No se trata tanto de lo que un líder cree que está haciendo, sino en lo que creen los que le siguen.

Si un líder no tiene fe en sí mismo, nadie la tendrá tampoco. El grupo debe poseer la cualidad de la confianza, y esta cualidad debe originarse en el líder.

Si una persona no confía en que puede ascender a la tarea o puesto siguiente en su camino, jamás podrá convencer a los demás que tiene la habilidad para progresar. Y esta confianza se gana por medio del estudio, de la dedicación y de un esfuerzo constante.

Hay dos cualidades que las personas buscan en un líder y son la honestidad y la integridad.

Un buen líder debe procurar que su camino esté libre de actitudes o procedimientos confusos que pueden parecer erróneos a los demás. El consejo que dio el Señor Jesús es de suma importancia: “Pero sea vuestro hablar: sí, sí; no, no.” (Mateo 5:37) El líder debe dejar a su paso una senda que hable claro de su integridad y honestidad.

Las personas que siguen al líder, deben sentir confianza en él como persona. Deben saber que están en buenas manos, por así decirlo, siguiendo la dirección de una persona en la que se puede confiar.

PONGA ÉNFASIS EN EL FUTURO

Otra pauta importante para que un líder sea excelente, es que posea la cualidad de mirar siempre al futuro. Una de las responsabilidades más grandes de un líder es adiestrar a otras personas. Y esto se puede lograr por medio de la asignación de tareas y proveyendo la motivación necesaria para llevarlas a cabo. Para realizar esto, un líder debe hacer lo siguiente:

(1) Conocer a las personas con quienes trabaja y saber cuáles son sus habilidades y destrezas para poder motivarlas.

(2) Involucrarlas en los planes, para que las metas sean las metas del grupo, y no solamente las metas del líder.

(3) Ayudar a las personas a alcanzar las metas, tratando de quitar los obstáculos.

(4) Mantener las líneas de comunicación abiertas.

TRATE CON LAS CAUSAS DEL PROBLEMA

Es obvio que el líder se va a tener que enfrentar con problemas. La mayor parte de los problemas que vamos a enfrentar tienen que ver con las personas. Por lo tanto, recordemos lo siguiente cuando tratemos con los individuos:

(1) Hágase accesible. No postergue el confrontarse con el problema.

(2) Escuche atentamente, aunque puede ser que no esté de acuerdo con lo que oye.

(3) No actúe precipitadamente. Espere a saber todos los hechos antes de tomar una determinación.

(4) Demuestre su amor cristiano en su actuación. Ore con la persona y por el problema que la confronta.

(5) y por último, cuando prometa hacer algo, ¡hágalo!

APRENDA DE LOS ERRORES

Se dice que Tomas Edison dijo en cierta oportunidad: “No lo llame un error, llámelo educación o experiencia.” El éxito muchas veces descansa en la habilidad del líder de no cometer el mismo error dos veces.

Si ha cometido un error, tenga la entereza de admitirlo y luego corríjalo.

ACTÚE CON FLEXIBILIDAD

Considere ambos: los resultados de largo alcance y también los inmediatos. Examine cuidadosamente el programa. ¿Hay algo que se puede eliminar? ¿Estamos trabajando en las tareas de ayer, cuando debiéramos estar ocupándonos de las oportunidades del mañana?

Todos los programas se deben considerar como temporales, y listos para cambiar o adaptar después de algunos años.

Un líder debe tener la capacidad de adaptarse a las circunstancias, y no dejar que éstas le frustren.

RELACIONES CON LOS DEMÁS

En nuestras relaciones interpersonales, debemos recordar lo que nos dice la Biblia en cuanto a tratar a nuestros hermanos, lo mismo que a nuestros enemigos. Por ejemplo, en Gálatas 6:1, 2, se nos dice: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros.”

Finalmente, recordemos las palabras de Cristo: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos.” (Mateo 7:12) El buen líder se debe hacer esta pregunta: “¿Cómo me gustaría que me trataran si yo estuviera en la posición de esta persona?”