Por Jaime Mazurek B.

Hoy me encuentro en una etapa transicional de la vida. Me parece que durante el curso de nuestras vidas todos vivimos dos realidades en cuanto a la familia.  Existe la familia que a uno lo forma, y la familia que uno mismo forma después.

De la familia que me formó, mi padre, mi madre, mi hermano mayor, ya no queda ninguno aquí, pues todos han fallecido y están con el Señor. Doy gracias a Dios por mis padres y mi hermano y por todo lo que me entregaron, y porque tuve la dicha de estar cerca de cada uno de ellos al fallecer.

Y así he pasado por aquella transición de ser el miembro menor de la familia en que me formé, a ser el miembro mayor de la familia que, junto a mi esposa Ester, he formado. Nuestra familia es grande, bella, fuerte y creciente, con tres hijos, un yerno, tres nietos y prontamente una nuera. Lo más importante es que todos amamos y servimos al Señor Jesucristo.

Nada hay como la familia. Es bueno llegar a esta etapa de la vida y poder decir, “Gracias, Dios, por permitirme vivir este tiempo tan hermoso. Todo, todo, todo valió la pena, para poder llegar hasta aquí.”

Cuando Dios creó al mundo y a la humanidad, creó también la familia. “No es bueno que el hombre esté solo” dijo, y le dio a Adán una esposa y con ella la promesa de hijos. La Biblia destaca la gran importancia de la familia en ambos el Antiguo y el Nuevo Testamento, desde “honra a tu padre y a tu madre”(Exodo 20:12) a “padres, no provoquéis a ira a vuestro hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4). Dios desea el exíto completo de toda familia.

Sin embargo, la cultura secular en medio del cual vivimos hoy ha desvalorado la importancia de la familia, como también ha tergiversado su definición.

El egocentrismo hedonista tan fuerte de este tiempo impulsa un individualismo extremo que endebilita el amor, el compromiso y la union de las parejas. Muchos hombres se encierran en sus mundos privados, abandonando a sus esposas en un silencio abrumador.

Se celebra al divorcio como la mejor solución para situaciones que en manos de Dios sí tienen arreglo, sin pensar en los efectos nefastos que estos quiebres puedan tener sobre los hijos.

A las muchachas jóvenes se les comunica la idea que quedarse embarazada y ser madre soltera es algo entretenido y noble, sin considerar las consecuencias que suelen ocurrir a los niños que crecen sin padre en el hogar – baja autoestima y conductas auto-destructivas.

Se fomenta la idea que la sexualidad humana es plástica y variable. Que la union de dos hombres homosexuales o dos mujeres lesbianas se debe considerar como un matrimonio legítimo y correcto.

En fin, vivimos en un tiempo cuando el concepto biblico de la familia nuclear compuesto por un hombre y una mujer que se aman y respetan como reflejo de su amor a Dios está siendo atacado por todos lados.  Es importante que todo pastor y maestro de la Biblia sepa y  comparta lo que las Escrituras tienen que decir sobre este importante tema de la familia.

Por este motivo, está edición 2017-1 de revista CONOZCA está dedicada al tema de La familia Cristiana en el siglo XXI.  Aquí usted encontrará una colección de artículos por diversos autores muy competentes que serán de bendición para su vida y ministerio.  También hallará dos declaraciones oficiales del Presbiterio General de las Asambleas de Dios en E.U.A. sobre el matrimonio.  Esperamos que esta edición sea de gran ayuda y valor para su ministero. Invitamos sus comentarios sobre estos contenidos.

Que Dios le bendiga a usted, y a su amada familia.

El Editor