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La identidad sexual: en el contexto bíblico de la encarnación y en el propósito redentor de Dios

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 2025.2

Por David Hunt

La necesidad de abordar las perspectivas bíblicas sobre la identidad sexual surgió́ en 2017 durante un proceso de tutoría para una tesis sobre la homosexualidad. La revisión posterior de monografías sobre el mismo tema despertó aún más interés, al notar la frecuente demanda de respuestas dentro de las iglesias latinoamericanas. Una teología bíblica de la identidad sexual es importante porque aborda la falta de respuestas adecuadas dentro del ámbito eclesiástico.

Este artículo aporta un enfoque teológico de la sexualidad desde una perspectiva integral, en lugar de reduccionista. Mientras que otros limitan el debate a factores biológicos o perspectivas versátiles, este estudio se centra en la naturaleza de Dios y de la humanidad.

Identidad sexual en el contexto bíblico de la encarnación de Dios

La revelación progresiva del carácter de Dios en el Antiguo Testamento, presenta la comprensión de un Dios no – sexualizado  y en el Nuevo Testamento continúa con Jesucristo como el sumo ejemplo, al responder a tres preguntas: ¿cómo expresa Él la sexualidad humana? ¿qué tipo de amor expresa mejor la relación de Dios con la creación? ¿surge algún otro concepto sexual al leer el Nuevo Testamento?

Jesucristo como modelo de sexualidad dedicada a Dios

Jesucristo, el Emmanuel, plenamente Dios y hombre, no solo es el Salvador, sino también el modelo a seguir. ¿Cómo repercute esta realidad en la comprensión de la sexualidad humana? Abraham Maslow, en su pirámide de necesidades de 1943, proponía que el apetito sexual tiene la misma importancia que la respiración, la alimentación y el descanso.[i] Por el contrario, la vida y las enseñanzas de Jesucristo señalan lo opuesto, ya que, según la jerarquía de Maslow, la persona moriría si no satisface el apetito sexual, lo cual implica la ausencia total de abstención sexual como una posible causa de muerte humana. Esta observación destaca la enseñanza de Jesús, sobre el valor de “negarse a sí mismo”, un punto de vista opuesto al de Maslow.

La promesa del cielo versus el placer sexual

Jesucristo vivió el ejemplo de la abstención sexual (Heb.4:15) y enseñó acerca de los peligros que conlleva la sexualidad, no solo de actos de fornicación, sino contemplar pensamientos sexuales (Mt.5:27-30). Más interesante fue cuando se refirió a la sexualidad, por responder a la pregunta de los siete hermanos casados con la misma mujer: “Jesús les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo” (Mt.22:29, 30).

Estas enseñanzas, junto con la comprensión de un Dios no sexualizado, originan una cosmovisión bíblica sobre la sexualidad humana. Existe un Dios eterno que ofrece “una nueva realidad, una nueva relación entre hombres y mujeres, creadas por Jesucristo en su vida, muerte y resurrección, y por la acción del Espíritu Santo… se restaura la relación establecida por Dios en la Creación”.[ii] En esta perspectiva, Dios los creó con la capacidad sexual de placer y procreación para vivir brevemente en la tierra, seguido de una eternidad no sexualizada en el cielo (si permanecen en relación con Dios) o en el infierno (si no permanecen en relación con Dios). Por lo tanto, solo al colocar la sexualidad en el contexto de la eternidad se puede descubrir una cosmovisión bíblica.

La eternidad de Jesucristo versus la temporalidad sexual

La cosmovisión humanista (evolucionista) considera la sexualidad humana como un fundamento de la vida y un asunto biológico – psicológico  para el disfrute pleno en la tierra. En contraste, la cosmovisión bíblica considera la sexualidad como temporal, una elipsis de años antes de una eternidad con Dios, ubicándola en el campo de la moral y la espiritualidad.

Desde esta perspectiva, se entiende cómo Jesucristo pudo vivir en la tierra enfocado en la eternidad, y colocar la sexualidad en una segunda categoría que puede influir en la espiritualidad, pero no como meta de existencia. Por tanto, es necesario reelaborar la jerarquía de necesidades desde un punto de vista bíblico, y observar la salvación eterna junto a las necesidades básicas de Maslow. Esto ayuda a entender mejor la declaración de Jesús: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió” (Jn.4:34).

