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La debacle de las profecías de la prosperidad

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 2020.3

Por Jorge Canto

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La Escritura es un libro pleno. Hay algo en ella tan vivo que pareciera que cada día es un documento nuevo, sin embargo, sus ya milenios de sabiduría demuestran una complejidad tan maravillosa que pasma al buscador sincero de la verdad.

Uno puede hallar en ella tesoros nuevos y viejos. Aún textos, otrora sin gran sentido para uno, se vuelven poderosos a la luz de una nueva experiencia o necesidad. Quizá un texto bíblico que para alguien es irrelevante se vuelve vital para otro, e incluso, cuando las circunstancias se dan, encontramos un texto “nuevo” en una adusta lectura rutinaria. A este fenómeno le llamo “efecto calidoscópico” de la Biblia, es decir, ella brilla diferente para cada persona del mundo, para cada circunstancia de la vida, para cada momento histórico para la humanidad.

Por otro lado, de vez en vez, algún despistado pretende ver en ella sus propios deseos, algo que no tendría mayor problema si esos deseos fueran nobles. El problema es que muchos tiranos, abusivos, mentirosos y mentecatos tratan de imponer en la Palabra sus extraviadas ideas y extraer toda clase de doctrinas variopintas. Incluso, hasta contrarias a la Biblia misma.

Una de tantas doctrinas que llegaron a ser demasiado populares fue precisamente la “doctrina de la prosperidad”. Rápidamente este modelo occidental de presentar la vida cristiana tomó arraigo en personas tanto famosas como anónimas. Lo curioso de este formato es que enseña que cada creyente debería ser rico, famoso, gobernar a las naciones y ser el padre espiritual de todos. Entre mayor influencia tuviera el líder mayor era su “relación con Dios”, es decir, si eras más rico cada día eso demostraba que estabas más cerca del Señor.

para la teología de la prosperidad el aspecto de la riqueza o pobreza, se marca en términos de causa y efecto. El nivel de prosperidad de un creyente, de un ministro, una congregación o una organización cristiana refleja tanto la intensidad de su fe como el grado de aprobación del Señor…y el grado de miseria de otro marca la desobediencia y la maldición y por supuesto la desaprobación divina.1

Para validar estas doctrinas muchos predicadores de la prosperidad buscan apoyarse en su unción y en profecías muy acordes a sus doctrinas. Respecto a la unción ningún pentecostal jamás hablaría en contra de tenerla, es buena y saludable en su lugar correcto, pero como dice Eclesiastés 7:1a: Mejor es la buena fama que el buen ungüento…, o quizá deberíamos decir: “es mejor el buen testimonio que la unción sola.”

Uno de los llamados apóstoles de la prosperidad contemporáneos ha dado varias profecías que no se han cumplido. Entre ellas está la de hacer retroceder el Coronavirus y de atarlo territorialmente.2 Por si fuera poco, hasta se proferizó que para el 2020 habría prosperidad y salud para todos.3 Lamentablemente este vaticinio no se cumplió y él mismo supuesto apóstol tuvo que cerrar sus actividades presenciales en la iglesia que lidera.

Otro famoso tele evangelista de la prosperidad, que al final renunció a esta doctrina, quedó indeleblemente humillado pues en su momento tuvo que hasta pedir una colecta para pagar su famoso avión particular,4 todo se le vino abajo y muchos pudieron constatar que la prosperidad material, la fama y popularidad poco tiene que ver con la Palabra.

Los predicadores de la Prosperidad, a menudo, dan profecías que les convienen a ellos como persona y que agradan al oído del “creyente”. Casi nunca se les escucha hablar del infierno ni de las consecuencias del pecado.

Cual modernos Lisias, del libro de Hechos, las personas de hoy no quieren oír hablar de estos temas de responsabilidad personal y del juicio de Dios y cierran su corazón al mensaje verdadero: Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré (Hch 24:25).

Quizá por ello, en esta falta de honestidad al enseñar la verdad bíblica, muchos de los predicadores de Prosperidad son presos de sus propios deleites y terminan en escandalosos pecados que los derriban por tierra. Algunos, humildemente, logran levantarse admitiendo sus yerros tal cual manda la Palabra de Dios y enseñan una lección de gran valor para el mundo de hoy, como lo fue el caso del tele-evangelista de la prosperidad Jim Bakker:

En una entrevista con la revista Charisma, apenas salió de la cárcel, Bakker admitió que había edificado una torre de Babel estilo 1980 para forjarse un nombre para sí mismo. Su torre de Babel era un negocio multimillonario que por entonces tenía una nómina de sueldos de treinta millones de dólares estadounidenses y más de 2200 empleados. Luego de aquella época Bakker ha procedido al arrepentimiento y ha pedido perdón por el escándalo de PTL. Lejos de lo que solía ser, Bakker, que ha escrito un libro de 647 páginas titulado I Was Wrong, ahora enseña acerca del sacrificio y el costo del discipulado.5

La debacle de esta falsa doctrina llena las vitrinas del Diablo, quien seguramente se jactará a carcajadas de ello. Sin embargo, y pese a la abundancia del fracaso de toda esta mentira cada día se suman algunos ministros a tomar esta desviada enseñanza seducidos por los millones de dólares que pretenden atesorar para sí mismos.

