Arqueólogos italianos han desenterrado 16.500 tablas y fragmentos entre 1974 y 1976 en las ruinas de la ciudad de Ebla, situadas en territorio de la Siria moderna. Hace poco, en el mes de septiembre de 1981, salió a la luz una traducción por Giovanni Pettinato. Eruditos celebran el hallazgo, por la importancia que tiene en el estudio de algunos vocablos difíciles del Antiguo Testamento.
Se calcula que las tablas fueron escritas 500 años antes de Abraham. Contienen formas de nombres personales que incluyen Il y Ya, nombres que se refieren a la Deidad. Esto crea grandes dificultades para los liberales, que han sostenido que la historia de Abraham y los demás patriarcas se escribió 1.000 años después que transcurrieron los acontecimientos. Las tablas de Ebla ofrecen una evidencia incontrovertible que el arte de escribir se practicaba mucho antes de Abraham y, por supuesto, antes de Moisés. Los escritos de Ebla añaden más peso, por lo tanto, a la autenticidad del Antiguo Testamento.
La gran parte del contenido de las tablas trata asuntos del comercio y política de Ebla, pero unas 150 son obras literarias. Algunas tienen listas extendidas de palabras en más de un idioma, lo que va a aportar una gran ayuda para entender mejor algunas voces del hebreo en varios pasajes del Antiguo Testamento.