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¿A dónde se apartó tu amado?

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 1999.2

SER FAMOSO NO es lo mismo que ser bien conocido. Tal es el caso de Salomón, hijo de David. Busquémoslo juntos.

Su madre fue amada por David, si bien fue hecha su esposa por medios no aprobados por Dios. David tuvo veinte hijos varones de diferentes esposas, sin contar concubinas. No obstante, escogió a Salomón como sucesor y lo colocó sobre el trono.

El joven Salomón experimentó una teofanía. El Señor le concedió una petición no surgida de intereses egoístas, sino de su sensación de incapacidad para ser un buen gobernante sobre el pueblo de Dios. Además de la sabiduría que necesitaría para ejercer la monarquía, Dios dio a Salomón regalos extraordinarios.

Podemos imaginar a nuestro personaje: un principito de aspecto delicado, pacífico y sensible en temperamento. Era la niña de los ojos de su madre Bet-sua o Betsabé. Según la declaración de Dios “…a éste he escogido por hijo”, 1ª Crónicas 28:6. A estas incomparables ventajas como punto de partida, se le añadieron los tres peligros que acechan para hacer tropezar al hombre, según un dicho popular: “la lana, la fama y la dama”.

Las riquezas, “lana”, no tuvieron precedente en la historia de Israel. El lujo con que se rodeó Salomón fue por el estilo de lo que hasta hoy designamos como “asiático”. La enumeración de sus fuerzas de seguridad, ministros, proyectos de gobierno, animales en pie, vehículos, metales preciosos, vajilla, flota, mercaderes, nuevos edificios públicos, nuevas ciudades, consta en los primeros once capítulos de 1º Reyes y en nueve capítulos de 2º Crónicas.

La “fama” del rey y el prestigio del reino se difundieron hacia los cuatro puntos cardinales, desde donde venían personas ávidas de ver y escuchar. Aquello se convirtió en el itinerario turístico de los más pudientes.

Los palacios del rey, de su esposa egipcia, la casa del bosque, el trono, eran construcciones de arquitectura admirable y de detalles primorosos. Lo más digno de descripción fue, sin embargo, el templo. Probablemente fuera ése el propósito principal por el cual Dios mantuvo a este rey cuarenta años sobre Israel. El templo llenaba las más altas expectativas de los israelitas, y se constituyó en su mayor orgullo nacional.

Pero las señas de un buen gobierno no son sólo el progreso material o el ascenso en la escala del prestigio internacional, sino la política interna de paz y justicia. Dios suplió tan ampliamente este anhelo de Salomón, que la fama de tan sólo uno de sus dictámenes en favor de una ramera perdura hasta hoy, más de 25 siglos después. Así, su renombre se debió no sólo al lujo y las manifestaciones artísticas, sino al orden público, al trato hacia los súbditos, a las sorprendentes respuestas de Salomón y a sus composiciones escritas.

La sabiduría y el discernimiento de Salomón fueron dones otorgados por Dios, y fueron extraordinarios. Los conocimientos científicos de Salomón superaron a los caldeos, a los egipcios y a los epistemólogos griegos. Además de haberse interesado en todo el mundo creado, sondeó también la naturaleza humana. Esto último no era común en oriente. Notemos cómo habló en Proverbios con las palabras de una madre. Escuchemos los matices tan delicados, propios de las diferencias psíquicas entre los sexos en Cantar de Cantares. Observemos cómo cavila el anciano Koheleth del libro Eclesiastés.

El talento literario de Salomón también le fue conferido por Dios. Por eso se recopilaron muchas de sus composiciones como Escritura divinamente inspirada. Lamentamos que mucho de su trabajo se encuentre perdido, ya que el total de sus versos llegó a mil cinco, y la suma de proverbios arrojó tres mil, según 1º Reyes 4:32.

No es tan fácil a la luz de las modas actuales, disfrutar de la poesía antigua. Tenemos que entender que en la antigüedad la poesía se consideraba con la manera de mayor fuerza para declarar la verdad. En la cultura hebrea, usar juegos intelectuales era una alta expresión de la verdad. (Ver Wisdom in Israel por Gerhard von Rad, 1972).

Algunas formas estilísticas usuales en oriente fueron elaboradas también por Salomón. Una era tomar la postura de un maestro frente a sus alumnos. Encontramos exhortaciones como: Recibid mi enseñanza, Proverbios 8:10 y hallamos repetidas veces el llamado inicial oye, hijo mío.

Aparecen las típicas preguntas, como de un examinador que evalúa el desarrollo de la inteligencia. ¿Quién ató las aguas en un paño?, Proverbios 30:4. Y se incluyen acertijos, por ejemplo ¿Para quién será el ay?, Proverbios 23:29.

Además de las exhortaciones y preguntas, a veces figuran diálogos entablados con un interlocutor no mencionado. Un ejemplo: No digas: Yo me vengaré… Proverbios 20:22.