El supremo amor de Jesucristo versus el amor sexual

El amor en la Biblia se presenta en cuatro vocablos griegos: Ágape, Fileo, Eros y Storge, aunque en español se expresa con un mismo término. En el Nuevo Testamento, se emplean dos de ellos para expresar el amor de Dios con la creación, pero se ausenta el amor erótico en el amor supremo.[iii] El énfasis de la metáfora matrimonial en la unión de Cristo y la Iglesia se basa en la fidelidad (Ef.5:21-33), en una unión completa y sana, sin sexualizar la relación con Dios. Este es el patrón supremo del amor (Jesucristo y la iglesia) para la enseñanza en el contexto matrimonial.

El cuerpo humano como templo para una sexualidad dedicada a Dios

En años recientes, se ha visto un eslogan en los centros de ejercicio físico, un versículo mal citado de la Biblia: “Este cuerpo es un templo”. Para corregir esta observación, es necesario revisar las palabras del apóstol Pablo:

¿No saben que el que se une a una prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues la Escritura dice: «Los dos llegarán a ser uno solo». Pero el que se une al Señor se hace uno con él en espíritu. Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo. ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen con su cuerpo a Dios (1 Co.6:16-20, NVI).

El reenfoque bíblico que plantea el apóstol Pablo orienta la sexualidad humana para glorificar a Dios. Si bien estos versículos se utilizan en la iglesia, han perdido el sentido de aplicación a la vida sexual del hombre y la mujer. Por el contrario, retan a la presente generación bajo el argumento de que Dios no creó a la humanidad para el desarrollo de niveles de autorrealización, sino como implementos de adoración a Dios. Lo correcto es conducir la sexualidad humana a la adoración a Dios, respaldada por las demás instrucciones específicas del apóstol Pablo respecto a la sexualidad (Gá.5:19-21; Ef.5:1-5). Sostiene que todo cuerpo humano como templo es para adoración a Dios, a través de la presencia viva del Espíritu.

Los ejemplos de desfiguramientos de la sexualidad dedicada a Dios

El último versículo de 1 Corintios 6 considera la identidad de género y tiene relación con Mateo 19:12: “Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba”. Este versículo concuerda con la profecía de Isaías 56, para entender la inclusión de todo tipo de personas en la obra redentora de Jesucristo. Sin embargo, las práctica homosexuales, según las enseñanzas de Jesús y Pablo, fueron consideradas como no amorosas (Ro.1 y 1 Co.6:9). Existe claridad en la diferencia entre condición fisiológica y estilo de vida.

“Entonces el primer paso… no es trabajar el tema de la homosexualidad, sino presentarle al gran médico en persona, Jesús”,[iv] quien murió y ofreció redención a todos. Esto incluye las diferentes condiciones de fisiología sexual como defectos de nacimiento (el síndrome de insensibilidad a los andrógenos,[v] los “güevedoces”,[vi] y las trisomías genéticas como el XXY y el XYY) o defectos ocasionados por accidentes o traumas, incluyendo las cuatro categorías de “circuncisión femenina”.[vii]

También involucra a personas que experimentan una operación de transición de género, específicamente la mutilación voluntaria del cuerpo. Estas condiciones no los colocan fuera del alcance de la salvación. No hay condición sexual que no sea redimible por Jesucristo, es una obra de expiación total y potencialmente aplicable a toda la humanidad .

En efecto, las buenas nuevas de Jesús se aplican a toda tentación humana, ya que él vivió la tentación, la venció́ y prosiguió con el plan para nuestra sexualidad, mediante la abstención sexual antes del matrimonio (Job.31:1; Pr.5) y la fidelidad sexual dentro del pacto matrimonial de un hombre y una mujer. Las buenas nuevas se aplican inclusivamente a personas que luchan con la orientación sexual o identidad de género, pero se resuelven por entender “el contexto amplio del plan de Dios: la creación, la caída, la redención en Cristo, la iglesia”,[viii] explicado en el siguiente punto principal.

La redención de Dios en la identidad sexual

Las preguntas sobre la identidad de género y la sexualidad en la iglesia a menudo se presentan de manera simplista, con dos respuestas bíblicas polarizadas. Una posición se basa en la ley de Dios, enfatizando el carácter santo y las penas afirmadas en el Antiguo y Nuevo Testamento respecto a las desviaciones sexuales. La otra posición se centra en el amor de Dios, pondera el carácter de la gracia ilimitada. Esta última perspectiva se refleja en publicaciones como:

Torn: Rescuing the Gospel from the Gays vs. Christians Debate [Rasgada: Rescatar el evangelio del debate entre homosexuales y cristianos] por Justin Lee (2012).

UnClobber: Rethinking our Misuse of the Bible on Homosexuality [Desbloqueo: Repensar nuestro mal uso de la Biblia sobre la homosexualidad] por Colby Martin (2016).

