Un pequeño país europeo situado entre Yugoslavia y Grecia se proclamó ateo hace años. Es uno de los pocos países del mundo, si es que hay otro, que prohíbe toda religión. Albania tiene aproximadamente dos millones y medio de habitantes. Aunque su presidente es marxista, suspendió relaciones diplomáticas con Rusia en el año 1961. El gobierno se ha aislado a tal grado que muy poco tiene que ver con la mayor parte del mundo. No admite sino contados extranjeros en su territorio.
La capital de Albania es Tirana, tiene 175.000 habitantes. La mayoría de los albaneses viven en áreas rurales. El gobierno ha realizado grandes esfuerzos para reducir el analfabetismo en el país. Se estima que en la actualidad el 70% de los ciudadanos saben leer y escribir.
No se sabe de la existencia de ni un creyente evangélico en Albania, y no se permite la entrada de ningún extranjero predicador. ¿Qué esperanza, pues, habrá de evangelizar al pueblo albanés? En lo natural, ninguna. Pero no hay nada difícil para Dios. El mandato de hacer discípulos en todas las naciones ciertamente incluye la república de Albania. Aunque no podemos físicamente pasar sus fronteras, nadie podrá. Detener nuestras oraciones a favor de este pueblo. Si, podemos alcanzar a Albania a través de nuestra intercesión. Roguemos al Dueño de la Mies que comience la cosecha en Albania. Él sabrá cómo.