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El S.O.S. de los adolescentes

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 1998.2

Por Elías O. Miguel R.

 

 

Aproximadamente la mitad de la población del mundo está compuesta de personas menores de 24 años, y más de mil millones recaen en el grupo de edad entre 14 y 24 años de edad. Así se expresa uno de los más recientes y realistas datos que sobre población ha proporcionado la prensa escrita. Esta cuestión no debe ser considerada por los agentes del reino de Dios desde una óptica meramente demográfica: es de suma trascendencia.

En el devenir nacional de cada país, diversas entidades tratan de acaparar la fértil atención de los adolescentes; los instruyen, los organizan, los desarrollan en algunos aspectos. Pero no los forjan en el temor de Dios. ¿Un desastre? ¡Correcto!

La necesidad de atender genuinamente a los adolescentes con una pastoral especializada es un grito agónico, un “S.O.S.” lanzado tácita y constantemente a la iglesia.

A manera de ejemplo, en El Salvador ‑el ardiente y candente corazón del trópico ístmico‑ se desarrolla un programa para alcanzar, instruir y custodiar muchachos para Cristo. Únicamente el 12,5% del total de las asambleas locales apoyan, directa y decididamente, la conquista organizada de la adolescencia.

Fidel A. Molina, Director del Departamento Nacional de los Exploradores del Rey de las Asambleas de Dios de El Salvador, nos informa que:

‑A nivel de denominación, las Asambleas de Dios cuentan aproximadamente con 900 iglesias en el suelo patrio. Sin embargo apenas tenemos 115 destacamentos (grupos locales organizados).

‑La comprensión y la atención de los diáconos y demás líderes locales juegan un papel determinante en el desarrollo integral del joven adolescente.

¿Por qué no hace más la iglesia evangélica del siglo veinte para ministrar a los adolescentes?

Hay incomprensión. Es que a los muchachos no mucho les encanta estar arrodillados, ayunando en vigilias. No tienen tanta formalidad.

El reconocido sociólogo y columnista Juan Conwell, refiriéndose apenas a una de las tantas malas tendencias de los adolescentes, aporta un sustancioso y magistral consejo, cuando dice: “Exhibirse es una de las características del molde adolescente. El instinto exhibicionista es parte del desarrollo de los jóvenes.”

Hay desvalorización. Ojalá no sea cierto que debido a que los jovenzuelos no diezman que algún ministro del evangelio completo no se da a la tarea de alcanzarlos. Existe una inteligible verdad que necesita redescubrirse y aplicarse, para poder valorizar (o valorar) debidamente a la juventud: está contemplada en la frase: “La gloria de los jóvenes es su fuerza.” Tienen entusiasmo. En su corazón arde un deseo de amar al Creador del universo. Tienen menos compromisos que los amarran.

Es poco lo que los predicadores hablan de Andrés. Juan, el Evangelista joven, habla del milagro de la alimentación de los 5.000. Dice que el apóstol Andrés, con un centésimo de humana duda, tuvo el valor de presentar a un muchacho que tenía cinco panes y dos pececillos, como una posible opción ante el Maestro. Andrés se interesó en el muchacho. Le hizo sentir que era importante su presencia entre la multitud. Y es consabido el magnifico resultado en las manos del Nazareno.

Hoy en día hay líderes ‑como ya se aseveró‑ que no quieren comprender ni valorar a los de temprana edad. Errada y arbitrariamente esperan de los adolescentes un alto grado de espiritualidad que muchas veces ni ellos mismos poseen, y al no observar lo pretendido, rechazan y desechan indolentes a los depositarios de la posteridad. Con lágrimas en sus ojos, Cristo sigue advirtiendo: (”Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños”)

La verdadera grandeza de la iglesia continental no se va a medir en el siglo venidero por sus proezas del pasado, sino por los alcances del presente y las proyecciones al futuro cercano. Es la adolescencia el presente y el futuro.

Un pastor de un país istmeño volvía a su casa después de visitar a algunos feligreses. El sector geográfico de su ministerio pastoral es muy frecuentado por los insurgentes en plena guerra civil. Esa tarde nublada observó que entre los sublevados iba un muchacho de escasos 12 años de edad… uniformado como los adultos… con una pesada mochila… pálido… cansado… ¡pero iba armado! Se ven muchachos, de ambos sexos, en repetidas escenas similares.

¿Tomará la iglesia una grande, profunda e inmediata decisión a favor de la adolescencia? Como dijo Marden: “En el gran reloj del tiempo sólo hay una palabra: ahora.”

 

Pastor de una Iglesia asambleísta en el puerto de La Libertad. El Salvador, Elías Osmín Miguel Rogel ha sido presidente regional de los jóvenes en su país. Él y su esposa, Lorena Beatriz Deras, tienen dos hijos: Eliezer Gamaliel y Georgina Beatriz. Entre las necesidades apremiantes de la obra hoy día, el escritor postula: misioneros con carácter paulino y escritores diestros.

 

 

Elias O. Miguel R.


 

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