Changing Our Mind: Definite 3rd Edition of the Landmark Call for Inclusion of LGBTQ Christians With Response to Critics [Cambiando de opinión: Tercera edición definitiva del llamado histórico para la inclusión de cristianos LGBTQ con respuesta a las críticas] por David Gushee (2017).

El debate sobre si ¿se puede o no, incluir a personas LGBTI+ en la iglesia? representa una bifurcación incorrecta. Al evaluar estas dos respuestas a la luz del mensaje redentor del Nuevo Testamento, se observa que ninguna se enfoca en la redención de las personas con un trasfondo LGBTI+. La primera posición los identifica como inalcanzables, prefiriendo construir una muralla de protección alrededor de la iglesia y dejarlos sin la revelación del evangelio. La segunda también fracasa porque comunica una gracia libertina con un tinte cultural que no concuerda con la obra transformadora del Espíritu. Por lo tanto, la pregunta correcta debería ser: ¿Es la misión de la iglesia redentora o no con las personas LGBTI+?

Dos evangelios: La bifurcación entre redimir y tranquilizar

El análisis de las publicaciones mencionadas revela una falta de alineación con la comunidad LGBTI+. Lee sugiere que se debe elegir entre reflejar la justicia de Dios o su amor compasivo. Asimismo, concluye, al igual que Gushee, que el amor compasivo de Dios es la convicción fundamental que supera cualquier ley o restricción.[ix] La debilidad de esta perspectiva reside en su tendencia a tranquilizar al pecador en lugar de redimirlo.

En cuanto al pecado, Lee presenta a la humanidad ante Dios sin necesidad de ser limpiada. Respecto al arrepentimiento, afirma que no es necesario, presuponiendo el precio de la gracia que Dios ofrece. Tocante a la cruz, el mensaje tranquilizador,[x] comunica su irrelevancia y la hace innecesaria. ¿Cuál será el terrible precio de este evangelio defectuoso? El precio de este evangelio defectuoso es la condenación eterna de aquellos que confiaron en una salvación apócrifa.

El evangelio bíblico tiene el propósito de redimir en vez de tranquilizar la conciencia humana. Invita a todo ser humano, sea hetero, homo o transexual, a la relación con el Padre por medio del sacrificio de Jesús en la cruz. En lugar de confiar en la justicia propia, es preferible someterse a la obra transformadora del Espíritu Santo para que opere sobrenaturalmente.

Además, el amor bíblico insiste en que se diga la verdad a la persona necesitada, equilibrando el amor y la justicia de Dios: “Ni yo te condeno… Vete y no peques más” (Jn.8:11). Por consiguiente, el evangelio de redención es de suma importancia debido a la proliferación de evangelios tranquilizantes.[xi] El hecho de lograr que una persona llegue a la iglesia y se sienta cómoda, no se compara con lograr que una persona entienda la necesidad de un Salvador eterno y se entregue a Él.

Dos identidades: La reconstrucción de la imagen de Dios en la humanidad

La sociedad occidental promueve cada día más la elección de preferencia sexual (hetero, homo, bisexual o fetichismos) y la identidad de género (macho, hembra o transexual).[xii] Por lo cual, se necesita un ministerio eminente en la iglesia dedicado al discipulado sexual. Este ministerio tendría la función de orientar a la persona inicialmente hacia una firme identidad con relación a Dios Padre (necesidad eterna) y, como consecuencia, lograr una sexualidad sana (necesidad temporal) en el contexto de las palabras del amor de Dios reveladas en la Biblia.

La reconstrucción de la imagen de Dios en el hombre

La formación de la identidad sexual en los hijos, específicamente entre los 18 meses y los 3 años, es influenciada poderosamente por el papel paterno y complementa la identidad con la figura materna, permitiendo al niño entender la distinción de géneros.[xiii] En cambio, si la figura paterna está ausente o, en el peor de los casos, desprecia y rechaza al hijo, el dolor puede llevar a cuestionar la formación de la identidad propia, lo que el ministerio Enfoque a la Familia denomina “déficit de identidad de género”.[xiv]

La identidad sexual (o identidad de género) requiere la atención de los ministerios de la iglesia, en lo que Yuli Slattery denomina “discipulado sexual”.[xv] Una aplicación sencilla en el contexto de la iglesia es dedicar un tiempo semanal para que los jóvenes varones pasen tiempo con hombres de la iglesia, una práctica común en el ministerio de los Exploradores del Rey.

