Por David Hunt
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Los niños realizan preguntas que dejan sin palabras a los padres. Así como ésta: ¿Si las madres dan a luz a los hijos? ¿Entonces para qué existen los padres? De la misma forma en los años recientes, surgen preguntas que cuestionan el amor de Dios, así como la identidad sexual en las iglesias locales de los Estados Unidos y países Latinoamericanos.
Esperan una respuesta razonable de parte de los pastores o líderes de las iglesias. Al mismo tiempo, abundan respuestas transversales a conveniencia de parte de los colectivos LGBTI que, a nombre de orientación sexual, reducen el amor de Dios al placer y la sexualidad a elección. Por eso es necesario justificar las respuestas bíblica-teológicas a los desafíos sociales, a fin de orientar en un pensamiento sano dentro y fuera de las iglesias.
En base al patrón de los cinco lenguajes del amor humano,1 se postula el amor de Dios expresado mediante varios lenguajes para conservar la identidad espiritual que el sexual en el ser humano. Y estos pueden ser recibidos (o no), de acuerdo a la disposición de aceptación del individuo.
El amor de Dios se expresa en palabras
Dios amó tanto a su creación que ha operado continuamente en la historia para preservar la Carta de Amor para la humanidad. Recibida por medio de la Palabra inspirada, la Biblia. Podría ser aquí donde algunos luchan en encontrar en la Biblia, historias que a primera vista restan el concepto de un Dios redentor.
Unos rechazan la revelación de Dios por sustituir un concepto propio. Otros escuchan la revelación por sí mismo. La primera opción, lleva a formar un ídolo (un pequeño dios) distinto al verdadero Dios, moldeado a la imagen que se desean crear. En cambio, la segunda opción, llama a Dios, el alfarero e invita moldear a la creación de acuerdo a la imagen de Él (Jeremías 18:1-6).
La disposición y la aceptación de escuchar las palabras de amor de Dios es el punto de partida para una correcta relación de creación-Creador. Asimismo, evita toda confusión respecto a la sexualidad.
El amor de Dios se expresa en presencia
La otra expresión es la presencia de Dios en medio de la creación. Corrige los conceptos cananeos respecto al dios supremo El.2 Mas bien, Yahveh demuestra atención constante a las personas en lugar de ausentarse del mundo. En este entendimiento, abundan ejemplos bíblicos en el Antiguo Testamente: Noé, José, Moisés y Josué, Samuel, David y otros.
Las personas con un trasfondo cristiano católico, tendrán dificultad en apreciar lo significativo que es la presencia de Dios con su pueblo. Inclusive, al realizar algún análisis de las mitologías de las tribus alrededor del mundo. Señalan un acuerdo sorprendente al reconocer un dios creador que se apartó de la creación y que ya no se relaciona más con ella,3 por dar lugar a un panteón de dioses menores para interactuar con las necesidades cotidianas.
La verdadera cercanía de Dios con la creación, se expresa perfectamente: “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar el poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él” (2 Crónicas 16:9, , Reina Valera Revisión 1960). El Apóstol Pablo afirma, “Ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros” (Hechos 17:27). Entonces, el amor de Dios se demuestra por la presencia cercana al ser humano, el cual define y fortalece la identidad sexual.
El amor de Dios se expresa en dones y regalos
Los regalos de Dios al ser humano abundan en diversas maneras: El aliento de vida (Isaías 42:5), la capacidad de hablar (Éxodo 4:11), la sabiduría (Proverbios 2:6), la fuerza física (Jueces 16:7), y la provisión de alimentos (Isaías 55:10). Además, de la capacitación del Espíritu Santo en las destrezas de artesanía (Éxodo 31:2-5), y en Cristo, los tres papeles de liderazgo para el pueblo de Dios: Profeta, Sacerdote y Rey.
Todo esto se fundamenta en la relación de Dios Creador con la creación. La sexualidad como parte de estos buenos regalos, asegura que la creación se multiplicará (Génesis 1:28) y gozará del matrimonio (Cantar de los Cantares). Dios proveyó la identidad sexual como un don, y el más significativo de todos. Fue el regalo de la voluntad libre, la capacidad de ¿qué hacer con el regalo sexual? Usarlo para honra o deshonra.
