Por Alejandro Pérez G.
“La palabra se la lleva el viento, pero lo escrito es un testamento.” Ese refrán popular tiene importancia para nosotros, ya que nos insta a fijar nuestras ideas con lápiz y papel para que de esa forma tengan durabilidad. Los tiempos en que vivimos presentan un panorama tétrico de confusión e inseguridad. Se socava la moral de nuestra sociedad. Se llena lo excavado de literatura falsa que producen los enemigos del evangelio y de las sectas.
No podemos quedarnos con los brazos cruzados. Como se le dijo a Habacuc, tomemos el lápiz y el papel y escribamos la visión verdadera. Habacuc 2:2. Escribamos acerca del propósito eterno que Dios tiene para con el hombre. Pongamos en manos del pueblo lo que les va a servir de fundamento en medio de los tiempos apocalípticos que se aproximan velozmente. Es la urgencia del momento.