Por Samuel Farina

Hay un proverbio japonés que dice: “Más vale ver algo una vez que oírlo cien veces.” Y esta declaración tan simple encierra muchísima verdad. Según el resultado de muchas investigaciones, una persona recuerda el 10 por ciento de lo que oye, el 50 por ciento de lo que ve, el 70 por ciento de lo que dice, y el 90 por ciento de lo que hace. En su totalidad, el 85 por ciento de nuestro sentido de percepción nos viene a través de la vista.

Muchas veces los maestros de la escuela dominical hacen que las clases se conviertan en muy rutinarias, reduciéndolas a simples discursos muy poco interesantes. Hay poquísima variación de estilo y ninguna individualidad. Se lee el pasaje bíblico, se repite el texto áureo, y el maestro emprende un discurso.

Las ayudas visuales pueden agregar variedad a su enseñanza. Pueden ser la “especie” adecuada para dar gusto a una lección “insípida”.

Las ayudas visuales pueden aclarar ideas abstractas y difíciles de entender. Cuando los alumnos ven algo explicado. Las ideas confusas desaparecerán. Las posibilidades de aprendizaje se aumentan grandemente cuando se ve y escucha en forma simultánea.

Por supuesto, el maestro debe darse cuenta que las ayudas visuales no son un “curalotodo”. Son simplemente ayudas para la enseñanza. Pero usados con una lección bien preparada, pueden ser sumamente efectivas.

Pero debemos recordar algunos peligros que existen cuando usamos las ayudas visuales, los cuales nos es necesario evitar. Algunos maestros parecen pensar que las ayudas visuales constituyen la totalidad de la lección. En realidad, esto constituye un muy mal uso de material de enseñanza. En su mayor parte, las ayudas visuales deben ser usadas como material suplementario de enseñanza. No son un sustituto del estudio concienzudo. Tampoco están designadas para constituir una rápida salida del paso para el maestro mal preparado.

¿Cómo se pueden usar las ayudas visuales sacándoles el mejor provecho posible? He aquí unas pocas sugerencias prácticas:

(1) Fíjese bien que sus ayudas visuales estén correctamente relacionadas con la lección y que sean atractivas y de bonitos colores.

(2) Úsalas para apoyar otros métodos de enseñanza y no como substituto de ellos.

(3) Use ayudas que sean apropiadas para el alumno, la lección, la situación y la localidad.

(4) Prepárelas con mucha anticipación y practique usándolas antes de llevarlas a la clase.

(5) No use las ayudas visuales por simple entretenimiento. Asegúrese de que tienen un mensaje visual de conferir.

(6) Prepare sus materiales y arréglelos en la secuencia correcta para que no tenga que estar revolviendo cuando los usa.

(7) Acuérdese que las ayudas visuales no son para usar como substituto de la oración y del estudio bíblico.

El seguir estas simples sugerencias hará que el uso de las ayudas visuales sea de muchísimo valor para su ministerio de enseñanza.

Para un cambio provechoso en la enseñanza, pruebe el uso de las ayudas visuales. Usadas en forma efectiva, pueden proporcionar la diferencia entre una clase aburrida y una experiencia de aprendizaje interesante, amena y significativa.

EL VALOR DE LAS AYUDAS VISUALES

En el plano de los valores humanos, “ojo por ojo”, significa más que “diente por diente”. De todos los sentidos, la vista encabeza la lista en cuanto a importancia para el hombre. Sin tener en cuenta la ocupación, la edad, el sexo u otros factores, dependemos de la vista todos los momentos que estamos despiertos. La meta del logro en la educación, tal vez más que en la industria o el comercio, la alcanzan aquellos que aprecian y usan el sentido de la vista. Todo nuestro sistema de enseñanza y aprendizaje está basado en la vista y en la memoria visual.