El amor de Dios se expresa en límites
Por último, la expresión del amor de Dios tiene límites para su amada creación. Al haber creado a la humanidad con la capacidad de elegir entre el bien y el mal, pues Dios expresa límites para que pueda disfrutar sanamente de los regalos recibidos.
Thomas Schreiner atribuyó a esos límites de la sexualidad como “advertencias expresadas del corazón de amor de Dios para nosotros”.4 Esto reafirma que Dios no removió el libre albedrio de la creación, sino estableció límites. Incluye respecto el regalo de la sexualidad para guiar en una enseñanza de mayor beneficio posible en lo personal y en comunidad. Esos beneficios se ilustran en las analogías que se presentan a continuación.
El agua, analogía de la pureza sexual
La pureza y la honra a la fidelidad matrimonial se encarna en términos de la valoración del agua en un contexto medio oriental y desértico. Así como expresa el sabio Salomón:
Bebe el agua de tu misma cisterna,
Y los raudales de tu propio pozo.
¿Se derramarán tus fuentes por las calles,
Y tus corrientes de aguas por las plazas?
Sean para ti solo,
Y no para los extraños contigo.
Sea bendito tu manantial [cursivas añadidas],
Y alégrate con la mujer de tu juventud,
Como cierva amada y graciosa gacela.
Sus caricias te satisfagan en todo tiempo,
Y en su amor recréate siempre (Proverbios 5:15-19).
Desde el punto de vista del Creador, esta amonestación vislumbra la sexualidad como una fuente a ser cuidada, ya que lo que contiene es precioso. Además, resalta el uso de la fuente sexual dirigida hacia la pareja a permanecer comprometidos, gozarse a compartir entre ellos. Entonces, expresado a lo vernacular, se obtiene el siguiente principio: La sexualidad es de alto valor, por lo que hay que proteger y mantener dentro de los límites.
El fuego, analogía del peligro sexual
Desde la perspectiva del Creador la advertencia es clara respecto al regalo de la sexualidad: “¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies se quemen?” (Proverbios 6:27-28). Para entender la metáfora bíblica, se contempla el uso del fuego en el hogar.
Aplicado correctamente, puede calentar el hogar, traer luz y cocinar las deliciosas comidas caseras. Pero, utilizarlo sin límites, quemará al individuo y destruirá parte o todo de la casa. Por tanto “Dios quiere ser nuestro proveedor [paz, confianza, intimidad…] y nuestro protector [culpa, inseguridad, infecciones…]” 5 de los peligros sexuales. Otra vez, se infiere el siguiente principio: La sexualidad usada fuera de los límites puede angustiar la vida, por tanto, hay que usarla con mucho cuidado.
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La idolatría, analogía de la infidelidad sexual
Los mensajes proféticos de Isaías, Ezequiel, Oseas, Hageo y Malaquías; concuerdan en comparar la fornicación y el adulterio con la adoración a dioses ajenos aparte de Yahveh. La expresión más diáfana se encuentra en Oseas respecto al castigo de la persistente infidelidad de Israel: “No te alegres, oh Israel, hasta saltar de gozo como los pueblos, pues has fornicado apartándote de tu Dios; amaste salario de ramera en todas las eras de trigo” (Oseas 9:1).
La equivalencia de la sexualidad fuera de los límites establecidos y la idolatría a dioses falsos, se refuerza como tema central en el Antiguo Testamento. El cual ha llevado a la publicación reciente del libro Dioses en guerra: La derrota de los ídolos que batallan por tu corazón. Lo más destacado es el de la idolatría sexual.
No obstante, en el Nuevo Testamento Pablo afirma que todo lo relacionado con la sexualidad fuera de los límites: “fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos…, que es idolatría” (Colosenses 3:5). Kyle Idleman como pastor expresa al responder a uno de sus feligreses: “Te parece que lo que tienes es un problema de lascivia, pero lo que realmente tienes es un problema de adoración. Lo que debes contestar entonces es, ‘¿adoraré a Dios o a mi sexualidad?’”.6 La decisión está entre Dios y la sexualidad. Este último es alimentada por el ego y la autocomplacencia.
