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La visión bíblica de la institucionalidad del matrimonio

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 2025.2

Por Jorge Canto

El matrimonio siempre ha estado bajo la presión de la sociedad, desde cuántas mujeres puede tener un hombre hasta por qué razones se podría romper un lazo matrimonial. El corazón del hombre buscará sus propios caminos y también las excusas más variopintas y movedizas para evitar sus excesos y su toma de decisiones en el matrimonio.

Si un hombre decide casarse ¿hasta dónde puede llegar su autoridad sobre la mujer?, ¿qué responsabilidades tiene ella para con el esposo y con los hijos?, ¿acaso existen impurezas o excusas suficientes para divorciarse de una o del otro?, ¿una mujer puede tener varios esposos?, ¿si uno se divorcia puede volverse a casar?, ¿puede un hombre ejercer tal dominio que pueda golpear a su esposa o a tomarla como una propiedad?, ¿Qué papel juega la virginidad en ambos esposos? Muchas de estas preguntas y sus respectivas respuestas cambian conforme el tiempo o el lugar. Existen determinadas comunidades donde el matriarcado es dominante y la mujer es quien tiene varios esposos, por ejemplo, en Nepal, el Reino de Mustang está habitado por “los lobas” una tribu tibetana que practica la poliandria por motivos económicos y de natalidad.[i]

En Jalisco, México,  el diputado local Enrique Velázquez González, del partido Hagamos, propuso una iniciativa que propone que las parejas puedan casarse por un periodo de entre dos y cinco años, con la posibilidad de renovar el contrato o dejarlo vencer sin necesidad de tramitar un divorcio: “No se trata de eliminar el matrimonio tradicional, sino de ofrecer una alternativa legal a quienes ya no se casan, pero conviven y tienen derechos que deben ser protegidos”.[ii]

El Corán, el libro sagrado de los musulmanes, habla del matrimonio, pero algo que llama la atención es que, en el volumen emanado de Alá, ordena que se le debe azotar a la mujer: Sura 4:34 (a veces cambia a 4:38): “…Reprenderéis a aquellas cuya desobediencia temáis; las relegaréis en lechos aparte, las azotaréis…” Hoy día, los editores de este libro buscan hacer otra traducción, suavizada, debido a que ha llevado a sus fieles a muchos problemas.

Entonces, ¿qué hacer respecto al matrimonio? Nuestros jóvenes parecen rehuir de esta institución o deciden tomarla ya muy grandes de edad y no tener hijos. Parece que los vástagos son perjudiciales para los planes de muchas parejas jóvenes de hoy día. Por ello, ahora más que nunca debemos buscar en la Biblia lo que dice del matrimonio para que tengamos luz en el camino de la vida, ser verdaderamente felices y gozarnos como personas plenas en una era de egoísmo y progresismo sin límite.

Lo primero malo que hubo en el Huerto del Edén no fue la desobediencia, sino la soledad: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Gn.2:18), y fue así que Jehová toma la decisión de darle una ayuda idónea. La palabra que se traduce como “ayuda idónea” en hebreo es “ezer neged”, que también puede traducirse como “ayuda contraparte, opuesta”, mostrando así que sería exactamente la pieza que completaría la vida del hombre. Es así que el concepto del compañerismo está ya trazado apenas el hombre había sido creado. La soledad no es mala en su justa medida, y quizá exista gente que nació para ello, como lo señaló Jesús en Mateo 19:12, pero según la perspectiva divina, es importante que tanto el hombre como la mujer se acompañen en la vida.

Bien sabemos que Dios tomó de la costilla del hombre para hacer una mujer. Esto ya implica mucho, debido a que el Señor no planeó una “adana” para Adán, otro ser sacado del lodo, no. Utilizó material más fino para formar a la primera mujer, lo que vemos en la insinuación de que ella es parte del hombre, pero más fina, más sofisticada, más preciosa y compleja. Por decirlo de alguna manera, el hombre tomado del lodo es como un ladrillo, la mujer tomada del hombre es como un edificio con electricidad, tuberías, salones y complejidad profunda, una ¡obra de arte! Habiendo muchas costillas, esternón, falanges y demás para realizar muchas otras compañeras para al hombre, Dios sólo hace una, y señala claramente que la monogamia es el plan original.

