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Cómo usar el método de conferencia con más eficacia

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 1980.1

¿Cuándo es apropiado el uso de la técnica de conferencia? Esta manera de enseñar puede desempeñar un papel muy útil, pero en muchas situaciones su eficacia es con frecuencia exagerada. El Dr. LeRoy Ford sugiere las condiciones siguientes para el empleo de este método:

  1. Cuando los alumnos se sienten motivados.
  2. Cuando el maestro necesita trasmitir gran cantidad de información en breve tiempo; (Si esta situación ocurre siempre en nuestra institución, el programa de estudios probablemente tiene exceso de material.)
  3. Cuando el alumno posee un nivel suficiente de experiencia, de manera que nuestras palabras tengan significado.
  4. Cuando el maestro posee la percepción excepcional de alguna cosa, o información no compartida por el grupo.
  5. Cuando el grupo es demasiado numeroso para el empleo de otros  métodos.
  6. Cuando el maestro posee las aptitudes necesarias.
  7. Cuando la meta principal no incluya el cambiar de actitudes.
  8. Cuando la intención no consiste particularmente en cambiar las ideas.

A menos que algunas de estas condiciones estén en vigor, debemos usar alguna otra técnica de enseñanza. Nuestra falta ha consistido en suponer que el método de conferencia es la forma principal o mejor de enseñanza. Tenemos la tendencia de emplearlo a menos que tengamos razones especiales para el uso de otro método. Sería mejor que alteráramos este procedimiento, y usásemos las conferencias sólo cuando existe una clara justificación para ello.

Entre otras formas de impartir información figuran: notas o apuntes escritos, libros, investigaciones en la biblioteca, discusión de grupo, cintas grabadas, libro de ejercicios, instrucción programada, películas, cinta grabada de video, artículos, proyectos de diversas clases, preparación de tablas cronológicas, dibujo de mapas, redacción de su propio bosquejo de un libro de la Biblia, proyectos de investigación por grupos, resolución de problemas, hojas impresas de estudio, excursiones, encuestas, entrevistas, demostraciones. A medida que otros recursos y paquetes de autoinstrucción son preparados gradualmente, ellos se convierten en grandes factores que ahorran el tiempo, y permiten que los conferencistas con exceso de trabajo puedan dedicar más tiempo a la enseñanza y a la ayuda personal de los alumnos. Existen ventajas educacionales en insistir en que los alumnos aprendan a participar más directamente en su propia educación, y que participen activamente en ella. Aprenden a autodisciplinarse a fin de ponerse a trabajar en proyectos de estudio individuales, y también a trabajar en grupos. El desarrollo de materiales autoeducacionales en una escuela donde residen los alumnos, tiene la ventaja adicional de que estos pueden ser fácilmente adaptados al programa de Educación Teológica por Extensión. Además, existen otras ventajas económicas importantes, al reducirse la dependencia del método de conferencia. Serán necesarias menos aulas grandes, y posiblemente menos maestros.

¿QUÉ HACER PARA QUE LAS CONFERENCIAS SEAN UNA TÉCNICA DE MEJOR INSTRUCCIÓN?

Es importante que el maestro, al dictar la conferencia, tenga fijada una meta clara. Debe tener suficiente material pertinente, seleccionado cuidadosamente. Hay que tratar el material seleccionado en orden sistemático, teniendo en cuenta una perspectiva o un énfasis particular. Algunas conferencias tratan en detalle un concepto significativo o varios puntos importantes. Otras sintetizan, comparan o evalúan ideas. De cualquier modo, es importante evitar la repetición de algo que el alumno puede encontrar en un libro. La técnica de conferencia debe adaptarse a las necesidades del alumno, a su educación y experiencia, a su dominio del idioma y a la materia en cuestión.

Limite el número de puntos a tratar. Emplee palabras sencillas y frases cortas para que la comunicación sea óptima. Presente ilustraciones y proporcione ejemplos a fin de situar las ideas abstractas en el plano de lo concreto. Enumere con suma claridad los puntos principales. Cerciórese de que las transiciones sean suaves.

Recuerde que es generalmente antipedagógico el hablar sin interrupción durante 50 o 60 minutos (a menos que su auditorio esté compuesto de alumnos de amplia preparación, muy interesados en lo que usted tiene que decir). Procure que en sus planes figuren presentaciones de carácter visual, preguntas, discusión, exámenes cortos; a fin de reforzar lo que ha dicho, y comprobar si lo han asimilado. En otras palabras, procure formularse una lección que incluya una técnica de conferencias, más bien que una sesión que solo sea una conferencia. He aquí algunas formas prácticas de mejorar el empleo del método de conferencias:

  1. Anime a los alumnos a tomar notas. Quizá sea necesario enseñarles a tomar apuntes, organizar el material, seleccionar los puntos salientes o principales, e incluir unos cuantos pensamientos e interrogantes propios,  y así sucesivamente. Al tomar apuntes, los alumnos escuchan en forma activa, y así aprenden y recuerdan más.
  2. Proporcióneles a sus alumnos ayudas para tomar mejor sus apuntes.   Por ejemplo reparta hojas con apuntes en los cuales aparecen lagunas, es decir, un bosquejo de su conferencia, dejando un número de importantes espacios en blanco para que ellos los llenen. Los alumnos tendrán que escuchar a fin de escribir acontecimientos clave, nombres, conceptos. O deles un bosquejo en el que figuren los títulos principales y subtítulos, y pídales que ellos proporcionen los detalles. Si el curso que enseña es de historia, puede proporcionarles una hoja con fechas en el margen; el      estudiante debe escribir los acontecimientos principales relacionados con      las fechas a medida que usted pronuncie la conferencia. De igual manera,      si la clase es de teología, el catedrático puede proporcionar vocablos      clave, dejando espacio suficiente para escribir las definiciones y los      ejemplos. El alumno escucha mejor cuando se lo dirige en dicha función de      escuchar.
  3. Pídales a los alumnos que redacten su propio bosquejo de la      conferencia y que lo entreguen después. Este procedimiento le permitirá al      maestro, en primer lugar, comprobar si se comunica eficazmente con los      alumnos, y en segundo lugar, si le están prestando atención.
  4. Haga una pausa con frecuencia a fin de que los alumnos piensen y      reflexionen, y completen las secciones de sus apuntes.
  5. Haga una pausa y compruebe cada punto principal, oralmente.
  6. Deténgase en un punto apropiado y pídales a los alumnos que analicen un caso o ejemplo pertinente.
  7. Haga una pausa y pídales a los alumnos que analicen brevemente y en voz baja con algún compañero algún punto importante o de controversia.
  8. Haga una pausa y formule preguntas, o presente interrogantes al grupo, para estimularlo a pensar.
  9. Pídales a los alumnos periódicamente que hagan un resumen de algo o que expliquen lo que usted acaba de decir, en sus propias palabras. Llame a cualquier estudiante por su nombre, formulando primero la pregunta y luego nombrando al alumno, a fin de que todos escuchen y estén preparados.
  10. Tome un corto preexamen, a fin de comprobar cuánto saben los alumnos de la materia. Luego pídales que vayan corrigiendo su propio examen a medida que escuchan su conferencia. Podría terminar la clase con un postexamen. (No se necesita recoger ni calificar estos exámenes, a menos que se desee hacerlo; la meta que usted se propone es la de que los estudiantes escuchen activamente, y recuerden luego la materia dictada.)
  11. Prepare varias preguntas clave para el comienzo de la clase (escríbalas en el pizarrón).  Los alumnos hallarán las respuestas a estas preguntas escuchando la conferencia. Remítase a las preguntas al final de la clase.
  12. A ciertos intervalos durante la conferencia, pídales a los alumnos que lean en voz alta un pasaje bíblico o un párrafo del libro de texto, o involúcrelos en las respuestas a las preguntas, señalando un punto en el mapa o en un cuadro o diagrama preparado para la clase. Estas actividades tienen por objeto la participación de los alumnos.
  13. A veces base sus conferencias en preguntas o en temas sugeridos por los alumnos. Podría mantener una caja de sugerencias.
  14. Emplee materiales audiovisuales: maquetas, ilustraciones, diapositivas, representaciones, dramas cortos, mapas, historias, cintas, películas (siempre que sean apropiadas).
  15. Emplee palabras o anécdotas humorísticas, pero con mesura.
  16. Asigne deberes a individuos o grupos. De a cada uno algo específico para escuchar e informar al grupo más tarde. (La misma idea puede emplearse con películas, estudio de libros.)
  17. Haga preguntas de selección múltiple en momentos inesperados durante la conferencia. Los alumnos tienen tarjetas que dicen “sí” o “no”,   o tarjetas con números. Levantan la tarjeta correspondiente a la respuesta, desde su asiento o escritorio.
  18. Haga uso frecuente del pizarrón o del proyector, en forma imaginativa.
  19. Anime a los alumnos a formular preguntas y a discutir puntos o temas.
  20. Procure visualizar cada punto importante.
  21. Varíe las inflexiones y el tono de la voz.
  22. Procure presentar con claridad las transiciones, ya sea oral o visualmente.
  23. Ilustre sus conferencias con dibujos sencillos, de trazos elementales.
  24. Escriba su bosquejo en el pizarrón y borre cada uno de los puntos a medida que los ha tratado, o bien desarrolle el bosquejo punto por punto a medida que da la conferencia.
  25. Bosqueje su conversación empleando un diagrama con indicador      movible.
  26. Procure crear un ambiente de amistad, sin amenazas, dentro de lo que permite la cultura local. Es mejor dejar que sean los alumnos quienes que escojan sus asientos, y es con frecuencia más conveniente si el conferencista dicta su conferencia desde un asiento y no de pie detrás del atril. Emplee un tono de conversación, y si es apropiado, si la cultura lo permite, diríjase a sus alumnos empleando el nombre de pila. Siempre que le sea posible, comparta experiencias y sentimientos personales, y anime a los alumnos a que hagan lo mismo. En muchas culturas, sólo después de largo tiempo los alumnos comprenden que sus ideas y contribuciones son bien recibidas y apreciadas, y que no es necesario considerar al maestro como una especie de fuente divina de todo conocimiento. Procure establecer una confianza y respeto mutuos, y esa clase de ambiente en el cual el alumno se sienta libre para aportar opiniones.
  27. Hágales un corto examen, escrito u oral, al final de la conferencia. A veces quizá tome a los alumnos por sorpresa.
  28. Después de hablar por un rato, distribuya entre los alumnos una hoja de trabajo, a fin de ayudarlos a recordar, consolidar y aplicar la información aprendida.

No se presente a la clase con un atuendo raro; evite ciertos hábitos (rascarse la oreja), la presentación pobre y una manera de ser que aburre.

Patricia J. Harrison


 

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