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Definiciones y origen de la iglesia

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 2024.3

Por Nicolás Marcón

El lugar que ocupa el tema de la iglesia es prominente entre los asuntos presentados en el Nuevo Testamento, y de hecho es de lo que más se habla por estos días en congresos, capacitaciones y encuentros de crecimiento. Sin embargo, en muchos casos se ignora u omite lo que dice la Palabra acerca de la iglesia. Por ello es necesario que podamos pensar  ciertas definiciones y diferencias, además de rastrear su origen a partir de lo que se pueda encontrar en la Biblia, con la finalidad de iniciar cualquier desarrollo temático concerniente a la iglesia.

El término iglesia proviene del griego ekklesia, aparece ciento catorce veces en el Nuevo Testamento distribuido de la siguiente forma:[i]

Mateo                         3 veces

Hechos                       23

Romanos                    5

1 Corintios                 22

2 Corintios                 9

Gálatas                       3

Efesios                        9

Filipenses                   2

Colosenses                 4

1 Tesalonicenses        2

2 Tesalonicenses        2

1 Timoteo                   3

Filemón                      1

Hebreos                      2

Santiago                     1

3 Juan                         3

Apocalipsis                20

A partir del cuadro expuesto se considera que: no aparece en los libros de Marcos, Lucas, Juan 1 y 2 de Pedro. Por lo tanto, el único evangelista en utilizar el término iglesia fue Mateo en palabras de Jesús, Lucas sobresale por ser quien más utilizó ekklesia pero en el libro de los Hechos (no en su evangelio), en las epístolas se destaca Pablo y que 1 Corintios es la carta donde más la usa, seguramente por el énfasis temático de la misma. Para terminar este análisis con el Apocalipsis de Juan que usó el término casi todas las veces entre los capítulos 1 al 3 para solo volver a mencionarlo una vez en el último capítulo del libro.

El significado etimológico se deriva de la combinación de la preposición griega ek: fuera; y el verbo kalo: llamar; es decir, un grupo de personas llamadas desde sus lugares para reunirse.[ii]

En las Escrituras el primero en citar dicho vocablo fue el mismo Jesús quien lo utilizó de una manera distinta a como lo hace el apóstol Pablo. Según el evangelio de Mateo (Mt.16:18, 18:17) es probable que Jesús tuviera en mente la palabra hebrea qahal y entonces hiciera referencia en el primer texto a la propia comunidad de Jesús como representantes del remanente de Israel; y en el segundo caso a la comunidad local de los creyentes, también llamada entre los judíos como asamblea.[iii]

No obstante, lo que si debe reconocerse es que cada generación de cristianos, de alguna forma ha procurado elaborar una definición de iglesia a partir de las problemáticas de su propia época y en todas puede observarse por un lado a Dios, quien convoca a quienes creen en Jesucristo como Señor y Salvador y viven en consecuencia, y por el otro lado a dichas personas que responden a tal llamado.

Solo basta observar algunos conceptos planteados por distintos eruditos del asunto para reconocer algunas de las tantas perspectivas en lo que respecta una concepción de iglesia:

La iglesia como el pueblo misionero de Dios, Carlos Van Engen, 1991.

La iglesia como cultura alternativa, Rodney Clapp, 1996.

La iglesia como el cuerpo de Cristo que experimenta y manifiesta los dones del Espíritu Santo, Gordon Fee, 1996.

La iglesia como confraternidad carismática, Miroslav Volf, 1998.

La iglesia como comunidad de los pobres, Leonardo Boff, 1986.

La iglesia como una alternativa pentecostal, Leslie Newbigin, 1954.

La iglesia como la comunidad de creyentes que vive en comunión con Cristo y entre sí, Dietrich Bonhoeffer, 1939.

La iglesia como una comunidad llamada y constituida por la palabra de Dios, Karl Barth, 1932.

Al comparar cada definición se observa semejanza en todas al referirse como una comunidad, congregación, pueblo, confraternidad o cuerpo constituídos todos por personas de fe en Cristo, y la distinción se aprecia en la función,  propósito o característica de la misma a partir de la cosmovisión teológica y tradición de cada autor.

También es necescario distinguier que la palabra ekklesia, según el contexto literario de cada pasaje del Nuevo Testamento, puede utilizarse para aludir en términos universales (comprendiendo una sola iglesia en el mundo), o locales cuando se refiere a la comunidad de creyentes de un lugar específico o determinado, como los cristianos de una ciudad por ejemplo, constituyen la iglesia local de dicho lugar.