Entonces, se reconoce que las preguntas acerca de la sexualidad y el género humano, dirigen a la perspectiva del ser creado, con la facultad de elegir entre adorar a Dios, el Creador o adorar la creación, o sea a la sexualidad humana, otra forma de idolatría. En este enfoque, el Nuevo Testamento arrojar luz sobre la adoración a Dios y ofrece el reenfoque de prioridades entre Dios y la sexualidad. Necesariamente requiere de un discipulado cristiano con aquellas personas que enfrentan tales preguntas. El compromiso fundamental es la adoración a Dios Creador por encima del regalo de la sexualidad.
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La imagen del Padre y la sexualidad
Llegarán a las oficinas del pastor algún joven criado en la cultura contemporánea con la siguiente pregunta, “Pastor, ¿qué debo hacer, sí mis amigos me afirman que soy bisexual, pero realmente me siento como si hubiera nacido mujer?” El pastor tendrá la oportunidad de reflejar a este joven, el carácter de Dios respecto a la identidad sexual.
Por ende, el ministro primordialmente podrá reconstruir para el ministrado una cosmovisión bíblica, hablar de la identidad espiritual antes que la identidad sexual, basada en la Palabra de Dios. A continuación, se presentan en base a tres preguntas fundamentales.
.¿En qué sentido Dios es mi Padre?
La cosmovisión bíblica comienza con la afirmación que, Dios es el autor de todo lo que existe. Él es Creador de lo visible (realidad física) e invisible (realidad espiritual). La obra magistral de toda la creación en el sexto día, fue la formación del hombre y la mujer, acentuado con la imagen de Dios en ambos: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27).
La relación del hombre y la mujer con el Creador, continúo por encima de la relación entre ellos, “es un Dios que desea tener un contacto personal recíproco con nosotros”. 7 En cambio, la tendencia humana y pecaminosa, antropomorfiza a Dios, aleja la intención de mostrar la gloria de Él en el ser humano, sustituyéndola con atributos humanos, erróneamente aplicados a Dios. Tal como ocurre con la sexualidad humana, sea en la expresión machista o feminista.
La imagen de Dios en la Biblia afirma que, no se adora a un dios sexualizado como el politeísmo cananeo con imágenes de Asera y Baal (Jueces 3:7; 8:33; 2 Reyes 23:7). Mismos se relacionan con ritos de fertilidad y prostitución cultica, según los principios de la magia simpática. Por el contrario, se adora a Dios, quien afirma la creación del ser humano mediante la relación continua, sin progenitura sexual. Dios incorpora su imagen, la naturaleza esencial en el ser humano a lo largo de la historia por la revelación progresiva.
Paul K. Jewett corrige y desenraiza la tendencia de la imagen de Dios en la mujer, al explicar que, “la palabra ayuda en Génesis 2:18, 20, nunca se usa en otro lugar para designar subordinación. De hecho, a veces se usa para Dios mismo, que es la ayuda del hombre en tiempos de necesidad (ver Sal 146: 5)]”.8 Entonces la imagen de Dios tiene trascendencia en la identidad espiritual que sexual.
Dios se reveló a la humanidad por la relación, según Génesis capítulos 1 al 3, donde la paternidad no es en sentido de procreador-progenitura, sino la relación de Creador-creación. Se presentó en forma progresiva este entendimiento por el uso del término Padre Dios.
Comienza en Deuteronomio 32:6 “¿Así pagáis a Jehová, Pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre que te creó? Él te hizo y te estableció.” Prosigue en 1 Reyes 5:5 “Yo, …, he determinado ahora edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, según lo que Jehová habló a David mi padre, diciendo: Tu hijo, a quien yo pondré en lugar tuyo en tu trono, él edificará casa a mi nombre.” “Pero se rebelaron contra el Dios de sus padres, y se prostituyeron siguiendo a los dioses de los pueblos de la tierra, a los cuales Jehová había quitado de delante de ellos” (1 Crónicas 5:25).
