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Las iglesias necesitan que escribamos su historia

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 1989.1

Por Davis C. Woolley

 

 

¿Qué edad necesita tener una iglesia antes que se escriba su historia? Cada iglesia responde a esta pregunta de una manera distinta. Por ejemplo, una iglesia celebró su primer aniversario de fundada haciendo que se escribiera su historia hasta ese momento. Nuevamente, cuando cumplió cinco años, hizo que se escribiera otra historia. Estos bosquejos históricos han sido conservados, y la historia escrita de esta iglesia, que tiene ya 40 años, está a disposición de todos. Se han conservado bosquejos anuales, bosquejos hechos cada cinco años y bosquejos que comprenden 25 años. Esto ha servido para que se publiquen varias presentaciones bastante completas de la historia de esa iglesia.

 

  1. La historia de las iglesias es importante.

Nadie puede comprender bien a su iglesia local mientras no conozca algo de su historia. Una iglesia que se acepte a sí misma y acepte su propia historia tendrá muchas posibilidades más de progresar y de alcanzar sus metas que otra que se esfuerce por esconder parte de su historia, o se niegue a reconocer las debilidades y los fracasos del pasado. Por tanto, es importante que se escriba una historia para que los miembros que no han estado en la iglesia desde el principio sepan algo de las dificultades con que se ha enfrentado, los obstáculos que ha superado y las victorias que ha logrado. Esto capacita al nuevo miembro para sentir aprecio por la iglesia de la que forma parte. Les da a los miembros más antiguos, que han recibido a los nuevos en su fraternidad, la seguridad también de que los recién llegados se han unido a la labor de su iglesia con cierta comprensión de las experiencias pasadas. La historia escrita permite, además, que los miembros comprendan por qué su iglesia no ha progresado en algunos aspectos, o ha fracasado en algunos puntos. De esta forma, estarán advertidos con respecto a los peligros y los errores del pasado, y los podrán evitar al hacer planes para el futuro. La historia es importante, y vale la pena también que los miembros comprendan la historia de su iglesia y de la forma en que se ha ido desarrollando su programa de actividades.

 

  1. Cuatro clases de historia.

Con respecto a las iglesias, se pueden identificar cuatro clases de historias.

    1. La historia oral.

Cada iglesia tiene su historia, aunque no todas tengan una historia escrita. Antes que haya una historia escrita, siempre se desarrolla cierta historia oral, formada por un conjunto de relatos acerca de los acontecimientos y las actividades del pasado, lo cual ha ido pasando de una persona a otra, aunque nunca se haya escrito en forma de registro histórico. Los relatos acerca de los acontecimientos interesantes dentro de la historia de la iglesia suelen pasar de una generación a la siguiente. Así, es posible que uno de los miembros más antiguos diga: “Recuerdo que mi padre me contó algo que sucedió en la iglesia cuando él era joven.” En esta ocasión da a conocer parte de la historia oral de su iglesia. Esta información debe ser puesta por escrito.

La historia oral no es siempre digna de confianza, porque las personas tienen cierta tendencia a hacer que las anécdotas del pasado crezcan cada vez que se vuelvan a contar, de manera que queden agrandadas y embellecidas con detalles que no es posible demostrar con documentos. A pesar de esto, la historia oral conserva con mucha frecuencia unas experiencias del pasado que se deberían escribir y analizar con sentido crítico, a fin de descubrir el germen de verdad que pueda haber en el relato que ha llegado hasta el presente. Por tanto, el comité de historia debería dedicarse a la tarea de grabar en cinta entrevistas con los miembros más antiguos de la iglesia. De esta forma, los informes orales que graben se convertirán en una parte de los archivos permanentes de la iglesia.

    1. La historia en imágenes

La mayoría de las iglesias tienen también una historia en imágenes. Tal vez no se trate de un conjunto de fotografías organizadas con el propósito expreso de presentar la historia de la iglesia, pero existen fotografías de edificios, personas, actividades y acontecimientos relacionados con ella. Estas fotografías generalmente están en manos de los miembros de la iglesia. Pudiera ser que ellos mismos las hayan tomado, las hayan comprado, o formen parte de alguna colección familiar. Estas fotografías relacionadas con la iglesia se deben reunir, identificar y guardar en un lugar seguro. Si una familia no quiere desprenderse de su colección de fotografías, la iglesia puede mandar a sacar duplicados para añadirlos a su colección de fotografías. La historia en imágenes tiene el valor de todo lo gráfico. Un proverbio chino afirma: “Una imagen vale más que mil palabras.” Ninguna historia es realmente todo lo que debería ser, a menos que contenga algunas fotografías, sobre todo de los edificios, los pastores, los diáconos y los grupos especiales con sus dirigentes. Se debe conservar la historia gráfica de la iglesia con gran cuidado, y de manera permanente.

