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¡No seas un cristiano “zombie”! Un estudio de Colosenses 2 y 3

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 2019.2

Por Jaime Mazurek

 

Un tema que está muy de moda en la cultura popular secular es el de los tal llamados “zombies”. Hay una abundancia de películas y programas de televisión como “La Guerra Mundial Z” y “The Walking Dead” que protagonizan a estos seres horripilantes.

SegúnWikipedia, el album de Michael Jackson, Thriller, con su respectivo video de zombies bailarines, con más de 66 millones de copias, es el disco más vendido de todos los tiempos. No cabe duda la inmensa popularidad actual del tema.

 

¿Qué se supone es un “zombie”?

Las representaciones en los medios de cine y televisión han más o menos establecido la definición popular de lo que es un “zombie”.

  • Es supuestamente una persona que falleció y fue sepultada, pero que por algún medio resucitó y camina por las calles.
  • Ha vuelto a vivir, pero mantiene un aspecto de cadáver putrefacto, con piel y ropas en estado de descomposición.
  • Se mueve y anda como que está más o menos vivo, pero todo lo que manifiesta sugiere que está muerto.
  • Es un monstruo peligroso, pues intenta destruir a todos los que no son como él.

¿Y qué sería un “cristiano zombie”?

Interesantemente, hay algo parecido en la enseñanza del apóstol Pablo en los capítulos dos y tres de su carta a los Colosenses.

El tema principal de aquella epístola es la supremacía de Jesucristo (véase el otro artículo en esta edición por el profesor Maximiliano Gallardo P.), sin embargo Colosenses también nos enseña mucho sobre nuestra condición como creyentes en el Cristo supremo. Los temas de muerte y resurrección son muy prevalentes en la carta (1:5; 2:11-13, 20; 3:1,3,4,5). Pablo destaca los asuntos de nuestra muerte a la vieja manera vivir, y la nueva vida que gozamos en Cristo. Veamos lo que dice:

8Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. 9Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, 10y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. 11En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 12sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 13Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 14anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. (Colosenses 2:8-15 RVR60)

Al argumentar en contra de los falsos maestros Pablo recuerda a los hermanos que gracias a la plenitud de la Deidad en Cristo, al creer en El, uno está completo en El, y sin necesidad de las falsas filosofías y enseñanzas “elevadas” adicionales que promovían los herejes. Les recuerda que creer en Cristo significa ser circuncidado, no de un prepucio, sino de todo el “cuerpo pecaminoso carnal”, que en el bautismo se simboliza la sepultura de dicho cuerpo muerto, y que por la fe en Jesús vivimos ya en el poder de la resurrección, en vida nueva, vistiendo el nuevo hombre.

Esa era la realidad que los colosenses necesitaban entender. Sin embargo, aparentemente había un problema. Los falsos maestros les decían que al andar en esa vida nueva, aun podían participar de los pecados y vicios de la vieja vida. Es decir, enseñaban que podían ser resucitados con Cristo, y seguir vistiendo las viejas ropas podridas del viejo hombre. Promovían un estilo de vida “zombie.” Podemos parafrasear la advertencia de Pablo contra este error con jerga de hoy… “¡No sean cristianos zombies!”

 

¿Cuál es la solución?

Pablo dice a los colosenses que, – como han muerto a la vieja vida, han sido sepultados en el bautismo, y resucitados a nueva vida en Cristo, – no deben ser personas resucitadas pero que aun visten los harapos del viejo hombre muerto, – “habiéndoos despojado del viejo hombre y revestido del nuevo” (3:9).

Veamos todo el pasaje:

1Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 4Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. (Colosenses 3:1-4)

Pablo dice que si hemos de veras “resucitado con Cristo“, debemos “buscar las cosas de arriba“. El verbo “buscar” en el texto griego es zeteite, lo cual se puede traducir “desear, anhelar, fijar el corazón”. Es decir, si uno cree en Cristo, su relación con El debe ser la cosa más importante en su vida.

En seguida dice que debemos “poner la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” El verbo que emplea el texto griego ahí es fronein (pensar, fijar la mente); es decir, que nuestra relación con Cristo debe ser el centro de nuestra atención.

El mensaje de Colosenses 3:1 y 2 es que Cristo debe ser lo central tanto en nuestra mente como en nuestro corazón.

¿Cuáles son las viejas ropas que debemos despojar?