Volviendo a ejemplos de la Biblia, Sansón, un hombre de servicio completo a Dios (era nazareo) con unción poderosa pero con mal testimonio y cero doctrina llegó a probar lo que es la debacle en su perspectiva del futuro, pues alejándose más y más de los preceptos del Señor creyó que su sola fuerza (su unción) era suficiente. Desgraciadamente, como en todos los casos, pasar por alto la obediencia y sumisión a la Palabra trae ceguera espiritual, que en el caso de Sansón se tradujo también en ceguera física.

Sansón era hebreo, circuncidado, pero coqueteaba con sus pasiones. Sus amigos eran filisteos, sus novias filisteas, sus visitas a los “antros” de Gaza de Filistea para estar con amantes filisteas eran cotidianas y sus pleitos callejeros y familiares eran con filisteos. Si caminas como pato, tienes plumas de pato y graznas como pato, eres pato. Sansón era hebreo por fuera, pero filisteo por dentro. Quizá en la mente de esté juez había suficiente argumento para utilizar su unción y dones a su favor, de esta manera tan carnal, pero ninguna era apegada a la Toráh. De igual manera que hoy, los nuevos llamados “apóstoles de la prosperidad” tendrán sus propios textos para tratar de darle validez a sus doctrinas, así que si aman al mundo, caminan como el mundo, hablan como el mundo, no son de Cristo, son del mundo.

Cientos de profecías, quizá miles, surgen en los labios de los que favorecen la prosperidad antes de iniciar un año nuevo o un flamante proyecto. Los vaticinios siempre son halagadores y el conglomerado humano que se apiña a sus redes sociales o “cobertura” celebran cada palabra. Pero algo sucedió en el fatídico año 2020, todas esas profecías poderosas se estrellaron contra el muro de la realidad.

Quizá un cristiano verdadero piense que esta fatalidad haría que muchos de los pseudo profetas de hoy tuvieran un atisbo de humildad y se postraran a reconocer que sus veredictos fueron falsos. Errado quizá fueron impulsados por la popularidad, ignorancia o la ola de la pléyade de videntes anhelantes de riquezas, despistados por sus deseos. Sin embargo no ha sucedido así. Lo que ha surgido de esos púlpitos de oro han sido reticencia hacia la verdad y hasta amenazas ante sus detractores. Lo curioso es que sigue habiendo gente que los defiende. En lugar de abrir los ojos parecen cerrarlos más, y si antes los seguían con admiración ahora lo harán con veneración.

No es nuevo el fenómeno de predicar prosperidad. La Palabra enseña que los reyes del Antiguo Testamento amaban a este tipo de videntes, los que les profetizaban riquezas y que no acusaran sus pecados: El rey de Israel respondió a Josafat: Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal. Y Josafat dijo: No hable el rey así. (1 Reyes 22:8).

A nadie le gusta que le digan sus verdades, menos a un rey engreído. De hecho, el texto menciona el tipo de falsas profecías que toda una nube de profetas le daba al rey de Norte, Acab: Entonces el rey de Israel reunió a cuatrocientos profetas, y les preguntó: ¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o me estaré quieto? Y ellos dijeron: Sube, porque Dios los entregará en mano del rey. (2 Crónicas 18:5) ¡Cuatrocientos predicadores en nombre de Dios afirmaban que el rey Acab fuera a la batalla, y que iba a ganar!

Entre estos falsos oráculos mismos competían para granjearse el favor real, incluso, llegaban al ridículo de disfrazarse y hacer todo un espectáculo circense: Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho cuernos de hierro, y decía: Así ha dicho Jehová: Con estos acornearás a los sirios hasta destruirlos por completo. De esta manera profetizaban también todos los profetas, diciendo: Sube contra Ramot de Galaad, y serás prosperado; porque Jehová la entregará en mano del rey. (2 Crónicas 18:10-11).

Al igual que hoy, la parafernalia es importante a la hora de profetizar prosperidad. Si un vidente muy famoso y admirado brinca, los demás profetas brincarán también. Si un Quenaana toma unos cuernos de hierro, los otros profetas mandan comprar su cuernos de hierro y se arma la corrida de toros más profética de todos los tiempos. De verdad que la imitación profética no es nueva, la misma Biblia lo señala: Por lo tanto —dice el SEÑOR—, estoy en contra de estos profetas que se roban mensajes el uno al otro y alegan que provienen de mí. Jeremías 23:30. (NTV). Ni en esto son originales, videntes que ven lo que está de moda y siguen la línea, lo que el rey quiera oír eso se profetizaba, lo que la gente quiere oír hoy, eso se profetiza.

