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La influencia de los Salmos en la adoración de hoy

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 2025.1

Por Enrique Ismael Cardóz Castillo

Cualquier creyente habrá observado que en la mayoría de los cultos el programa de una iglesia inicia con una lectura bíblica de los Salmos. A saber, ni siquiera requiere una gran antelación para escogerse dado que casi cualquier pasaje contiene una invitación a la adoración a Dios.

El pueblo hebreo en la época veterotestamentaria recitaba y cantaba los salmos en la liturgia del templo. Desde los comienzos de la historia de la iglesia, los cristianos han hecho lo mismo. Se lee más de este libro en los cultos evangélicos que cualquier otra parte de la Biblia. También muchos creyentes leen porciones de los salmos en sus tiempos devocionales privados. “Cualesquiera que sean los sentimientos de ellos, los Salmos les ayudan a dar expresión al grito de su corazón, y a la vez, les animan a confiar en Dios. Sería difícil exagerar la influencia de este libro, tanto para las devociones privadas, como para el culto público”.[i]

Por un lado, cuando se habla de la influencia de los salmos en la adoración no debemos pensar que éstos solo sirven de inspiración para los cantos modernos. La adoración, para ser más precisos, va más allá de solo cantos”. Eduardo Nelson G. explica acertadamente respecto a este concepto:

Es mucho más fácil describir la adoración que definirla. Siendo que la adoración es una experiencia personal con Dios, cada individuo tiene su propio encuentro con Dios. Nos acercamos al Señor con preparación diferente, tanto emocional como espiritual. Por ejemplo, si hay 50 personas en un culto de adoración, habrá posiblemente 50 experiencias diferentes de adoración. Como “experiencia” y no “cosa”, es más fácil describir la adoración que definirla.[ii]

Por lo tanto, la adoración es el reconocimiento del valor supremo de Dios, y la manifestación de reverencia en la presencia de Dios; la adoración es la respuesta de la criatura a lo eterno. Así que, la adoración connota reconocer y declarar la excelencia de Dios. En ella, el creyente reconoce el supremo mérito de Dios, que es el único digno de ser adorado.[iii]

Además, respecto a los salmos, se observa cómo fueron usados por Jesucristo. Los salmos tienen influencia entre otros libros de la misma Tanaj. Las tres divisiones del Antiguo Testamento: son la Torá (la Ley), los Nevi’im (poetas) y los Ketuvim (los Escritos), sin embargo, los judíos usaban el término “los Salmos” (Lc.24:44) por antonomasia en lugar de “los escritos” para referirse a toda la sección tercera. Esto se debe a lo robusto e importante que eran los salmos para el pueblo del pacto.

Jesús empleó los Salmos como himnario de alabanzas cuando celebró con sus discípulos la última cena (Mt.26:30). Este jumnéo, en versiones modernas se traduce como “salmos” que aluden a la colección de salmos llamado El Hallel, es decir, “Aleluyas o cantos de alabanza” conformado por partes de los Salmos 115 al 118 que hablan sobre liberación y que ya era costumbre emplearlos para las fechas de la celebración de la Pascua; éstos fueron los que entonó Jesús en sublime adoración al Padre justo antes de subir al Monte de los Olivos.

Además de cánticos, Jesús usó los salmos como palabra inspirada por Dios (Lc.24:44) y explicó su pleno cumplimiento en él. Los salmos son más que bella poesía hebrea, son palabra inspirada por Dios, una verdad simple que debe ser recordada. No se deben comparar por ejemplo con el Himnario de Gloria y Triunfo, aunque hermoso, su composición fue de autores mortales a diferencia de los Salmos que al igual que el resto de las Escrituras, el Espiritu Santo fue su autor.

Jesús los consideró y empleó como palabra inspirada. Por lo tanto, los Salmos pueden usarse hasta para predicar como cualquier otro libro de la Biblia y no únicamente para cantar o inspirar letras de cantos modernos.[iv]

Jesús citó los salmos es sus últimas palabras en la Cruz: “Jesús clamó a gran voz, diciendo:  “Elí, Elí, ¿lama sabactani?  Esto es:  Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mt.26:26), referencia del Salmo 22:1. Después exclamó “tengo sed” (Jn.19:28) para que se cumpliese el Salmo 69:21 y, por si fuera poco, ¡su último aliento fue un salmo! Cuando dijo “en tus manos encomiendo mi espíritu” estaba citando el Salmo 31:5. Imagine que a la hora de partir a la presencia de Dios sus últimas palabras sean de adoración al Señor y que su último aliento fuera un salmo ¡Sería igual a cerrar los ojos cantado al Señor y abrirlos en el cielo cantado!

El Nuevo Testamento cita los Salmos ciento ochenta y seis veces. Esto es mucho más de lo que cita cualquier otro libro del Antiguo Testamento. Jesús y los escritores del Nuevo Testamento rebosaban con los Salmos. El Espíritu Santo frecuentemente los guiaba a enseñar de estos himnos de Israel.[v]

Los himnos que entonaron Pablo y Silas en la prisión, no pueden ser más instructivos para entender la adoración y el empleo de los himnos que la descrita en Hechos (Hch.16:23-25). ¡Qué cánticos! ¡Qué notas tan sublimes emanadas de un corazón derramado en profunda adoración! La palabra no está presa como tampoco la alabanza a Dios. En aquella oscura y fría celda, se narra la adoración y los salmos en su máxima expresión. Jamieson, Fausse y Brown, explican sobre el término “cantaban himnos a Dios”:

Como el verbo aquí usado es el mismo usado para denotar el himno pascual cantado por nuestro Señor y sus discípulos después de la última pascua (Mt.26:30), el cual sabemos consistía en los Salmos 113 a 118, y se cantaba en dicha fiesta, es probable que fuesen estas porciones de los Salmos. tan ricos en tales materiales, lo que nuestros gozosos afligidos entonaban; ni podrían ser otros más apropiados ni más inspiradores para ellos que estos seis Salmos mismos, los que todo judío piadoso conocería sin duda de memoria.