Luego resalta la figura de Padre Dios en Salmo 89:26 “El me clamará: Mi padre eres tú, Mi Dios, y la roca de mi salvación.” También en Isaías 9:6 “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” Además, Él es Padre de todos en Malaquías 2:10 “¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué, pues, nos portamos deslealmente el uno contra el otro, profanando el pacto de nuestros padres?” Lo mismo se declara en Mateo 6:9 “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro] que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.”
Los versículos mencionados, afirman desde el principio Dios fue el origen de nuestra existencia. La revelación bíblica en el periodo preexílico, con excepción de Deuteronomio 32:6, evita el término Padre, en cuyo contexto realizaban cultos paganos con progenitura sexual.
Las Escrituras exílicas y postexílicas expresan con creciente frecuencia el concepto de Dios como Padre, aun sin referencia sexual. Después de la inauguración del ministerio de Jesucristo, comenzó el uso preferente de la expresión Padre Nuestro y posteriormente en los escritos de Pablo.
El contexto bíblico atestigua la intimidad del ser humano con el Creador por el carácter revelado de Dios, pero sin sexualización. Entonces, se puede afirmar que Dios es masculino, pero no es macho en el sentido de la sexualidad humana.9 Más bien, la imagen de Dios revela el carácter de Padre en el ser humano, en base a la relación que como progenitor sexual.
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¿Dios se revela con atributos femeninos?
La respuesta inmediata pareciera ser en favor del feminismo. Desde ya esta investigación no va en esa dirección. Por el contrario, afirma la naturaleza de Dios como un ser eternamente superior a la creación, donde la revelación bíblica reorienta nuestra identidad espiritual y sexual.
Las siguientes referencias bíblicas ilustran en metáforas el carácter de Dios en términos femeninos: “Guárdame como la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas” (Salmos 17:8; 57:1; 91:4). “Como osa que ha perdido los hijos los encontraré, y desgarraré las fibras de su corazón” (Oseas 13:8). “Desde el siglo he callado, …; daré voces como la que está de parto; asolaré y devoraré juntamente” (Isaías 42:14). “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti” (Isaías 49:15). “Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo” (Isaías 66:13). “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mateo 23:37).
En efecto, Dios reveló su carácter mediante atributos femeninos al igual que las expresiones con el término Padre. Ambos se mencionan en la historia bíblica antes del período exílico. No son expresiones de sexualización feminizada de Dios, sino un acercamiento al carácter eterno, superior y distinto de toda la creación, dispuesto a mantener la relación.
“El Dios relacional del universo plantó en lo profundo de nosotros un marcador de identidad o características distintiva de su propia imagen y esa fue la capacidad para las relaciones de amor,” 10 principalmente con el Creador y también entre sí.
Corresponde ahora responder la pregunta, ¿qué implicación puede fundamentar en la revelación de Dios en términos masculinos y femeninos? Shiao Chong de tradición Wesleyana, expone lo siguiente:
La fertilidad, la sexualidad, la vida, la salud y la muerte se asociaron con los antiguos cultos de la diosa Madre. Estas religiones tienden a fusionar el sexo con el éxtasis religioso y la seguridad económica (agricultura y ganadería). No es sorprendente, entonces, que muchos de sus rituales religiosos involucrarán la sexualidad, incluso las prostitutas del templo. Por lo tanto, la negativa del Antiguo Testamento a llamar a Dios “madre” no fue un acto misógino. Fue un intento de enfatizar la trascendencia de Dios sobre la naturaleza y alejarse de las antiguas religiones de diosas que, enfatizaban demasiado la inmanencia divina en la naturaleza. Tampoco llamar a Dios “padre”, una glorificación de padres humanos o varones, sino que el Antiguo Testamento fusionó constantemente las imágenes y metáforas del Dios paternal con la compasión y el amor materno, como sugieren las anteriores imágenes maternas].11
Por otra parte, Elizabeth Achtemeier, escritora metodista, ofrece en un artículo insigne, en la revista cristiana Christianity Today de los Estados Unidos, una orientación a los que se confunden luego de contemplar expresiones masculinas y femeninas de Dios en la Biblia. Robustece el carácter de Dios en el aspecto exaltado y distinto a la creación. Si no se mantiene la separación substancial entre el Creador y sus criaturas, provocan dos extremos antropomórficos entre macho o hembra.
