Por Daniel Rojas
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Hay dos frases, que desde que las oí por primera vez, me marcaron profundamente. La primera es del padre de las misiones modernas, William Carey, quien transformó una nación con su trabajo misionero. Dijo lo siguiente para alentar a los creyentes a confiar en Dios para realizar obras significativas y a estar dispuestos a emprender grandes esfuerzos en el servicio de Dios: “Esperad grandes cosas de Dios. Emprended grandes cosas por Dios.”
La segunda frase fue de otro misionero de los 1800, David Livingston. El fue un famoso misionero y explorador escocés que desempeñó un papel crucial en la exploración y evangelización del continente africano y la lucha contra la trata de esclavos. En una ocasión dijo: “¿Quieren saber qué fue lo que me sostuvo en medio de el desgate, las dificultades y la soledad de mi exilio? Fue la promesa de Cristo, ‘He aquí, yo estoy con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo’. Por esas palabras, lo he apostado todo, y nunca me han fallado. Jamás he estado solo.”
Estas palabras de grandes hombres de las misiones han sido el motor que en lo personal me han desafiado; ¿Cómo puedo yo ser parte de las misiones? ¿Cómo puedo apoyar misiones si la iglesia que pastoreo es pequeña en membresía? Estas preguntas y otras más resuenan fuertemente en nuestro interior y muchas veces nos desaniman a participar de esta gran bendición. Déjame compartirte mi testimonio como pastor de una iglesia con membresía pequeña (menos de cien personas), que ha asumido el desafío de ser parte de las misiones.
En primer lugar, está la oración constante por misiones. Esta es una de las cosas que mas me llamó la atención al conversar con misioneros que están en el campo, muchos de ellos en lugares cerrados al evangelio y donde sus vidas corren peligro. Uno de ellos me decía: “Danny, lo que más necesitamos es la oración de la iglesia. Es crear conciencia de la necesidad de cubrirnos en oración, crear conciencia de la necesidad de obreros y orar para que Dios levante nuevos misioneros”.
Me llamó la atención que su primera petición no fue por más recursos económicos. Su primera necesidad fue la oración. Oremos, entonces, por los misioneros que están en el campo y los nuevos misioneros que Dios va a levantar.
Como una iglesia pequeña, ¿podemos hacer esto? ¡Claro que si! Y así fue como desarrollamos tiempos de oración online por los misioneros, de lunes a viernes antes de comenzar el día. En nuestras reuniones de oración, oramos por las misiones, en nuestros cultos oramos por las misiones. ¿Podrias tú hacer la oración por las misiones una prioridad en tu vida e iglesia?
Lo segundo es aportar económicamente para misiones. Durante la pandemia uno de los desafíos mayores de no poder reunirnos presencialmente fue la parte económica. Pensé que como pastor de una membresía pequeña las finanzas serian afectadas. Pero Dios me sorprendió nuevamente. Nuestra gente de bajos recursos, gente necesitada, comenzó a dar de una manera tan generosa. Esto nos permitió ir en ayuda de aquellos que no la estaban pasando bien; pero lo mas trascendente fue que dimos un paso de fe y comenzamos a patrocinar a un misionero, y luego a otro ministerio misionero. En el momento de más incertidumbre mundial Dios nos desafió a dar un paso de fe que esperamos continuar y aumentar en el futuro.
Tener una iglesia pequeña no es excusa para no apoyar a las misiones. En 2 Corintios 8:1-4, cuando se estaba recogiendo la ofrenda para la iglesia de Jerusalén, Pablo se refiere a los hermanos de Macedonia, quienes a pesar de su mucha tribulación y profunda pobreza pidieron con ruegos poder participar y dieron aun más allá de sus fuerzas. El tener una iglesia pequeña no es excusa para no participar en misiones.
Lo tercero; durante mis años de ministerio he visto a equipos de construcción que han venido a ayudar en la edificación de nuevos templos, y también hemos recibido esas bendiciones. He conocido testimonios de hermanos que, teniendo necesidades personales, trabajaron para levantar los fondos para su viaje y para la ofrenda para la construcción. Hemos recibido visitas de iglesias grandes y de iglesias pequeñas de USA.
¿Qué tienen ellos que no tengamos nosotros? Aquí pensé en las grandes frases de los padres de las misiones: Si espero grandes cosas de Dios, ¿por qué no emprender grandes cosas por Dios?
En nuestro ministerio hemos desarrollado muchos talentos en el área de construcción: carpintería, gasfitería, electricidad, etc, ¿por qué no ponerlos al servicio de la extensión del reino de Dios? Algunos jóvenes han estudiado algunas profesiones en el área de la salud ¿Por qué no ponerlas al servicio de la extensión del reino de Dios? En nuestro ministerio tenemos un grupo artístico para eventos infantiles ¿Por qué no ponerlo al servicio de la extensión del reino de Dios? Y así, Dios puso en nuestros corazones hace varios años atrás hacer viajes misioneros nacionales e internacionales a lugares donde podemos poner estas tres áreas al servicio del reino: construcción, operativo médico y evangelismo de niños.
Nuestro primer viaje fue a Colombia en el 2019, específicamente a la localidad de Quibdó en El Chocó, la región más necesitada de esa gran nación. Nuestro segundo viaje fue a Puerto Aysén en la Patagonia chilena en febrero del 2020. El tercer viaje luego de la pandemia, fue a Vicuña, en el norte de Chile, en julio del 2023. Cada hermano se esforzó y ahorró sus propios fondos para cubrir sus pasajes, transporte local, hotel y comida.
Somos una congregación pequeña que cree en una visión grande, dada por un Dios grande. Ser parte de una congregación pequeña no es excusa para no involucrarse en la extensión del reino a través de misiones ya sea orando, dando u obedeciendo el llamado de ir.
La s palabras del Señor Jesús de Mateo 28:19 y 20 que David Livingston luego comentó y citó, las tomo para mi: “¿Quieren saber qué fue lo que me sostuvo en medio de el desgate, las dificultades y la soledad de mi exilio? Fue la promesa de Cristo, ‘He aquí, yo estoy con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo’. Por esas palabras, lo he apostado todo, y nunca me han fallado. Jamás he estado solo.”