CONOZCA se complace en felicitar a la hermana Axa de Palacios quien ganó el premio ofrecido a la persona que mejor explicara en que fracasó el profesor ilustrado en la caricatura de la primera plana del numero 4 de la revista, correspondiente al último trimestre de 1980. Dicha señora es Directora Nacional de E.D.A.D. (Escuelas Dominicales de Asambleas de Dios) del Ecuador. Es un privilegio reproducir en esta página la intervención de la hermana de Palacios junto con la caricatura para dar al lector un punto de referencia. A continuación, las palabras de Axa de Palacios:
Aunque el cuadro parece algo jocoso o ridículo, puede ser algo real. Yo le pondría como título: “Aunque usted no lo crea”. La caricatura revela una situación en que las bases son por demás inconsistentes. La mirada del primer trabajador parece indicar falta de preocupación por el trabajo que está realizando, que, por lo demás es sumamente delicado.
Los hechos mencionados nos muestran que los trabajadores no tienen la menor idea de la manera en que deben efectuar su trabajo. ¿A quién debemos echarle la culpa? Se dice que se graduaron con excelentes calificaciones. ¿Cómo las obtuvieron?
Ahora pensemos en sus maestros. Tal vez la enseñanza práctica fue muy pobre y los conocimientos teóricos demasiado elevados. Tal vez no se cercioraron si sus alumnos llegaron a comprender lo que se les había presentado.
¿Cuál sería el método de los alumnos de estudiar? Seguramente memorizaron lo que los maestros les decían y con reproducir los datos en un examen sacaron un ciento por ciento en el rendimiento y se graduaron. Pero, ¿qué les espera en la vida real? Ser ciegos guías de ciegos.
Estoy de acuerdo en una enseñanza teórica bueno que ponga bases firmes del conocimiento, que debe cimentarse gradualmente. Pero ésta debe ir de la mano con las experiencias diarias.
Ningún alumno de pedagogía debe pasar de año si no demuestra ser capaz de dar una lección ante un grupo de alumnos. Ningún pastor puede enseñar sobre la fe si nunca la ha probado. Tampoco puede enseñar a diezmar si no acostumbra hacerlo él.
Ojalá que cada maestro pueda llegar al corazón de la enseñanza real que necesitan sus discípulos para que aquellos a quienes les toca pasar por el peligro lo detecten a tiempo y tomen las medidas necesarias para triunfar en cada caso.