenaron nuevamente de fuerza divina. De repente los filisteos sintieron un fuerte sonido de piedra solida reventándose bajo enorme presión, y en un instante quedaron todos muertos, sepultados junto a su gran ídolo, bajo los escombros de su gran templo. Con esa oración, Dios le dio la fuerza para lograr su cometido, y de esa manera Sansón mató a más filisteos en su muerte que en toda su vida previa.

Sin duda, podemos examinar esta última oración de varias maneras, pero en su esencia, creo que dice una gran verdad, una que Sansón debió decir muchos años antes: “Muera yo“. Que la cosa no se trate de mi bienestar, de mi protección, de mí éxito. En un sentido Cristo céntrico, es la oración que todos debemos hacer. Muera yo a mis ambiciones egocéntricas. Muera yo a mi carnalidad que busca lo erótico y perverso. Muera yo a mi vanidad, arrogancia y orgullo. Que muera yo, y que Cristo viva en mi.

Cinco verdades importantes que aprendemos de este capítulo:

  • Como se ha visto en los capítulos previos, los grandes pecados de Sansón se pueden resumir en dos expresiones: 1) obsesión narcisista, y 2) obsesión sexual. Todo lo que Sansón hizo en su vida, lo hizo pensando en sí mismo – en su satisfacción, en su protección, en su venganza. Jamás tomó la iniciativa para hacer algo para otra persona, mucho menos para liderar un ejército israelita para liberar a la nación de sus enemigos. En segundo lugar, dejó que su mente fuese esclavizado por pensamientos en el sexo, y eso siempre con mujeres filisteas. Jamás tuvo dominio propio en esa área. Fue presa fácil de mujeres que sabían como manipularlo para sus fines y eso lo redujo a la inutilidad, vergüenza, dolor y muerte. Debemos cuidarnos en estas dos áreas con rigor. Muchos ministros han perdido sus ministerios por estas mismas causas.
  • El enemigo no escatima recursos para destruir al siervo de Dios. Sansón vivió ignorante de las artimañas y trampas que sus enemigos le tendían. Debemos orar y velar, porque nuestro enemigo también anda como un león rugiente
  • La gran ironía de Sansón es que a pesar de su debilidad moral, Dios lo usó para mostrar su fuerza y poder. A pesar de nuestras infidelidades, Dios siempre saca adelante sus proyectos; pero no debemos jamás pensar que nuestras victorias son producto de nuestra propia fuerza o virtud. Son expresiones de la gracia de Dios. Por más que Dios obre a través de nosotros, más debemos cuidarnos de no caer en la vanidad, arrogancia y ligereza.
  • Dios tiene una paciencia increíble para con nosotros. Mientras le quedaba un mínimo contacto con el pacto hecho con Dios, Dios amparaba y defendía a Sansón. Solamente al caer la séptima guedeja, se levantó el Espíritu de Jehová de él. Debemos dar gracias a Dios por su gracia y su bondad, pero también alejarnos de todo lo que nos separa de El y fortalecer todo lo que nos aproxima a El.
  • Debemos dedicarnos de todo corazón a una vida de santidad y servicio al reino de Dios, pidiéndole que se cumplan todos sus propósitos para nuestras vidas.

Epílogo: ¿Es Sansón un tipo de Cristo?

Algunos comentaristas afirman que por las varias analogías que perciben entre Sansón y Jesús que se le debe considerar como un tipo del Señor Jesucristo.

El nacimiento de Sansón fue anunciado por el Señor a su madre. Fue dedicado a una vida de santidad y servicio. Al morir logró su mayor victoria. Se le menciona en Hebreos 11:32 entre los héroes de la fe. Todo esto se pone en evidencia para afirmar que se debe pensar en Sansón como una figura profética de Cristo.