Cabe destacar que en la Teología cuando se abordan los aspectos relacionados con la iglesia se denomina Eclesiología a la encargada de su estudio y se define como: investigación que abarca desde la etimología, el carácter, el origen, la naturaleza y el desarrollo histórico de lo concerniente a la iglesia en todas sus dimensiones.[iv]

Carlos Van Engen se encargará de evidenciar que la Teología de la iglesia no recibió la debida atención antes del siglo XX debido a que:

Durante los primeros siglos la eclesiología consistía en el uso de variadas imágenes para estimular a la iglesia a tomar ciertas características. Es decir, la iglesia era vista como un cuerpo o una comunidad; como una sierva o una esposa; como una viña o como un redil, como una casa o un edificio. Cada imagen o figura retorica tenía como propósito no sólo describir la iglesia (indicativo), sino, dentro de tal descripción, presentar una relación normativa (imperativa) entre la congregación y su naturaleza como iglesia. La época de Agustín de Hipona marca un parteaguas. La autocomprensión de la Iglesia cambió de categoría: de autoexamen y autocrítica a autofelicitación y autodefinición estática. Esto culminó con el triunfo del Concilio de Trento. Aquí́ hubo una identificación casi total de la Iglesia Romana con el Reino de Dios, y una celebración del hecho de que los cuatro atributos (una, santa, católica y apostólica) se encontraban identificados solamente dentro de la Santa Sede romana.[v]

La reforma protestante del siglo XV buscó recuperar la autocrítica de la iglesia, pero no fue sino hasta los aportes de Dietrich Bonhoeffer que la Eclesiología experimentó un cambio radical debido a que volvió a exigirse y auto examinarse respecto a su misión, responsabilidad y cumplimiento de la misma.[vi] De ahí que se debe reconocer que éste es uno de los abordajes teológicos que se encuentra en constante desarrollo y reflexión.

En cuanto al comienzo se ha generado una constante discusión debido a las diferentes opiniones entre los círculos teológicos ubicándolo en las más variadas posibilidades, desde la creación misma del hombre, el llamado de Abraham o la constitución de Israel como pueblo. Otros más apegados a los evangelios indican el inicio de la iglesia en el ministerio de Cristo.[vii]

Sin embargo, los evangelios no afirman tal posibilidad; es más si consideramos la expresión de Jesucristo “edificaré mi iglesia” como una acción futura, es muy probable que apuntara a una época posterior a su muerte; de ahí que para el mismo Lucas el tiempo de la iglesia fuera un período singular entre la resurrección y la parousía de Cristo.[viii]

Para Howard M. Ervin identificar el momento en que nacieron de nuevo los discípulos de Jesús implica determinar el nacimiento de la iglesia; y desde su perspectiva, el día de la resurrección indica el comienzo de la nueva creación (la iglesia), y por lo tanto el momento en que Jesucristo sopló sobre ellos (Jn.20:21-23).[ix]

No obstante, la mayoría de los estudiosos reconocen que el nacimiento de la iglesia ocurrió en el día de Pentecostés y proponen algunas razones para este argumento:

1. La obra de Cristo (ministerio, muerte, resurrección, ascensión y exaltación) debía ser consumada para darle a la iglesia su base constitutiva; es por ello que no pudo iniciarse antes de estos acontecimientos (Hch.2:29-36).

2. El bautismo del Espíritu Santo en el día de Pentecostés fue anunciado por el mismo Cristo algunos días antes de que aconteciera, “mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hch.1:5).

3. A partir del día de Pentecostés del capítulo 2 de Los Hechos en adelante hubo un nuevo distintivo, pese a lo cercano de la fiesta al judaísmo, se formó un nuevo grupo en quienes hubo “arrepentimiento, perdón de pecados y bautismo en aguas” (Hch.2:38).[x]

4. Pedro se refirió al Pentecostés como el comienzo, “cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio” (Hch.11:15) y como el comienzo del cumplimiento de la profecía de Joel (Hch.2:16).

A pesar de las discrepancias de interpretaciones respecto al origen de la iglesia, podemos definir que esto aconteció después de la muerte y resurrección de Cristo y fue manifestada por primera vez desde el Pentecostés.[xi]

Es el desafío de cada generación de cristianos reflexionar sobre la función de la iglesia, primero a través de la historia, después su lugar y misión en la actualidad y sin dejar de considerar las perspectivas hacia el futuro para los tiempos postreros.

 


Bibliografía

[i] Hugo Peter, La Nueva Concordancia Greco-Española del Nuevo Testamento (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 1976), 180.

[ii] Michel L. Dusing, “La iglesia del Nuevo Testamento”, Teología Sistemática (Miami: Editorial Vida, 1996), 530.

[iii] Guthrie, D. y Motyer, J.A. (Editores). Nuevo Comentario Bíblico. El Paso: Tx.: Casa Bautista de Publicaciones, 1992), 628-629.

[iv] Justo L. González, Diccionario Manual Teológico (Barcelona: Clie, 2010), 91.

[v] Carlos Van Engen, El Pueblo Misionero de Dios (Grand Rapids: Libros Desafío, 2004), 41.

[vi] Ibid., 42.

[vii] Dusing, 532-533.

[viii] Lothar Coenen, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento (Salamanca: Editorial Sígueme, 1993), 719.

[ix] Howard M. Ervin, El Bautismo en el Espíritu Santo (Miami: Editorial Vida, 1992), 25-26.

[x] Charles C. Ryrie, Teología Bíblica del Nuevo Testamento (Grand Rapids: Editorial Portavoz, 1979), 103.

[xi] Dusing, 531.

Nicolás Marcón


 

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