Siempre existen gente que de verdad está apegada a la Palabra. Su unción es poderosa pero domesticada por la doctrina bíblica. Llevan un buen testimonio para con el Señor y por lo que se puede ver, luchan contra la corriente. En el caso del rey Acab él se rodeaba y financiaba los ministerios de 400 profetas, todos homologando profecías e inventando nuevos malabares circenses para que el rey se sintiera aprobado por Dios. Entre más lejos esté un hombre del Señor más profetas de prosperidad necesitará que le digan que es un hombre bueno.

En lugar de ello, el que el Señor aprueba no necesita a nadie, el Todopoderoso lo aprueba, es todo. Pero para la “desgracia” de Acab tenía Israel a un verdadero profeta de Dios. Uno entre cuatrocientos que desafiaba a su entorno. Era radical, no por ser él un fenómeno, sino que el contraste lo ponía así pues su alrededor estaba plagado de pecado.

Esto es verdad. Un hombre santo entre cien santos quizá no se distinga mucho. Un hombre santo entre cuatrocientos pecadores resalta como la luna llena en la noche. Se ve radical por la extrema polarización del pecado. Y así era el impopular Micaías hijo de Imla. El mismo rey lo odiaba (1 Reyes 22:8) porque no le profetizaba como los demás, “porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal.” “Bien” para Acab era que le dijeran lo que quería oír, “mal” para Acab era que le dijeran la verdad, la Palabra de Dios. Nada diferente a este contemporáneo mundo acomodaticio.

¿Qué era agradable a los oídos de un rey? Pues lo mismo que a los oídos de los modernos cristianos tipo Laodicea que llenan los templos de hoy: la doctrina de la prosperidad:

Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro, y dijo: Así ha dicho Jehová: Con éstos acornearás a los sirios hasta acabarlos. Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo: Sube a Ramot de Galaad, y serás prosperado; porque Jehová la entregará en mano del rey. (1 Reyes 22:11-12).

 

El siervo de Dios Micaías pensaba diferente. Él habría de decir lo que Jehová quería que dijera, aunque esto no fuera agradable a su majestad Acab. Esto equivaldría a ser impopular, a no ser invitado a los congresos internacionales, a no comer en la mesa del rey, a no recibir estipendios reales en plata y oro, a ser pobre, a no pertenecer al gremio de profetas de Israel, a ser odiado por el mismo rey, a tener la vida pendiendo de un hilo; pero eso sí, a ser respaldado por Dios.

Había en la corte de Acab gente que respetaba al impopular Micaías. Un oficial del rey, alguien que miraba el real rostro todos los días y cuidaba de la protección de su majestad. Este importante hombre sí respetaba al profeta Micaías, pues mucha gente, en su corazón, sabe quién tiene la Palabra y quién no, y respeta a esos aparente radicales que renuncian a su comodidad antes de agradar al hombre. El oficial suplicó a Micaías homologar su mensaje al de la prosperidad: Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le habló diciendo: He aquí que las palabras de los profetas a una voz anuncian al rey cosas buenas; sea ahora tu palabra conforme a la palabra de alguno de ellos, y anuncia también buen éxito. (1 Reyes 22:13).

Nuestros jóvenes ministros que hoy forman su criterio tendrán ante sí una disyuntiva en sus corazones: ¿hablarán lo que está de moda o denunciarán el pecado con honestidad? Lo primero les garantizaría éxito casi de inmediato. Los foros mundiales y de redes sociales se llenarán de seguidores. Siempre tendrán la opción de inventarse primero que nadie unos cuernos de hierro y ser imitado por otros rápidamente haciendo así su “red” debajo de ellos. El día que no se les ocurra alguna revelación nueva como “cuernos de hierro” siempre tendrán a su disposición las redes sociales y copiar a su vez alguna nueva revelación profética, tal como estos profetas de Acab.

Lo segundo, es decir, predicar contra el pecado les podrá cerrar muchas puertas, irán de poco en poco, a contracorriente. Los famosos y la gente les criticará en las redes y quizá desearán el fracaso de estos verdaderos predicadores. Pero habrá gente a lado de los malos reyes que admirarán su carácter, y quiéralo o no, tarde o temprano, los solitarios e impopulares micaías de hoy serán llamados ante los príncipes a dar su opinión, pues de entre miles de fantasiosos y falsos videntes están los verdaderos que sí tienen la auténtica palabra de Dios en sus labios.