También tienen un matiz didáctico las enumeraciones por el estilo de Proverbios 30. Allí se desarrollan varios de estos juegos en las secciones siguientes: versículos 7-9; 11-14; 15-16; 18-19; 21-23; 24-28; 29-31.

Otros recursos existentes en la antigüedad a las que dio brillo la pluma de Salomón fueron las personificaciones, muchas veces con apariencia autobiográfica. Ejemplo conocido es la Sabiduría, Proverbios 1, del 20 en adelante. También gustaban de las alegorías, como la de la ancianidad en Eclesiastés 12:2-7. Parte de la moda literaria incluía epitalamios, dulces cantares de esposos recién casados. Y sobre todo impresionaron a sus contemporáneos las máximas o adagios, que afortunadamente coleccionaban. Conocemos de memoria muestras de estos en Proverbios.

David fue el alma a solas con Dios, el que vuelca espontáneamente todo su corazón en palabras o himnos. Salomón reunió en su don literario lo reflexivo y lo discursivo, brillando en la forma culta oriental. Su esmero por el estilo hace que sus estrofas nos parezcan menos líricas que las de su padre, pero más concienzudas, lo cual es característico de la fuerza del pensamiento.

Los distintos e ingeniosos tipos de paralelismo versificado que usó Salomón en los proverbios nos deleitan hasta hoy. Encierran en sus cadenciosas estrofas conceptos como ninguno: claros, veraces, profundos, sensatos y sabios, todo lo cual los hace perdurables e inagotables.

En el contenido general de los pensamientos de Salomón percibimos un ser amante de la paz entre los hombres. Su nombre, determinado proféticamente, fue “pacífico”. Lo que presenció en su niñez fue un reino enfermo de intrigas, envidias, traiciones y conflictos sangrientos que habrán contribuido a forjar en el alma del príncipe un sueño de tranquilidad y armonía. Su interés por la naturaleza, la investigación y la poesía se unieron a una prosperidad tal como para hacer posible ese anhelo de paz.

Para evitar agresiones bélicas por parte de otras potencias vecinas, Salomón tomaba esposas de países no hebreos, afianzando así su amistad con diversos reyes. La reina de Sabá elogió al rey por la dignidad con que eran tratados los sirvientes, los oficiales y hasta las esposas de Salomón, según algunos manuscritos en 1º Reyes 10:8. Evidentemente su corazón era cálido hacia todos, o, en términos hebreos, era “ancho”. …sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar, 1º Reyes 4:29.

A estas alturas de la historia del pueblo de Dios, no encontramos censuras hacia la poligamia, aunque Moisés en sus instrucciones acerca de un rey había advertido: Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe, Deuteronomio 17:17. David tuvo una cantidad más que suficiente de esposas y concubinas. Fue la tolerancia de Salomón hacia el paganismo de las mujeres que componían ese heterogéneo harén lo que marcó su derrota espiritual.

Ese don de sabiduría y prudencia en el trato interpersonal no puede tomar el lugar de la libertad de conciencia, de la consagración voluntaria a Dios. Son dos cosas distintas. En el trato con Dios, Salomón manifestó a la postre la mayor de las necedades: apartar su corazón del Dios de su juventud, quebrantar la palabra que le había empeñado en la dedicación del templo, cuando fijó como objetivo que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro, 1º Reyes 8:60. Su afán por complacer a todos le tendió una trampa fatal.

Mujeres peligrosas encontramos en muchas historias bíblicas, personajes de triste fama por seguir el camino de Eva. Las sofisticadas princesas que componían el harén de Salomón, sin embargo, no son las que reciben la reprobación de Dios, sino el esposo demasiado blando a los pedidos de aquellas paganas. Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado… 1º Reyes 11:9. Y sucedió lo que él había querido evitar: perder la sucesión al trono, la unidad del reino y la paz con los vecinos, porque se levantó contra él un príncipe de Edom.

No fue causa de su ruina el amor a las riquezas, no lo fue la fama que suele hundirnos en la soberbia, fue la “dama”. Y las mujeres piadosas cantarían con dolor los versos del Cantar de Cantares: ¿A dónde se apartó tu amado, y lo buscaremos contigo?

Espero que algún día se encuentren los libros perdidos del profeta Natán, de Ahías y de Iddo para conocer mejor al gran Salomón. Espero que su corazón haya regresado al Dios que lo tomó por hijo. Por ahora, dejemos su alma a cargo de Dios y busquemos a este sabio excepcional, escogido, favorecido por Dios, por los vestigios de los dones que Él le dio para bien de su pueblo en lo que escribió para nuestra edificación. XXX

 

Pablo Kazim Gury


 
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1 Comentario  comments 

Una respuesta

  1. Luisa Acuña

    Exelente! Que bendicion poder leer algo tan bien narrado y de tanta enseñanza espiritual.Bendiciones!

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