La consecuencia de estos extremos, es la divinización de un género sexualizado. Así como cristaliza la cita de la feminista Mary Daly: “Si Dios es macho, entonces el macho es Dios.” 12 La opción feminista no es mejor, porque primero lleva a la adoración de un Dios feminizado, en la orientación de las culturas paganas veterotestamentarias. Y segundo, dirige a la deificación del sexo femenino como la fuente de vida humana.
Existen dos posturas malentendidas, totalmente equivocadas en la concepción de la naturaleza de Dios. El primero, antropomorfiza a Dios con atributos sexuales macho, donde el movimiento feminista, le da al macho humano un estatus igual que a Dios, en base a una supuesta similitud sexual. El segundo, demoniza al macho humano debido a la sexualidad y exalta el sexo materno, por atribuir a Dios con rasgos femeninos.
El pensamiento correcto para ambos es sostener la postura de Achtemeier, en profundizar la distinción entre Dios Creador y la creación suya, expresada en dos géneros.13 También Josh McDowell, afirma “que Dios no es masculino ni femenino por completo en un sentido literal, aunque Él se caracteriza en términos masculinos [y femeninos]”,14 únicamente con el propósito de revelar su carácter a la humanidad.
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¿Dios creó una tercera opción?
La profesora Jenell Williams Paris de Messiah University, halla una tercera opción en un testimonio compartido por uno de sus alumnos. Ella presentó como un descubrimiento de parte de la comunidad cristiana, respecto la verdadera naturaleza de Dios, en la siguiente anécdota:
Al final del semestre, Gregory escribió un ensayo titulado “El Dios Travesti”. En éste, habló de estar sentado en un bar, mirando a un bailarín travesti que le captó el ojo. Al ritmo de la música pujante, el bailante entró y salió de la luz y parecía cambiar espontáneamente de género, en un momento hombre y en otra mujer. En un instante (escribió Gregory), se llenó de admiración. ¿No es Dios como un travesti?, escribió él, ¿Lleno de movimiento y jamás exactamente lo que esperamos o imaginamos, entrando y saliendo de nuestras vidas con elegancia? Sin él (Gregory), no hubiéramos concebido cómo la gracia de Dios se manifiesta como una sorpresa en nuestras vidas ni escuchado su historia de cómo él estaba integrando su sexualidad y su espiritualidad [Traducción propia]. 15
Esta reflexión insinúa en un tercer antropomorfismo de Dios, otra sexualización antísona al verdadero carácter de Él. No obstante, surge la legítima pregunta: ¿Menciona la Biblia una tercera categoría aparte del macho y la hembra, que podría asemejarse más a Dios?
Pues, salta a la vista los eunucos de la antigüedad, personas prohibidas en entrar al templo de Dios, según Deuteronomio 23:1. A esta tercera categoría, que fueron tratados en distinción del macho y la hembra, el profeta Isaías enuncia:
Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco. Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá. Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos (Isaías 56:3-7).
Se observa claramente en la profecía de Isaías que Dios incluyó a toda persona en el plan redentor. Este énfasis llegó a ser el contexto de la condenación de Jesús en el atrio del templo (Mateo 21:13, Jesús citó este versículo cuando limpia el templo). Se refirió específicamente la inclusión de las personas que tienen diferencia sexual fisionómica. Esta inserción redentora, de ninguna manera atribuye a Dios alguna característica sexual.
Así como se hace hincapié en la frase, “Dios no es hombre” (Números 23:19). La comprensión correcta de la obra expiatoria de Jesucristo en la cruz, fue un pago completo por el pecado de todo ser humano. Expresó la voluntad y la demostración del poder de Dios para salvar a toda la humanidad.