Según Philip E. Tetlock, quien no tiene nada que ver con la teología pero sí con análisis del futuro de los negocios, investigó 82,361 predicciones de analistas sobre lo que vendría en el porvenir de los negocios (los “profetas” de la economía mundial) y encontró un dato interesante:

¿Qué tal lo hicieron los expertos? Decir que peor de lo esperado, es quedarse corto. Hasta los mejores analistas lo hicieron peor de lo que Tetlock llama: <<burdo algoritmo de extrapolación>>, un simple cálculo que toma las razones base y presupone que las tendencias de los últimos años continuarán (por ejemplo, predecir que una economía que ha crecido a un promedio de 2.8% durante los últimos tres años continuará creciendo al 2.8%.6

 

¿Algún parecido con las buenas profecías de prosperidad para el 2020? Es muy coincidente, es sorprendente que tantos predicadores de esta fe habían anunciado que el 2020 sería el año de mayor éxito económico para ellos y su seguidores, puesto que el 2018, 2019 habían sido así. Por lo tanto en las redes sociales y páginas oficiales de esos falsos apóstoles todavía se pueden ver las predicaciones, profecías y vaticinios de éxito y prosperidad. Todo, en ese sentido, se vino abajo, pues muchos han sufrido en su economía de manera lacerante, muy alejado de tantos “cuernos de hierro” que les infundieron falsas esperanzas.

En el libro Decídete de los hermanos Head sale otro dato muy interesante. Los investigadores encontraron algo que llamaron “sesgo de confirmación” que no es otra cosa que cuando la gente tienen la posibilidad de recopilar información del mundo, es más probable que seleccione información que apoye sus actitudes, creencias y acciones preexistentes.7 Acab, antes de salir a batalla, convocó a tantos profetas falsos como pudo. Se aseguró de que ellos se llamen así mismos “profetas de Jehová” aunque todos sabían que servían a Baal, pues oraban a Baal, caminaban como Baal, profetizaban como de Baal, entonces era de Baal, no de Jehová, pero afirmaban que sus vaticinios eran de Jehová. Acab tenía el “sesgo de confirmación”, quería oír lo que quería oír, no lo que debía oír.

Hasta que alguien sensato pidió: Y dijo Josafat: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, por el cual consultemos? 1Re 22:7a. Curiosa petición del rey de Judá: Josafat. Lo que solicitaba era un “verdadero” profeta de Dios, no cuatrocientos falsos. Esto nos da una lección. Cuatrocientos profetas falsos juntos no hacen un solo hombre de Dios. Y así es que Micaías pudo profetizar la verdad, de que Acab sería derrotado. Eso le costó más odio del rey Acab (1 Reyes 22:18) y la agresión del gremio de profetas falsos que incluso le golpearon en la mejilla (2 Crónicas 18:23) pues Sedequías hijo de Quenaana lo golpeó ofendido, retando al profeta que le mostrase ¿Por qué camino se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti? (2 Crónicas 18:23), misma actitud de los falsos apóstoles de la prosperidad de hoy que amenazan con maldición a los que se les oponen.

El fiasco de la mal llamada “doctrina de la prosperidad” se expone día a día, especialmente en este 2020. Uno podría esperarse que mucha gente se diera cuenta y regresara a casa, a sus propios pastores que humildemente les decían la verdad, aunque esta verdad doliera, pero la historia demuestra que muchísimos se mantendrán siguiendo a estos falsos videntes modernos, pues subidos todos en la balsa llena de hoyos de la soberbia, prefieren hacerse cuernos de hierro a tener un corazón de carne, y tal como el malogrado Acab en el campo de batalla, la debacle está ya escrita en su futuro, pudiendo cambiar ese final con arrepentimiento.

1 Orlando Herrera Pinzón, La Teología de la Prosperidad, http://conozca.org/?p=1950, última consulta 14 de septiembre de 2020

2 https://www.facebook.com/149876501694908/posts/3438751596140699/, última recuperación 19 de septiembre de 2020

3 Expectativa para el 2020, minuto 20, https://www.youtube.com/watch?v=aMb_qIGqGPY&t=213s, última consulta 19 de septiembre del 2020.

4 Stoyan Zaimov, abril 23, 2013, Benny Hinn Asks Followers for $2.5 Million to Get Out of Debt https://www.christianpost.com/news/benny-hinn-asks-followers-for-2-5-million-to-get-out-of-debt.html, última recuperación 19 de septiembre de 2020.

5 Movimiento de Lausana, 30 Mar 2014-03 Apr 2014, El evangelio de la prosperidad: una crítica sobre cómo se utiliza la Biblia, https://www.lausanne.org/es/contenido/el-evangelio-de-la-prosperidad-una-critica-sobre-como-se-utiliza-la-biblia#_ftn42, última recuperación 28 de septiembre de 2020.

6 Dan Head & Chip Head, Decídete (Ciudad de México, Ed. Paidós, 2004), 164.

7 Ibíd, 25.

Jorge Canto


 

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