Pablo describe con detalle al viejo hombre, la personificación de los pecados que hay que abandonar del todo. Son las cosas “de abajo”, que son incompatibles con “las cosas de arriba”. Pablo describe a dos categorías de pecados: los pecados morales de auto-indulgencia (3:5) y los éticos, de falta de auto-control (3:8). Ambas listas contienen cinco elementos.

5Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; 6cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, 7en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. 8Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. 9No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, (Colosenses 3:5-9).

La primera lista de pecados, “fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría” (v. 5)guarda relación con un estilo de vida de auto-indulgencia descontrolada, enfocada en el placer sexual y las riquezas materiales mal-logradas. Son los pecados de buscar lo que a uno no le pertenece. Actos sexuales ilícitos eran parte del culto a los dioses grecorromanos como Marte, Eros y Diana, de ahí la advertencia que practicar tales cosas, además de ser pecados contra la moral, eran actos de idolatría pagana.

La segunda lista, también de cinco elementos, “ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca (v.8, 9) concierne pecados de falta de auto-control en las relaciones interpersonales. Son pecados verbales, las cosas horribles que uno puede decir a otra persona, con intención de engañar o lastimarla.

El punto es, si de veras hemos muerto al viejo hombre y renacido a nueva vida en Cristo, debemos mostrarlo en nuestras acciones y palabras. Caso contrario, nos parecemos a los zombies – que aparentan estar vivos pero no dejan de ser cadáveres sin vida.

¿Como debemos vestirnos, entonces?

Pablo continua con la analogía del vestido y del nuevo hombre.

10y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, 11donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. 12Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;

En lugar de las acciones del viejo hombre, debemos manifestar las cualidades de Cristo, el nuevo hombre, según cuyo imagen somos renovados por el poder de Dios. Pablo no está hablando de una santidad lograda con esfuerzos humanos, sino de la renovación que solo Dios puede hacer en nosotros. Es una renovación que anuncia y anticipa la nueva creación.

Esta renovación donde “Cristo es el todo y en todos” es incluyente. Arranca y deshace las discriminaciones de la sociedad caída, las cuales Pablo describe con una serie de pares de grupos antagónicos de aquel tiempo: griego-judío, circuncisión-incircunsición, bárbaro-escita, siervo-libre. Los judíos discriminaban fuertemente contra los griegos incircuncisos. Sócrates declaró que estaba agradecido que había nacido, en primer lugar, humano, no animal; segundo, varón y no mujer; y en tercer lugar, griego y no bárbaro.i

Nuevamente, Pablo recurre al uso de una lista de cinco elementos. Debemos vestirnos de “entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”. Aunque esta lista no coincide perfectamente como lo contrario de una de las dos listas previas, manifiesta lo contrario en un sentido general. Estas cinco virtudes van directamente en contra de la auto-indulgencia y la falta de auto-control. Son las virtudes que manifiestan el carácter de Cristo.

En seguida Pablo describe con una serie de verbos, las acciones que deben brotar de nuestra renovación en el nuevo hombre.

13soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 15Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. 16La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. 17Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Las acciones que debemos realizar son:

1. Soportándoos unos a otros

2. Perdonádoos unos a otros

3. Vestíos de amor

4. La paz de Dios gobierne vuestros corazones

5. Sed agradecidos

6. La Palabra de Cristo more en abundancia

7. Hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús.

Estar revestido del hombre nuevo nos impulsa a tratar a las personas de la misma manera que Cristo ha tratado con nosotros – con gracia y perdón. El que está en Cristo demostrará la imagen del nuevo hombre cuando se presenten problemas en el Cuerpo. El Cuerpo de Cristo ha de ser el lugar donde mora en abundancia la Palabra de Cristo y donde la paz de Dios gobierna todo corazon.

Que no hayan más “cristianos zombies”, sino solamente hombres y mujeres renovados a la imagen de Cristo, que viven con la mira en las cosas de arriba, y no en las de la tierra.

 

 

 

 

 

 

i Marianne Meye Thompson. Colossians and Philemon (The Two Horizons New Testament Commentary) (Kindle Locations 1205-1206). Kindle Edition.
Jaime Mazurek B.


 
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1 Comentario  comments 

Una respuesta

  1. Juan Urbina

    Excelente aplicación, me ayudo muchísimo.

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