Por Floyd Woodworth W.

Es nueve veces mayor que Panamá tanto en número de habitantes como en extensión territorial, pero sin una sola iglesia cristiana. Es más, no se sabe de ningún grupo de creyentes que adoren a Cristo en la nación de Afganistán, aunque sea en secreto. ¿Será que Dios ama más a los panameños que a los afganos?

Afganistán, país asiático, limita con la Unión Soviética, Irán, Paquistán y China. Su larga historia de conflictos, lo mismo internos que con otros países, conmueve al lector. El pueblo tiene fama de belicoso. La gente se caracteriza en buscar cada individuo su propia independencia primero y la de su tribu en segundo lugar. El 99% son de la rama sunni y los demás son chiítas. Siempre se ha prohibido la entrada al país de misioneros cristianos.

La tasa de analfabetismo es de 88%. En todo el país hay solo ocho radioemisoras. Son muy escasas las carreteras.

Se dividen los afganos en cinco grupos étnicos con un buen número de subdivisiones entre ellos. El idioma oficial es el pushtu, pero el 40% habla otros idiomas. La mayoría de la gente pertenece al grupo patan (pustun). Los demás se hallan entre los tajik, uzbek, hazara y aimac.

Los gobiernos anteriores al actual siempre le habían dado mucha autonomía a cada grupo y subgrupo, permitiendo que se gobernaran basados en el Corán. Un factor que favorecía este estilo de gobierno es que el territorio resulta sumamente accidentado por tener cadenas de montañas de gran altura y, por consiguiente, valles inaccesibles por carretera. La meseta del Pamur, por ejemplo, llega a 3.000 metros sobre el nivel del mar. El invierno es difícil de soportar. Las lluvias no bastan para las siembras y por lo tanto la gente tiene que recurrir a sistemas de regadío, los cuales se hacen difíciles de mantener en tiempo de guerra.

El país fue invadido por la Unión Soviética a fines de 1979. Actualmente tropas soviéticas y cubanas se hallan por todo el territorio afgano. Las acciones de resistencia armada de miles de ciudadanos mantienen una situación de tensión y confusión. Un gran número de las 14.000 aldeas del país han sido bombardeadas por los ejércitos extranjeros como represalia. Continuamente interrumpen éstos las labores agrícolas, lo que resulta en una terrible escasez de alimentos.

Miles del grupo “patan” se hallan refugiados en el norte de Paquistán, cerca de la frontera con Afganistán.

Hasta ahora el pueblo afgano se ha mostrado renuente al evangelio. Ya que se encuentra en circunstancias tan difíciles, oremos que se vuelvan al Enviado de Alá. Para que eso suceda, tiene que haber portadores eficaces del evangelio que comuniquen en maneras que el afgano pueda comprender que son palabras de Alá y que no se trata de una religión occidental. Dadas las características del pueblo y lo accidentado de la geografía, la tarea de evangelizar a Afganistán es formidable. ¿Quiénes serán los intercesores?