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Formado para ser transformado

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 2013.1

Por Esteban Pari

 

¡Nunca imaginé ser transformado! La primera vez que supe sobre la Facultad de Teología fue al leer las impresionantes revistas Avance. Se distribuían a todos los pastores. Mi padre como pastor recibía una de ellas. Llegaba hasta los pueblos más pequeños de Bolivia. Así llegó hasta una población rural llamada “Taipiplaya”, muy alejada de la ciudad. En aquel entonces, siendo un adolescente, anhelé estudiar algún día en la Facultad. El motivo principal fue que constantemente era avergonzado de no tener conocimiento bíblico ni formación teológica. Tenía la presencia del Espíritu Santo, pero me daba cuenta que me faltaba conocimiento. Aún existen este tipo de personas en la actualidad. Tal vez, era un sueño muy lejano, por la imposibilidad económica y porque los líderes nacionales de nuestro país ni siquiera tenían la intención de solicitarla.

Otra vez palpitó mi corazón, cuando leí en la revista Avance sobre el primer graduado de la Facultad de Teología, el Reverendo Dionisio Medina. Soñaba con graduarme de la Facultad, aunque que era muy incierto si lo lograría o no. Esto fue cuando iniciaba el ministerio en la ciudad La Paz, Bolivia.

Al mismo tiempo, cursaba mis estudios teológicos en el Seminario Teológico de la misma ciudad. Logré graduarme el año 1995 con el Diploma de Bachiller en Biblia y Teología. Luego comencé en el año 1998 a estudiar en la Universidad Global en el Nivel Universitario. Posteriormente, en el año 2001, ingresé a la Universidad Mayor de San Andrés para estudiar la carrera de Psicología, y dejé olvidado aquel deseo de estudiar en la Facultad de Teología.

No obstante, me había embriagado de autosuficiencia y pensaba que había alcanzado una formación teológica suficiente. Es un pensamiento muy común de aquellos que desconocen que el oro se encuentra en la veta. Para hallar la veta requiere de esfuerzo y trabajo.

¡Qué sorpresa, Dios transformó mi corazón! Después de haber servido a Dios en la administración y docencia en el Seminario Teológico La Paz, durante 10 años, en el año 2006, cuando ejercía como Presbítero de la Región de la ciudad La Paz, recibí la gran noticia sorpresa: ¡Habrá una sede de la Facultad de Teología en Bolivia! Para ello había que asistir a un simposio de tres días en la ciudad de Santa Cruz en el mes de junio del mismo año. Animé todo el Ejecutivo Regional a viajar, porque había que apoyar esa visión. Llegamos al evento, vi que entre ellos se conocían y yo era un bicho raro (un seudónimo que me atribuían cuando era muy joven).

 

Hasta ese momento no había alcanzado ninguna Licenciatura, pero la comisión de admisión hizo la revisión de mi documentación personal y me aceptaron, por estar culminando mis estudios en la Universidad Global. Así fue como ingresé a la Facultad, iniciando las clases en junio del año siguiente. Sin saber cuáles serían los beneficios transformadores, los cuales ocurren al ser formados en las manos Dios Altísimo.

Transformación personal

Ya no era un sueño lejano, era una realidad. Llegué a ser uno de los primeros estudiantes del primer módulo, aunque había otros estudiantes bolivianos que ya habían iniciado sus estudios en otros países. Fue una experiencia en el que Dios cautivo mi corazón al conocer varios estudiantes de diferentes países. Una primera impresión fue que el Dr. McNeil impartía en sus clases sobre la sexualidad abiertamente. Esto no es muy común dentro de la comunidad cristiana evangélica, especialmente en mi país. Llegué a comprender principios elementales que estaban en el libro sagrado, la Biblia. Ahí fue que me interesé por realizar más estudios como diplomados y talleres sobre esa temática. Esto amplío mi perspectiva, de que la sexualidad tenía cuatro propósitos bíblicos: Una para la unión, es decir, el matrimonio; luego para la reproducción, establecer una familia; para la recreación, satisfacción sexual y finalmente para mantener la santidad, con el cual se glorifica a Dios. También, inquirí que muchos de mis profesores no cristianos hacían mención de muchos principios bíblicos, axiomas que fueron el resultado de las diversas investigaciones científicas para la solución a los problemas sexuales. Me maravillé, porque las Escrituras llegan a ser el manual práctico para la vida cotidiana.

El profesor Mike Flies, al ofrecer una perspectiva práctica de los principios bíblicos, me hizo reconocer una debilidad personal, pues había recibido muchas enseñanzas, pero solamente en forma teórica. Me di cuenta que no sabía cómo aplicar la Palabra de Dios en un contexto real. Otro profesor que cautivó mi corazón fue Eugenio Hunt. Para mí fue un privilegio conocerle, porque por medio de él en los videos de Producciones Astro que vi, fue decisivo para aceptar el llamado al ministerio.