Sin embargo, es necesario recordar los criterios esenciales en la hermenéutica para reconocer a las cosas que verdaderamente se pueden considerar como tipos en la Biblia. Un tipo es una persona, objeto, ceremonia, o acción del Antiguo Testamento, diseñado por Dios, que por su analogía anunciaba algo sobre el Cristo venidero, y que es identificada como tal por el Nuevo Testamento.

Por ejemplo, el cordero pascual efectivamente cumple con todos estos criterios. Fue Dios quien mandó a Moisés que las familias israelitas preparasen tal cordero. Las instrucciones divinas fueron muy específicas: que fuera macho, joven, sin mancha. Debían prepararlo como holocausto, tomando extremo cuidado de no romper ninguno de sus huesos (Exo. 12:1-14, 43-49). Todas esas cosas se cumplieron en Cristo. Juan lo confirmó al escribir, “estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo” (Juan 19:36); y Pablo también lo afirmó,Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.” (1 Corintios 5:7). El cordero pascual fue y es, un elemento profético que apunta a Cristo.

Ahora bien, Jonás es también un reconocido tipo de Cristo, a pesar de todas sus debilidades y errores. Para nada Jonás, como persona, se parece a Jesús, porque era una persona extremadamente desobediente y egoísta. Sin embargo el Nuevo Testamento nos revela que la permanencia de Jonás en el vientre del gran pez por tres días fue una señal profética de la sepultura y resurrección de Jesús (Mateo 12:40). La cualidad tipológica de Jonás consiste únicamente en algo que Dios hizo en el, y su confirmación neotestamentaria.

En el caso de Sansón, hay ciertos puntos de analogía, pero no contamos con el aval apostólico del Nuevo Testamento. No hay ningún texto que diga “Cristo salvó al mundo con su muerte, así como Sansón mató a muchos filisteos con el suyo“. Este tipo de texto simplemente no existe, y a ningún apóstol jamás se le ocurrió escribir algo de esa índole. Ningún escritor neotestamentario alguna vez comparó a Sansón con Jesús.

Por estos motivos no es correcto concebir a Sansón como un tipo de Cristo. Es mas bien, una figura trágica que nos enseña mucho con sus pecados sobre las artimañas del enemigo, y con sus triunfos sobre el poder de la asombrosa gracia de Dios.

i Younger, K. Lawson. Judges, Ruth (The NIV Application Commentary) (p. 21). Zondervan Academic. Kindle Edition.

ii Ibid, p. 291.

Jaime Mazurek B.


 
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Comentarios: 6

  1. Derlys

    Muchas gracias hno. Jim por publicar este estudio, EXCELENTE! “Muera yo a mis ambiciones egocéntricas. Muera yo a mi carnalidad que busca lo erótico y perverso. Muera yo a mi vanidad, arrogancia y orgullo. Que muera yo, y que Cristo viva en mi.” Amén!

  2. MARIA CHIRINOS

    Me gusta coleccionar la revista CONOZCA porque son excelentes sus artículos; sin embargo, me gustaría saber por qué ya no incluyen el link de descarga en pdf? gracias

    • conozca_admin

      El link de descarga PDF es para descargar las viejas ediciones impresas en su formato original y completo (1961-2002). A partir del 2002 Conozca se hizo únicamente en formato digital, online. Ahora se arman colecciones de artículos para dos o tres ediciones anuales, pero sin el formato antiguo de revista impresa.

  3. Çarmen Esther ibarrola

    Hermosa enseñanza de muchisima bendicion…!!! Gracias por compartirla..!!Dios los bendiga!!!

  4. Felipe Riveros

    Gracias por tan valioso documento, pienso que Sansón lo que hizo fue jugar con sus tentaciones, se creyó tan fuerte que pensó que era indestructible, y sus inconscientes acciones lo llevaron a la muerte, Sansón hubiera podido ser recordado como un héroe, pero sus decisiones lo hacen recordar como una figura trágica de la cual aprendemos de sus errores.

  5. Adriana Gennai

    Excelente que muera yo y que Cristo viva en mí es la oración que todos deberíamos hacer.

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