En síntesis, Dios ha creado tanto al hombre como a la mujer según la imagen de Él, por lo cual, la identidad humana se centra en el carácter de Dios. La intimidad del ser humano con Dios no es de naturaleza sexual ni es tampoco dependiente de ésta, como ocurre en la expresión humana. Al contrario, radica en el entendimiento vital de la revelación y relación del hombre como de la mujer al afirmar que Dios es mi Padre y me conoce completamente. No hace distinción de género, más bien, tiene cuidado de ambos.
Se deja establecido bíblicamente que, el cuidado del Creador respecto a la creación, no radica en la sexualidad, sino que Él originó todo. A fin de que las personas con preguntas de orientación sexual o de género diferente, puedan acercarse al Creador. Porque, ¿cuál es la principal necesidad de todo ser humano, sea este hetero, homo o transexual? La respuesta bíblica señala que todo ser humano necesita de la relación con Dios, por medio de Jesucristo, quién posibilitó la obra salvadora y regeneradora. Entonces el pastor citado dirigirá la conversación con el joven hacia la salvación por Jesucristo como punto de partida, porque la sexualidad llega a ser secundario.
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NOTAS
1 Gary Chapman, Los 5 Lenguajes del amor: El secreto del amor que perdura, (Miami, FL: Unilit, 2011).
2 “Caananite Religion [Religión cananea]”, New World Encyclopedia, s.f., consultado 31 de julio de 2019, https://www.newworldencyclopedia.org/entry/Canaanite_Religion.
3 Don Richardson, Eternity in their Hearts [La eternidad en sus corazones] (Bloomington, IN: Baker Publishing Group, 1981), s. p.
4 Thomas Schreiner, “Wisdom and Sex: Proverbs 5:1-23 [Sabiduría y sexo: Proverbios 5: 1-23]”, Credo Megazine, 2 de septiembre de 2013, consultado 31 de julio de 2019, https://credomag.com/2013/09/wisdom-and-sex-proverbs-51-23-thomas-schreiner/.
5 Josh y Dottie, Habla claro con tus hijos sobre el sexo, 36.
6 Kyle Idleman, Gods at War: Defeating the Idols that battle for your heart [Dioses en guerra: Derrotando a los ídolos que luchan por tu corazón] (Grand Rapids: Zondervan, 2013), 26.
7 Josh McDowell y Sean McDowell, La verdad inconmovible: Los 12 fundamentos de la fe cristiana (Miami, FL: Patmos, 2011), 60.
8 Paul K. Jewett, Man as male and female [Hombre como masculino y femenino] (United States of America: William B. Eerdman’s Publishing Company, 1975), 124.
9 Walter A. Elwell, “Fatherhood of God [Paternidad de Dios]”, Evangelical Dictionary of Biblical Theology, 1997, citado por Robert H. Stein, “Fatherhood of God [Paternidad de Dios]”, Bible Study Tools, consultado 31 de julio de 2019, https://www.biblestudytools.com/dictionaries/bakers-evangelical-dictionary/fatherhood-of-god.html.
10 Josh y Dottie McDowell, Habla claro con tus hijos sobre el sexo (Miami, FL: Unilit, 2012), 49.
11 Shiao Chong, “Biblical Maternal Images for God [Imágenes bíblicas maternas para Dios]”, Junia Projet, 7 de mayo de 2016, consultado 30 de julio 2019 https://juniaproject.com/biblical-maternal-images-for-god/.
12 Elizabeth Achtemeier, “Why God is Not Mother? [¿Por qué Dios no es madre?]”, Christianity Today (16 de agosto de 1993): 19.
13 Ibid., 23.
14 Josh y Dottie, Habla claro con tus hijos sobre el sexo, 25.
15 Jenell Williams Paris, The End of Sexual Identity: Why Sex is Too Important to Define Who We Are [El fin de la identidad sexual: Por qué el sexo es demasiado importante para definir quiénes somos] (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2011), 109.