En Génesis 2:22 se observa que es el mismísimo Creador, quien le trae al hombre la mujer que había creado, indica que el matrimonio es el plan original de Dios, instituido desde el Edén, un hombre para una mujer, una compañera ideal que llenaría y completaría el matrimonio haciendo de este mundo el mejor de todos. Cuando Adán mira por primera vez a su mujer podemos imaginar la sensación de felicidad y gozo que desbordaba su corazón. Al verla, ocurre algo en su interior, ya que antes de ella no existía el romanticismo, pero solamente surge en la historia de la humanidad la primera fémina y explota el mundo de amor, pues lo primero que hace el enamorado hombre es el primer poema de la historia: “carne de mi carne”:

El hombre dijo: «¡Al fin!
¡Esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne!
La llamaré “mujer”,
porque fue sacada del hombre» (Gn. 2:23, PDT)
 

No cabe duda que la mujer ejerce un gran poder sobre el corazón varonil. Adán ya era un excelente agricultor, hortelano y, sí, quizá veterinario, pues Jehová ya le había encargado ser agricultor y hortelano (Gn.2:15), y luego, en las tardes, ponerle nombre a los animales (Gn.2:19) para así elevar su vocabulario, entretenerse, desarrollar imaginación y notar que, en toda la creación, no había nadie para él. ¡Qué angustia habría sentido este arcántropo (primer hombre) al agotarse la manada animal!, ¡nada había para él en la carpanta que desfilaba ante sus ojos!

Esto era necesario, Dios no le podía dar una esposa a un primitivo Adán, requería tiempo desarrollar la necesidad de búsqueda y de tener pareja a fin de apreciarla en su momento. Se necesitaba el despliegue de la imaginación y elevar el vocabulario para cuidar del regalo de la mujer en su momento oportuno, y es así, que al ver por primera vez a su mujer le dedica un poema y, siendo Adán experto en poner nombre a miles de animales, no se atreve a bautizar con un nombre a su mujer, sino que simplemente le llama “mujer”, pues en hebreo el sustantivo “hombre” es “ish”, así que con gran respeto, sabe que la bella dama que estaba frente a él era de la misma dignidad que él no le pone nombre, le llama “ishá”, que la Reina Valera traduce como “varona”, es decir, “mujer”.

Con todo el poder que Dios tenía de crear diferentes parejas para el hombre, la Biblia nos enseña que no fue ese el plan divino; de hecho, es todo lo contrario, el Señor desea que la monogamia sea la institución original. Bien aclara la Palabra: “¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud” (Mal 2:15). Malaquías, por el Espíritu Santo, incluso no utiliza para Adán y Eva el plural sino el singular de “espíritu”, pues para el Señor estos dos fueron uno, por ello, tomó a la primera mujer de la costilla, y no serán dos sino uno, el matrimonio hace a Adán uno con Eva. La deslealtad a la mujer del matrimonio es muy penada por Dios, recordemos la horrible sentencia sobre el rey David por tomar a la esposa de Urías, el hitita (2 Sa.12:9).

Tristemente ocurrió la desobediencia de nuestros primeros padres y entró el pecado. Algo que derivó en mucha polémica a través de las edades es sobre el papel de la mujer en el matrimonio, es decir, su posición como dependiente del varón, sumisa a su autoridad. El texto declara: “…y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” (Gn.3:16).

La situación de representante de la familia recayó en Adán, esto es bien claro pues apenas el hombre había probado del fruto prohibido y Jehová lo buscó a él, no a Eva (Gn.3:9) pues es el varón el responsable del matrimonio. Adán debió dirigir y mentorear a Eva, pero no, al contrario, fue cómplice de ella. La sentencia contra Eva es ahora “tu deseo será para tu marido” es muestra de que ella, antes del pecado, gozaba de su propia autoridad, pues ambos, hombre y mujer, eran gobernadores por igual de la Creación (Gn.1:28), ahora había un cambio, ella estaría bajo la autoridad de su varón. Dicha sentencia ha causado esclavitud en la mujer, y quizá no sea entendida bien para el contexto del matrimonio.