    1. La historia archivada.

Todas las iglesias tienen una historia archivada. Las actas de las reuniones de negocios que se han guardado son una fuente primaria de materiales. Con frecuencia, los archivos no presentan toda la historia, o bien no se han conservado los documentos que se han escrito. Por tanto, la información que aparece en los archivos, aunque sea muy importante, es incompleta e insuficiente para dar a conocer toda la historia de la iglesia. Debe existir un comité de historia de la iglesia local, que anime al mejor mantenimiento posible de sus archivos. No sólo se deben conservar las actas, sino también el resto del material, como boletines, circulares, materiales de publicidad, actas de las reuniones de diáconos, archivos de la escuela dominical y actas del cuerpo oficial de la iglesia. Es necesario alentar y dar sugerencias acerca de estos archivos, para que sean escritos con exactitud y detalle. Entonces estarán a la disposición de quien desee escribir la historia de esa iglesia.

    1. La historia escrita.

La historia escrita de una iglesia es un recuento de las actividades de esa iglesia desde el principio hasta el presente. Lucas, al escribir su evangelio, nos dice que se dispuso a escribir “por orden” las cosas relacionadas con Jesús. Una historia bien escrita es un recuento ordenado de las actividades que han formado parte de la historia oral, la historia gráfica y los materiales históricos procedentes de los archivos.

Muchas veces habrá quien diga: “La historia demuestra que este ha sido nuestro año mejor.” ¿Será cierto? La historia no puede hablar de los logros, a menos que alguien los escriba, los fotografíe, o cuente la anécdota para que quede grabada. A menos que se ponga por escrito esta información, los excelentes logros del año pasado se perderán para la historia. Las iglesias han sido maravillosas en cuanto a hacer historia, pero no lo han sido tanto en cuanto a la labor de conservar y escribir esa historia. Con este artículo se pretende ayudar a las iglesias y a otras organizaciones cristianas a escribir más historias y ponerlas a disposición del público. Estos relatos pueden inspirar a los demás y ayudar a los creyentes del futuro a evitar los errores de los que vivieron antes que ellos.

 

  1. La historia escrita no tiene sustituto

Es fácil comprender que no hay un verdadero sustituto para una historia escrita de una iglesia, tanto si tiene diez años, como si tiene veinte, o cien. Debe haber una historia escrita, una recolección de todos los fragmentos de historia oral, historia gráfica e historia en documentos, que sea una presentación de la forma en que Dios se ha relacionado con los suyos, específicamente dentro de ese cuerpo de creyentes.

No hay nada que pueda ocupar el lugar de esa declaración formal llamada bosquejo histórico, o historia de una iglesia. Es el recuento de la forma en que ha ido caminando el pueblo de Dios. Cualquiera que sea el nombre que se le dé, la debemos escribir y conservar para los que vendrán después de nosotros. Una advertencia: en realidad, no es escribir historia limitarse a hacer una crónica de sucesos al final del año y añadirla a las crónicas de los años anteriores. Probablemente resulte de esto una lista cronológica completa de las cosas que han pasado dentro de la iglesia, pero una historia trata de evaluar y presentar, no sólo de manera ordenada, sino también de acuerdo a su importancia, las actividades, los logros, los fracasos y las bendiciones de esta parte del pueblo de Dios a lo largo de un período determinado.

 

  1. La responsabilidad del presente.

La próxima generación no puede cumplir con las responsabilidades de la presente. Sólo esta generación puede ser fiel a esa obligación de mayordomía que consiste en conservar sus propios tiempos y dar un informe acerca de ellos. Es posible que en el pasado hubiera quienes no cumplieran como es debido con estas responsabilidades, y que esta generación se haya visto empobrecida por haberse omitido algunos puntos de importancia en el registro histórico. Las generaciones del futuro mirarán a los que escriban la historia de hoy y se levantarán para llamarlos bienaventurados si han sido fieles en su labor de mayordomía de conservar y escribir la historia. En cambio, también es posible que esas mismas generaciones futuras miren al pasado y se pregunten con asombro y desilusión por qué no se hizo en esta generación una labor mejor y una contribución mayor a la recopilación de documentos escritos.

En el presente, muchos creyentes están conscientes de su historia y valoran su herencia. De hecho, son muchos los que tienen un gran deseo de saber más acerca de su historia y están dispuestos a hacer su contribución en la preparación de documentos históricos y libros de historia. Usted y su iglesia local tienen la oportunidad de dedicarse a la labor de escribir una parte de la historia de la Iglesia. Es posible que usted, aunque en estos momentos sea la única persona de su iglesia interesada en esta actividad, sea una figura clave en despertar en ella el interés por su historia, y Dios lo utilice para suscitar entusiasmo por escribirla.

 

 

Capítulo 1 del libro Guide for Writing the History of a Church (Guía para redactar la historia de una iglesia), por Davis C. Wooley. Registrado 1969, Broadman Press. Todos los derechos reservados. Usado con el permiso de la casa editora.

 

 

Davis Woolley


 

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