Por Boram Jonathan Woo
Introducción
Los Salmos son un maravilloso libro que ha inspirado la adoración y la fe del pueblo de Dios a lo largo de la historia. En sus páginas, encontramos diversas expresiones del corazón humano: vívidos cantos de alabanza, clamores agónicos por ayuda y desgarradoras confesiones de pecado. Son poemas que “ponen en evidencia clara el extraordinario y fundamental diálogo entre el ser humano y Dios”.[i] Entre estas manifestaciones, un grupo especial está formado por los salmos acrósticos, composiciones poéticas que se caracterizan por tener una estructura literaria particular.
¿Qué es un acróstico?
Del griego ακρον, akron, “extremidad”, y στιχος, stijos, “verso”, el término “acróstico” significa “al extremo del verso”. Es una composición poética cuyos versos empiezan o terminan con letras (o sílabas o palabras) con las que se pueden componer determinados vocablos u oraciones.[ii]
Un breve poema del escritor panameño Jorge Javier Roque, titulado “Luna”, sirve para ilustrar esta idea. Las primeras letras de cada verso forman, verticalmente, el título de la obra.
Luna llena de luz,
Una noche comienza,
No te amargues la existencia,
Amanecerá otra vez.
Dentro del cristianismo, el acróstico más famoso es posiblemente el símbolo IXTUS (“pez” en griego). La iglesia primitiva utilizó este código para identificar secretamente a otros cristianos durante la persecución. El acróstico está formado por las letras iniciales de: Iesús Xristós Theú Uiós Soter (en griego, “Jesús Cristo, de Dios Hijo, Salvador”).
En la Biblia, los acrósticos más comunes son los alfabéticos, es decir, aquellos que siguen el orden de las letras del alefato.
El alefato
“Alefato” es el nombre del alfabeto hebreo. Así como el término “alfabeto” deriva de las dos primeras letras griegas (alfa-beta) y la palabra “abecedario”, de las primeras cuatro latinas (a-be-ce-de), el alefato debe su nombre a la primera letra del sistema hebreo: alef. El alefato contiene 22 letras, todas consonantes, en el siguiente orden:
Un acróstico alfabético comenzará su primer verso con la letra alef, su segundo verso con bet, el tercero con guimel, y continuará así hasta llegar a la última letra, tav.
Un ejemplo destacado de acróstico alfabético es el “Elogio de la mujer virtuosa” (Pr.31:10-31). Los 22 versículos de este bello poema comienzan, en hebreo, cada uno con una letra diferente del alefato, en orden desde alef hasta tav.
Es necesario señalar que, debido a su naturaleza lingüística, un acróstico es imposible de traducir a otros idiomas, por lo que nuestras Biblias en español no manifestarán tales composiciones.
Usos de la escritura en acróstico
1. Herramienta mnemotécnica: el acróstico ayuda a una buena memorización. En el acróstico alfabético, las letras del alefato eran la clave para recordar los sucesivos versos del poema. Este recurso resultaba útil en una época donde la transmisión era esencialmente oral.
2. Belleza literaria: la composición acróstica añade valor estético al poema. El autor expresa su sentir no sólo mediante el significado de sus palabras, sino también a través de la forma literaria escogida, elevando su obra a la categoría de arte.
3. Simbolismo teológico: el acróstico alfabético contiene la idea de lo “completo”. Al usar todas las letras del alfabeto, “de la A a la Z”, el autor comunica la excelencia y perfección del tema tratado, dirige silenciosamente la atención del oyente hacia Jehová, quien es “el Alfa y la Omega”, “el Alef y la Tav”.
¿Cuáles son los salmos acrósticos?
Dentro de los salmos, encontramos los siguientes acrósticos hebreos:
Salmos 9 y 10: estos dos salmos forman juntos un solo acróstico. El salmo 9 contiene las letras desde alef hasta kaf, mientras que el Salmo 10, las restantes desde lamed hasta tav. David confiesa que, aunque abundan los malvados, Jehová es el verdadero Rey de Israel.
Salmo 25: es un acróstico irregular. Cada versículo comienza con una letra del alefato, pero faltan la vav y la qof, y se repite la resh. El salmo es una petición de ayuda a Jehová, de parte de un corazón angustiado.
Salmo 34: falta el versículo vav. El salmista David, tras huir de Abimelec alaba a Jehová por su protección y liberación.
Salmo 37: en este acróstico, cada letra ocupa dos versículos (1-2 alef, 3-4 bet, 5-6 guimel, etc.), aunque presenta irregularidades: las letras dalet, kaf y qof sólo ocupan un versículo, y la letra ayin está ausente. Con un estilo que recuerda a los Proverbios, David aconseja a sus oyentes a confiar en Jehová, sin desesperarse por los malvados.
Salmo 96 (sólo una porción del versículo 11): Este es un caso especial, ya que no es un acróstico alfabético, sino nominal. El salmo es un cántico de alabanza a Jehová, donde el autor expresa: “Alégrense los cielos, y gócese la tierra”. Este fragmento, correspondiente al versículo 11, en hebreo es: “Alégrense (yishmeju) los cielos (hashamayim), y gócese (vetagel) la tierra (ha’arets)”. ¿Cuál es la palabra que se forma con las cuatro letras iniciales? YHVH, ¡el nombre sagrado de Dios! El autor expresa así que Jehová está presente en medio de su Creación.
Salmo 111: Es un acróstico completo. Cada versículo contiene dos letras del alefato, y los últimos dos versículos tienen tres letras cada uno (en español se puede ver cómo los versículos 9 y 10 están divididos en tres versos). El salmo es una alabanza a Jehová por las maravillas realizadas.
Salmo 112: Idéntico en estructura al Salmo 111, con el que forma una unidad temática. Este salmo pone el enfoque en el adorador que teme a Jehová.
Salmo 119: Es el acróstico más brillante. Contiene 176 versículos, divididos en 22 secciones (una por cada letra) de 8 versículos. Así, los primeros 8 versículos (1-8) comienzan todos con alef; los siguientes 8 versículos (9-16) con bet, los siguientes (17-24) con guimel, etc. Este salmo expresa así la excelencia de la Ley de Jehová. El autor menciona en cada versículo una palabra sinónima de “ley”: testimonio, decreto, mandamiento, ordenanza, estatuto, etc.
Salmo 145: Es un acróstico que contiene una letra por versículo, aunque falta la nun. El salmo es una alabanza a Jehová por el poder y la bondad hacia su pueblo.
Conclusión
Los salmos acrósticos expresan de una manera excelente la devoción a Jehová. Lamentablemente, estas composiciones no pueden ser traducidas a otros idiomas de manera eficaz sin dañar su estructura literaria. Sin embargo, aunque no podemos reproducir su forma externa, sí podemos adoptar el corazón profundo del salmista que desea, mediante su obra, exaltar la belleza y la hermosura de Jehová.
“La alabanza de Jehová proclamará mi boca;
y todos bendigan su santo nombre eternamente y para siempre.”
Salmo 145:21
Bibliografía
[i] Pagán, Samuel (2007). Comentario de los Salmos, Miami: Editorial Patmos, 10.
[ii] Ropero, Alfonso. (2013). Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia, Barcelona: Editorial Clie, 95.