No obstante, asociarse con personas del mismo género no es suficiente por sí solo, porque “la masculinidad es un logro que difícilmente se puede obtener sin la intervención del padre, o de una figura masculina que funja como padre sustituto”.[xvi] La clave del ministerio indicada se centra en la afirmación intencional y repetida del joven por parte de figuras paternas en los cuatro ámbitos de Lucas 2:52, utilizando ejemplos de lenguaje de amor expresado oralmente:

Afirmación mental masculina; “Qué inteligente eres para aprenderte esa lección”.
Afirmación física masculina; “Qué fuerte y rápido eres”.
Afirmación espiritual masculina; “Qué bien que estas pasando tiempo con Dios”.
Afirmación social masculina; “Qué bien me llevo contigo”.

La recepción de estas palabras de afirmación de una figura paterna refuerza la masculinidad del joven muchacho y le enseña a desarrollar confianza y seguridad. Esto no solo proviene de una figura paterna humana, sino que refleja el amor paterno de Dios, un amor sano y no sexualizado.

La reconstrucción de la imagen de Dios en la mujer

En la misma línea de pensamiento, la figura materna, al igual que la paterna, ayuda a desarrollar la identidad de género en los hijos desde temprana edad. La ausencia materna puede provocar confusión al momento de la formación de la identidad sexual. La restauración de esta identidad se logra a través de la relación con Dios, así como con las figuras paterna y materna, tal como Anne Paulk describe en su ministerio a mujeres lesbianas:

Recuerda que la homosexualidad en su raíz no es sexual. En cambio, es un mecanismo de afrontamiento ineficaz, una forma falsa de amarse y cuidarse. La base de la atracción homosexual es una desconexión con el sentido de la mujer y el disfrute de ser mujer. Puede parecer feliz ante el mundo, pero por dentro está herida, vacía y sola. Nunca ha encontrado lo que más anhela: amor genuino, aceptación y aprobación de otras mujeres, y especialmente de su propia madre. Lo que ella necesita más que nada es una relación con Jesucristo y la crianza

que proviene solo de Dios. Ore para que ella pueda conocer la comodidad y la paz que sobrepasa la comprensión y quitarle el foco a su homosexualidad. Es solo después de que ella tiene una relación con Cristo que el Espíritu Santo trae convicción de pecado a su vida. Dios es quien le dará a entender que las relaciones lesbianas están “perdiendo la marca” y que no son su deseo o diseño para ella. (Traducción propia).[xvii]

El análisis de la identidad sexual se profundiza con la consideración de entrevistas realizadas en 1999 a 265 mujeres. Los resultados, tras escuchar a aquellas que habían abandonado un estilo de vida lésbico, revelan de manera sobresaliente que los abusos emocionales, sexuales y verbales transgredidos por los padres generan confusión en la formación de la identidad sexual. Esta conclusión se apoya en la siguiente evidencia directa:

Cuando se les preguntó si habían querido ser como su madre cuando eran niñas, un sorprendente 84% respondió que no. Estas mujeres también informaron que consideraban que el género masculino era más deseable. Casi la mitad de las encuestadas crecieron escuchando comentarios negativos o degradantes sobre las mujeres. Sus padres casi siempre fueron los autores de estos comentarios. El 91% de las mujeres habían sufrido algún tipo de abuso durante su infancia. Los abusos citados con más frecuencia fueron emocionales, sexuales y verbales (Traducción propia).[xviii]

Este hallazgo subraya la influencia perniciosa de un ambiente familiar disfuncional en la construcción de la identidad femenina. Sin embargo, la experiencia de Anne Paulka lo largo de sus años de ministerio,[xix] arroja luz sobre la importancia estratégica del papel de la iglesia en el discipulado sexual de la mujer. Los resultados de su trabajo sugieren que la iglesia posee el potencial de restaurar e internalizar el amor paterno en la mujer, a través de tres funciones esenciales en el discipulado sexual:

La salvación dirigida a la mujer – “Mi hija te amo y quiero que vuelvas a mí”.
Un refugio contra el abuso – “Te protejo porque eres preciosa para mí”.
La valoración de Dios para la mujer y consecuentemente, del esposo (si aplica), los líderes de la iglesia y el pastor – “Tú fuiste creada a mí imagen”.

En este sentido, la restauración comienza al fomentar la confianza y una relación personal con Dios. Así como al promover el aprecio y el respeto hacia la mujer dentro de la comunidad eclesial, elementos que contribuyen a consolidar una identidad femenina sana y completa.