Transformación cognitiva

En el año 2009, por la insistencia de mi amigo Marcos Lima, viajamos a Lima, Perú. Nunca pensé que ocurriría un cambio de pensamiento. Ahora, no solamente se transformaba mi corazón, sino mi manera de pensar. Era una clase donde no quería asistir, pero como obligado fui a la materia de Desarrollo de un Modelo de Misiones con el profesor Ari Joensuu. Pensaba que las misiones no eran para mí. Ahí fue que Dios tocó mi corazón y mi mente. La primera clase fue decisiva, porque fue la Biblia hablando a mi corazón. No podía evadir aquella responsabilidad de que la iglesia, desde que nace, es misionera, y misiones está en el corazón de Dios. Esto es su voluntad, donde una persona, desde que se convierte, tiene la responsabilidad misionera. Ahí me di cuenta que había un problema de formación. Necesitaba ser formado para transformar el mundo.

Cada vez se ampliaba la visión ministerial. Se desarrollaron emprendimientos nuevos bajo nuestro liderazgo en nuestra ciudad. Otra experiencia fue con el profesor Mike Lawrence, quien siendo un doctor estaba enseñándonos de rodillas. Esto cambió mi forma de pensar, que el ejemplo cambia esquemas mentales. Además, él nos impartió que no debemos seguir con la teología importada, sino que deberíamos a aprender a hacer teología, una teología contextual donde la Palabra de Dios se haga carne en las personas. A mí, me había enseñado un distinguido profesor del Seminario, que no se podía hacer teología, eso era solamente para los teólogos extranjeros. Por otro lado, el profesor Lawrence nos instó a realizar nuestras monografías en el mismo módulo. Ahí fue donde la investigación vino a ser mi pasión. En todas mis monografías, experimentaba la presencia de Dios, algo increíble. Percibía que el Maestro de los maestros, el Señor Jesucristo y el Espíritu Santo estaban enseñándome para transformar vidas. Era una forma de quitar mis vendas de mis ojos y podía ver como Dios quería que viera sobre las diferentes necesidades. Las horas que uno dedica a la investigación, son tiempos irreemplazables.

Transformación integral

Cada vez que asistía a los módulos de la Facultad, había transformación en alguna área de mi vida. Así como afirmaba una líder en la iglesia donde sirvo: “Después que el pastor llega de algún viaje, siempre trae muchas bendiciones. ¡No hay que prohibirle que viaje!”. Así fue que cada materia y cada profesor traía un manantial bíblico-teológico acompañado de la unción del Espíritu Santo. Me daba cuenta que sabía menos cada vez que seguía disfrutando de las materias de la Facultad de Teología.

No tenía planes para hacer la tesis, por eso hice un módulo más. Pero, gracias al profesor Jorge Lopez, realicé mi perfil de tesis, el cual se hizo una realidad. No solamente esa, sino que escribí varias tesis. Nunca pensé llegar a ser un investigador en el campo de la teología, ni mucho menos cooperar a mi amigo y profesor Daniel Elguézabal, en las aplicaciones de su libro Cristología.

Estudiar en la la Facultad también cambió mis relaciones interpersonales. Conocí a Max Rivera, un amigo muy especial. Interactuar con él es aumentar mi perspectiva. También a Vicente Castillo, quien me enseñó a amar la ciudad y a sus autoridades. Podría mencionar a varias personas, no quiero omitir a nadie; hago mi agradecimiento a Dios por todos los profesores y administrativos. Siempre hay algo que aprender de cada uno de ellos.

¡Qué maravilla, los sueños se cumplen! Ser el primer graduado de la Facultad de Teología en mi país, en el año 2011 no era un sueño más. Se había hecho realidad. ¡Gracias Señor, por fijarte en mí, no lo merezco! Grande es la misericordia del Señor, por transformar ministerios. Como resultado de aquellas experiencias inolvidables, juntamente con mi esposa Nancy y mis dos hijos (Ariel y Luz), Dios nos dio el privilegio de fundar una iglesia, publicar el libro Descubre la espiritualidad de Jesucristo, y asimismo, de retomar y ocuparme de formar líderes cristianos para transformar vidas con el Evangelio de Cristo.

El Ministerio de la Facultad de Teología tiene su importancia para la trasformación de vidas, ministerios, realidades y aún comunidades. Afecta la manera de pensar, de sentir y de actuar de sus estudiantes en el ministerio. No hay manera de retribuir, porque es invaluable su trabajo por los Latinoamericanos y es una inversión segura para hacer tesoros en el cielo.

 

 

 

 

Esteban Pari


 

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