Por Gustavo Robles
Los desafíos de la interpretación del Deuteronomio, o mas bien ´elleh haddebarim, (“estas son las palabras”) no solo se limitan a su paternidad literaria, fecha de composición, genero literario y contexto histórico, sino además se extienden a su estructura y forma. Esto ha sido un dilema para los eruditos del Antiguo Testamento al punto de desarrollarse las más variadas propuestas para resolver el conflicto.
Ciertos estudiosos han considerado válidas las propuestas de Wellhausen, que sostiene que el Deuteronomio en su estructura contiene elementos o materiales antiguos, algunos atribuibles a Moisés, pero que el resto de la composición parece ser una producción tardía realizada por algún profeta, escuela de profetas o eruditos judíos alrededor del 621 a.C. y en relación directa con la reforma religiosa realizada por el rey Josías (2R 22:8–23:25; 2 Cr. 34:14–35:19). Es decir, es una especie de fraude piadoso que tenía la intención mayor de guiar al pueblo a la ética religiosa y moral.
Otros enfatizan que la estructura y forma del Deuteronomio es similar a la del libro de Jeremías, 1 y 2 de Reyes y a otros textos producidos en el octavo y séptimo siglos antes de Cristo y por lo tanto no pudo ser escrito por Moisés o por algún contemporáneo.
Sin lugar a dudas, los estudiosos conservadores nos sentiremos mas identificados con propuestas de eruditos como Kline1 que sostiene que el Deuteronomio en su estructura y contenido se asemeja al modelo de convenios, contratos o pactos redactados entre un soberano y sus vasallos en Medio Oriente. Realicemos una breve y sencilla comparación entre la forma de estos pactos y la estructura del Deuteronomio:
Forma de pactos reales medio orientales Deuteronomio
* Preámbulo que identifica al soberano. Cap. 1 – 5
* Estipulaciones del testamento o pacto. Cap. 5 – 26
* Listado de maldiciones en caso de incumplimiento y
de beneficios otorgados al fiel cumplimiento. Cap. 27 – 30.
* Lista de testigos del testamento o pacto. 31: 16-22, 28- 32: 45.
* Dirección o ubicación del depósito del pacto. 31: 9 – 13.
* Cuestiones de sucesión real y provisiones del pacto. Cap. 31 – 34.
Kline plantea en su tesis que la estructura y forma del Deuteronomio son totalmente armoniosas con las de los tratados, testamentos o pactos reales del segundo milenio antes de Cristo, por lo tanto no encuentra objeción alguna en atribuirlo a la paternidad mosaica. En simples palabras, Moisés está actuando como representante del Soberano Divino, quien entrega sus estipulaciones, por medio de los discursos del profeta y les hace saber las bendiciones del cumplimiento de estas o por el contrario, las maldiciones del incumplimiento.
Resulta interesante observar la forma de los pactos o tratados hititas, por ejemplo, quienes perfeccionaron la estructura de tratados utilizados anteriormente por otras culturas del Oriente Medio. Los tratados o pactos hititas poseían a lo menos seis elementos:
1 Presentación de las credenciales de los firmantes del pacto y una breve reseña histórica de los mismos.
2 Establecimiento de condiciones en un cuidadoso lenguaje legal.
3 Lista de testigos del pacto.
4 Relación de maldiciones para quienes violen el pacto.
5 Relación de bendiciones para los que lo acaten fielmente.
6 Formalidades para la consignación y promulgación del pacto.
Una clarísima ilustración de lo anterior puede observarse en el pacto tratado entre Ramsés II y Hattusilis III, firmado por los soberanos de Egipto y Hatti hacia el año 1280 a.C. La copia egipcia fue encontrada por arqueólogos alemanes en el templo de Amón en Karnak. Su similar hitita fue encontrada en las ruinas de Hattusas, situada en la actual Turquía. Este pacto de relaciones bilaterales contiene precisamente los seis elementos antes señalados. Lamentablemente no podemos reproducirlo en este estudio por su extensión, pero puede ser cotejado en publicaciones de ANET o en Paralelos del Antiguo Testamento. 2 Cualquier estudioso del Antiguo Testamento podría notar la similitud estructural entre los pactos hititas o mesopotámicos y los pactos bíblicos como el del Deuteronomio.