En síntesis, y frente a esta realidad, la iglesia tiene el potencial de ofrecer una respuesta estratégica, tanto redentora como transformadora, a las necesidades de la comunidad LGBTI+. Sin embargo, esta transformación solo se puede lograr al dirigir a las personas hacia una relación íntima con Dios, basada en un evangelio que redime en lugar de simplemente tranquilizar. Los ministerios de la iglesia deben priorizar la implementación de un disciplinado sexual efectivo, que aborde la formación (o reformación) de la identidad sexual, tanto masculina como femenina.


Bibliografía

[i] Jonathan García-Allen, “Pirámide de Maslow: La jerarquía de las necesidades humanas”, Psicología y Mente, 2019, consultado 30 de julio de 2019, https://psicologiaymente.com/psicologia/piramide-de-maslow.

[ii] Catalina F. de Padilla, “De la rivalidad y opresión a la igualdad y confianza” 1° Parte, Apuntes Mujer Líder, vol. 1, n° 2 (mayo 2003): 7.

[iii] “4 Tipos de amor según la Biblia: Eros, Storge, Philia y amor Ágape”, Nuestro Dios, 2019, consultado 9 de agosto de 2019, https://nuestrodios.com/tipos-de-amor-segun-la-biblia/.

[iv] Mario Bergner, “Hacia la restauración del homosexual”, Apuntes Pastorales, vol. XXIV, n° 1 (agosto de 2006): 33.

[v] Rebecca Ruiz, “¿Qué es el síndrome de insensibilidad androgénica (SIA) o mujer masculina?” EFE Salud, 8 de marzo de 2013, consultado 7 de agosto de 2019, https://www.efesalud.com/apariencia- de-mujer-genetica-de-hombre/.

[vi] Michael Mosley, “Los güevedoces: Los niños de Republica Dominicana a los que el pene les empieza a crecer a los 12 años”, BBC Mundo, 21 de septiembre de 2015, consultado 7 de agosto de 2019, https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/09/150921_republica_dominicana_guevedoces_genetica_ac_lav

[vii] OMS, “Clasificación de la mutilación genital femenina”, Organización Mundial de la Salud, 1997, consultado 7 de agosto de 2019, https://www.who.int/reproductivehealth/topics/fgm/overview/es/

[viii] Catalina F. de Padilla, “Igualdad y confianza entre mujeres y hombres” 2° parte, Apuntes Mujer, vol. 1, n° 3 (agosto de 2003): 7.

[ix] Justin Lee, Torn: Rescuing the Gospel from the Gays vs. Christians Debate [Rasgada: Rescatar el evangelio del debate entre homosexuales y cristianos] (New York: Jericho Books, 2012); David P. Gushee, Changing Our Mind: Definite 3rd Edition of the Landmark Call for Inclusion of LGBTQ Christians With Response to Critics [Cambiando de opinión: Tercera edición definitiva del llamado histórico para la inclusión de cristianos LGBTQ con respuesta a las críticas] (Atlanta, GA: 2017), Kindle.

[x] Lee, Torn, s.p.

[xi] John W. Kennedy, “Discussing Homosexuality with Kindness, and Conviction [Discutir la homosexualidad con amabilidad y convicción]”, Assamblies of Gad, 26 de junio de 2018,consultado 9 de agosto de 2019, https://news.ag.org/news/discussing-homosexuality-with-kindness-and-conviction.

[xii] Ryan T. Anderson, When Harry Became Sally: Responding to the Transgender Movement [Cuando Harry se convirtió en Sally: respondiendo al movimiento transgénero] (New York: Encounter Books, 2018), xi.

[xiii] Oscar Galindo, “El papel del padre en la identidad sexual de los hijos”, Exodus Latinoamérica, 2019, consultado 9 de agosto de 2019, http://exoduslatinoamerica.com/el-papel-del-padre-en-la- identidad-sexual-de-sus-hijos/.

[xiv] Mike Haley, “Testimonio Personal”, producido por Focus on the Family [Enfoque a la Familia], 2011, consultado 9 de agosto de 2019, DVD, https://www.focusonthefamily.com

[xv] Juli Slattery: Rethinking Sexuality: God’s Designand Whyit Matters [Repensar la sexualidad: el diseño de Dios y por qué es importante] (New York: Multnomah, 2018), vii.

[xvi] Galindo, “El Papel del padre en la identidad”.

[xvii] Anne Paulk, “Restoring Sexual Identit [Restaurando la identidad sexual]”, Portland Fellowship, septiembre de 2013, consultado 9 de agosto de 2019, https://www.portlandfellowship.com/newsletter/2003/sep2003.pdf.

[xviii] Paulk, “Restoring Sexual Identit”, s.p.

[xix] Ibíd.

David Hunt


 

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