Dios no crea esclavos, jamás, siempre regala el libre albedrío. Satán, antes Lucero, decidió hacer lo que hizo, pues tenía libre albedrío, los ángeles que pecaron, según Judas (Jud.6), están aprisionados, eso muestra que se sublevaron, que fallaron, es decir, también muestran libre albedrío, y aquí en Génesis, la primera pareja eligió, por su propia voluntad, desobedecer. La esclavitud no es el estilo de Dios, pero sí el orden, sí la obediencia voluntaria. Por ello, cuando un esposo es un recto varón de Dios, que sabe guiar un matrimonio con amor y responsabilidad, siendo un buen cónyuge y papá hace que su esposa lo admire, lo ame y así, se deja guiar; su fémina voluntad está reposada en su esposo, y eso armoniza el matrimonio.

Si bien, la Biblia dice que el hombre no fue engañado sino la mujer (1 Ti. 2:14) aclara que el pecado entró por Adán, no por Eva (Ro.5:12-14), lo que hace al varón responsable de la caída. Lo que sí se recalca en Génesis es que la salvación de la humanidad no vendría por el hombre, sino por la mujer (Gn.3:15). El llamado protoevangelio se dedicó a la mujer, es a través de ella que el Salvador, el que habría de herir definitivamente a la Serpiente Antigua, vendría de una mujer, de una Eva. Esto es maravilloso, pues, aunque se le da una sentencia dura a nuestra madre Eva, también se le da una promesa por demás poderosa y llena de esperanza.

Es así que el matrimonio es un plan de Dios desde el origen. Cuando el Todopoderoso creó ángeles no les regaló ángelas, los formó en número limitado, millares quizá, pero, limitados, no se reproducen. A nosotros, los hombres, nos regaló nuestra pareja cuando más solos estuvimos. Cuando Adán vio a Eva la primera vez surgió el romanticismo y el amor de pareja, sin igual en los universos que existan. De ese amor surgen los hijos, algo que tampoco los alados seres etéreos pueden disfrutar, por ello, dice la Escritura: en el Salmo 8:4-5:

Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,
Y el hijo del hombre, para que lo visites? 
Le has hecho poco menor que los ángeles,
Y lo coronaste de gloria y de honra
 

El esposo debe cuidar a su esposa como a vaso más frágil (1 Pe.3:7), amarla y respetarla (Ef.5:25) de la manera que Jesús lo hace, y a ellas les dice que deben estar sujetas a los esposos con el respeto que éstos se merecen (1 Pe.3:1). El adulterio es el gran asesino del matrimonio, por su causa se rompen los lazos sagrados que lo unían. Se inventan excusas por hombres y mujeres para deshacerse de la palabra empeñada, incluso entre cristianos, incluso entre ministros. Amar a la pareja hasta el fin es el plan original de Dios, cuidemos esta institución, es lo que ahora el diablo y la agenda mundial quieren diluir, adulterar y caricaturizar. Un hombre y una mujer que se acompañan desde la juventud, comparten su amor en las turbulencias de la vida es el mensaje que la Biblia quiere transmitir. Cuidemos de hacer cumplir este hermoso plan divino todos los días de la vida.


Bibliografía

[i] Jesús Daniel Aylón García, Las Parejas de hecho, nuevas tendencias (Ciudad de México, Reus Editorial, 2021), 105.

[ii] ¿Matrimonio con fecha de caducidad? Diputado propone uniones con vigencia de entre 2 y 5 años,  https://elmundodelderecho.com/matrimonio-con-fecha-de-caducidad-diputado-propone-uniones-con-vigencia-de-entre-2-y-5-anos/, última recuperación 01 de octubre de 2025.

Jorge Canto


 

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