Después de esa experiencia personal de Pablo y Silas, el mismo apóstol escribirá desde la prisión la carta a los Efesios: “Cuando se reúnan, canten salmos, himnos y canciones espirituales; ¡alaben a Dios de todo corazón!” (Ef.5:19, BLS).

Ahora bien, el texto indica tres tipos de cantos: “salmos”, que se refiere al libro de Salmos de la Biblia, que van a acompañados de instrumentos. El segundo tipo de canto son los “himnos”, se alude a palabras de alabanza que brotan de un corazón regenerado y se expresan como instruye el autor de Hebreos “ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre” (Heb.7:15) y que en varios pasejes bíblicas pueden ser intercambiables ambos términos.

El tercer tipo de canto que menciona el texto es el “cántico espiritual”, el cual, requiere mención aparte. Tomando en cuenta también Colosenses 3:15, 16 que reitera: “…cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y 1 Corintios 14:26: “…uno de vosotros tiene salmo…”

Los cánticos espirituales son alabanzas espontaneas y glosolálicas. Son actividades carismáticas que pueden tener lugar en un culto de adoración. Así como hay oración en lenguas también hay cánticos en lenguas, de hecho, la glosolalia, entre otras cosas, son por naturaleza expresiones de “las maravillas de Dios” (Hch.2:11) del gr. megaleíos significa que en el primer pentecostés los que hablaron en lenguas alabaron implícitamente a Dios, pues la multitud confusa de todas las naciones escucharon cada uno hablar en su propio idioma lo magnífico de Dios, su perfección, sus maravillas y su grandeza.

Anthony D. Palma dice:

Ciertamente había himnos reconocidos que la congregación acostumbraba a entonar, pero esto no descarta la posibilidad del canto espontaneo, improvisado de parte del adorador. Este tipo de canto se puede llamar himnodia carismática. Los salmos aquí serian una fresca composición, tal vez espontanea y no los salmos del Antiguo Testamento.[vi]

La principal característica de los cánticos espirituales, a diferencia de los salmos, no son el ritmo ni el acompañamiento de instrumentos sino de un corazón cargado de gratitud a Dios y saturado del Espíritu Santo. No obstante, también requerirían interpretación para la edificación del pueblo además del adorador que las cantase.

El cántico espiritual se menciona después del salmo y del himno, considero que por dos razones, la primera sería por la revelación gradual de las Escrituras, ya que nosotros no tenemos el mismo contexto histórico de los judíos ni sus fiestas de las cuales aludían sus himnos santos y así la antesala para la nueva y fresca alabanza acorde a la era de la Iglesia. Y segundo, con una intención gradual en la adoración, como el río de Dios que comienza a brotar debajo de la puerta del Templo del Altísimo que va creciendo (Ez.47), y mientras más uno se sumerge, más crece hasta el punto de perder el control y dejarse llevar por el río de Dios, así es aquel que alaba con cánticos espirituales.

Un dato interesante de los salmos es que no se conservaron las notas musicales sino solo la letra inspirada. Si acaso unas anotaciones musicales como “entónese triste” o “con “júbilo” o algunos “silencios” pero lo que es la melodía no quedó registrada según la divina providencia para que pudieran los salmos influenciar las generaciones futuras sin detrimento de estilos musicales subjetivos o personales. Por lo que nuestro tono más alto al cantar entonces no es una nota musical ni una voz tenor sino el cántico en lenguas. Lo que tenemos en común todos, es el mismo Dios Fiel y Verdadero y las mismas experiencias por servirle que han atravesado los santos en todas las generaciones. La misma Palabra nos deja la pauta para adorar al Señor no al estilo de los judíos ni en el idioma hebreo sino el de la iglesia actual: los salmos, los himnos y los cánticos espirituales.

En síntesis, la influencia de los salmos en la adoración nos llegó por la comprensión que la iglesia ha tenido de estos. De como primeramente Jesús los empleó como cantos, palabra inspirada y doctrinal, empleándolos incluso en su último aliento en la cruz. De como estos continuaron siendo usados por los apóstoles de mismo modo que Jesús lo hizo y de cómo las epístolas paulinas apostillaron su vigencia para las generaciones futuras. Se dilucidó, por último, de cómo le corresponde a la iglesia continuar con el uso de los Salmos, los himnos y cánticos espirituales para la adoración de hoy.


Bibliografía

[i] Hoff, Pablo. Libros Poéticos, poseía y sabiduría de Israel, E.U.A., Edit. Vida, 1998.

[ii] Íbid.

[iii] Carro, Daniel. Comentario bı́blico mundo hispano: Salmos, 1. ed. (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 1993), 9–10.

[iv] Bruce, F.F. y otros. Diccionario Bíblico Certeza, Libro de los Salmos. Bs As., Edit. Certeza Unida, 2003.

[v] McGhee, Quentin, y Steve y Gibbs, Carl Eutsler. Hermenétucia II, La interpretacion de los géneros literarios de las Escrituras. Missouri, E.U.A.: Fe y Acción, 2106.

[vi] Palma, A. El Espíritu Santo, una perspectiva pentecostal. Miami, Fl. Edit. Vida, 2005.

Enrique Ismael Cardóz Castillo


 

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