El erudito alemán Gerhard von Rad 3 en su obra, Estudios sobre el Antiguo Testamento, nos plantea que la estructura o forma del Deuteronomio se inserta en un estilo o tradición bien conocida y utilizada en el segundo milenio antes de Cristo, y que por lo tanto puede observarse como se fracciona en las siguientes partes:
1 Descripción histórica de los sucesos del Sinaí y parénesis
(Discursos homiléticos) Dt. 1 – 11.
2 Exposición de la ley. Dt. 12 –26:15.
3 Compromiso de la alianza. Dt. 26: 16-19.
4 Bendiciones y maldiciones. Dt. 27 y s.
Von Rad reafirma la existencia de esta tradición o estilo de pacto real, comparando la estructura del Deuteronomio con el pacto sinaítico presentado en el libro de Éxodo:
1 Parénesis (discursos homiléticos) y descripción histórica de los sucesos del Sinaí. Ex. 19: 4 – 6.
2 Presentación de la ley y alianza. Ex. 20: 1- 23:19.
3 Promesas de bendición. Ex. 23: 20 –33.
4 Conclusión de la alianza. Ex. 24: 1 – 18.
Pese a estas tesis o propuestas que parecen tener un fuerte respaldo, no podemos negar que la estructura del Deuteronomio posee rasgos literarios y de estilo bastante particulares. Nunca más volvemos a encontrar este estilo y forma en ningún otro escrito hebreo, y es por ello que produce tantas confusiones y variadas opiniones entre los estudiosos del Antiguo Testamento.
Una de las particularidades de la estructura del Deuteronomio es su hilado teológico. Para algunos eruditos es una de las pruebas que determinan que el escrito no pertenece al periodo histórico de Moisés, sino mas bien a una etapa tardía en la progresión de la revelación escritural (siglo VI a. C.). Por el contrario, los estudiosos conservadores tendemos a entender esta exclusividad teológica del Deuteronomio en relación con los otros escritos bíblicos o documentos de la época mosaica, como parte de la exclusividad que otorga la revelación divina, aun cuando esté utilizando una forma literaria-cultural del segundo milenio antes de Cristo.
Existen variados modismos, planteamientos culturales, citas geográficas, y vivacidad de los relatos históricos, que nos hacen deducir que solo un agente presencial e inserto en el contexto histórico-cultural podría haber entregado la información registrada en el texto del Deuteronomio, situación casi imposible para uno o varios escritores piadosos del siglo VII o VI a.C. que se encuentran mas bien insertos en contextos influenciados por culturas modernas como las babilónicas y persas.
Sin duda, la estructura del Deuteronomio es un factor clave que nos ayuda a comprender mejor su estructura y su mensaje.
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1 M. G. Kline, Treaty of the Great King. Grand Rapids, 1963.
2 V. H. Matthews y D. C. Benjamín, Paralelos del Antiguo Testamento. Edit. Sal Terrea, 2004.
3 Gerhanrd von Rad, Estudios sobre el Antiguo Testamento, Edit. Sígueme, 1982.
Gustavo Robles Cid Ministro Ordenado de Las Asambleas de Dios de Chile Licenciado en Teología del Centro de Estudios Teológicos. Licenciado en Ciencias Bíblicas y Teológicas de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Diplomado en Ciencias de la Religión U. de Chile. Diplomado en Cultura y Lengua hebrea Bíblicas, U. de Chile. Diplomado en Egiptología y Medio Oriente Antiguo, U. de Chile. Diplomado en Arqueología Bíblica CEJ de la U. de Chile. Maestría en Teología en la Facultad de Teología Latinoamericana.