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Una ola de fiebre a escala global

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 2006.2

Por Larry McNeill, Alvaro Max Rivera y Guillermo Landa Áviles

 

 

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía un hombre que quería obtener un título académico pero no quiso emplear muchos años de su meritoria vida por él.  Tal suerte tuvo que se enteró de una universidad que canjeaba doctorados por dólares.

La universidad no era una de esas entidades que venden certificados que no tienen ni pinta de académico.  Como suerte tienen las cosas, la corporación daba créditos por madurez y pedía un escrito sobre un tema a la elección de él mismo, lo cual llamaban una tesis.  Sintiéndose complacido al haber hallado, sin apenas buscarlo, una vía de obtener un doctorado sin necesidad de estudiar arduamente por años, indagaba más sobre el asunto.

Que grato le fue descubrir que todos los directivos de la universidad eran doctores.  El hombre de la Mancha lo sabía porque se lo dijeron y además era un dato que destacaba por todos lados en sus materiales informativos a todo color.  Disertaban su programa con tanta lucidez que no ha de sorprenderse que no se le ocurrió al varón plantear algunas preguntas fundamentales.

¿Quiénes avalaban a esos doctores?  ¿En cuáles universidades o seminarios habían estudiado y obtenían sus títulos?  ¿Sobre cuáles temas escribieron sus tesis doctorales?  ¿Cómo podía el varón encontrar copia de las tesis para leerlas?

Sin cerciorar, el buen varón rellenó la hoja de solicitud, reunió sus documentos de estudios realizados hasta ese momento, pagó una gran cantidad de dinero y, como si fuera un prodigio, recibió su propio título de ¡doctorado!

Se doctoró sin haberse esforzado rigurosamente mediante un programa auténticamente académico.  Apenas estudió, nada aprendió y no mejoró su ministerio.  No obstante, se creía justificado al recibir el título porque ¿no lo merecería un hombre de su talante?

¿Otra novela del ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha en su encuentro con los molinos de diplomas?  ¡No!  Es una historia verídica que, lamentablemente, se repite todos los días alrededor del mundo por toda clase de personas.

 

He aquí . . .

El afán por la educación

A través de América Latina, el interés en la educación acrecienta a pasos gigantescos. Hace una generación sólo una persona de cada diez hizo estudios universitarios, hoy una de cada tres lo hace. El índice de crecimiento en el número de instituciones de educación superior es aun más impresionante—de un poco más de 100 entonces, hasta más de 5.000 en la actualidad.

El rostro de la educación está siendo reconfigurado por cambios sustanciales que incluyen sistemas de homologación de títulos interinstitucionales, redes educativas multinacionales, consorcios académicos, estandarización de acreditación de programas de estudio y diversidad de modalidades entre otros.

En este laberinto complejo se están introduciendo universidades y seminarios, algunos de pésima calidad y otros que son fantasmas.   Esta condición se está proliferando mediante páginas Web que lucen con las mejores tecnologías y por medio de la facilidad cada vez mayor de que personas viajan de país en país vendiendo sus programas defectuosos.

En el ámbito de las múltiples actividades relacionadas con la educación, hay muy diversas prácticas que conducen a lo que se puede denominar el “pre-grado,” el “postgrado” y el “no grado.” 

El pre-grado consiste en estudios académicos a nivel de bachillerato y de licenciatura.  Estos programas exigen mucho esfuerzo de parte del estudiante.

El postgrado son estudios académicos rigurosos que conducen a los grados de maestrías, diplomados y doctorados, con los títulos correspondientes.  Estos programas demandan aún más del alumno y le capacitan como profesional.

El ”no grado” se refiere a un sinfín de ofertas que brindan títulos—hasta doctorados—por el hacer algunos cursillos nada rigurosos, o en reconocimiento de las experiencias que el solicitante ha vivido, o tan sencillamente por el pagar una cantidad de dinero.  Hay varias fórmulas para obtener estos títulos, pero al fin de cuentas él que opta por ellos no tiene más que papel pintado, y ha de reconocerlo como tal.

¿En qué consiste la verdadera educación?

La educación ocurre por diversas maneras.  La gran mayoría de nuestros conocimientos y habilidades son aprendidos sobre la marcha cotidiana a lo largo de nuestra vida.  Este aprendizaje puede definirse como educación informal.  Es circunstancial y casual pero significativa.

La educación formal es el término que se emplea para referirse a actividades educacionales estructuradas con objetivos determinados.  Suele tomar lugar en escuelas, universidades, seminarios e institutos.

La educación no formal se refiere a la enseñanza-aprendizaje planeada pero no estructurada acorde a las prácticas tradicionales.

Modalidades: Tradicionalmente la educación formal ha consistido en que los estudiantes asisten en horas determinadas a sesiones presididas por profesores en las aulas de instrucción.  Esto se ha denominado la modalidad presencial.

Otras modalidades incluyen educación a distancia (que abarca la educación semipresencial, educación asistida y educación abierta), las clases virtuales (Internet) y otras.

Acreditación: La acreditación es un proceso valorativo de investigación y evaluación de un programa educativo a base de criterios acordados, por el cual se le otorga o no la validación a la institución solicitante.  La acreditación por una asociación de reconocida autoridad es buen indicio de que la institución ofrece un programa de calidad.

No es preciso que una institución académica tenga una acreditación para ser proveedora de una educación excelente.  Algunas instituciones de alta calidad no tienen una acreditación oficial.  La institución no acreditada necesita gozar una sólida reputación basada en alumnos graduados que son muy capacitados y de testimonio estable.  La calidad de una institución se define por sus egresados.

Algunas instituciones con motivos cuestionables emplean términos tales como “afiliada” y “autorizada” para proyectar una imagen de ser “acreditadas”.  No hay nada incorrecto en que una institución sea afiliada o autorizada, pero estas condiciones nunca son lo mismo a la de ser acreditada.  La institución que pretende cualquier otra condición como si fuera una acreditación es fraudulenta.

La calidad de la asociación de acreditación es importante.  Hay asociaciones de acreditación de escasa calidad.  También existen asociaciones acreditativas tan decepcionantes como las instituciones que pretenden acreditar.

Créditos: El estándar internacionalmente aceptado como unidad de medida es que un crédito académico representa 15 horas reloj de clase presencial más 30 horas de trabajo fuera del aula.

Títulos: Los títulos se adquieren principalmente por medio de tres maneras.

 

  1. Títulos académicos auténticos.  Estos títulos son otorgados por instituciones académicas que funcionan a base de estándares universalmente aceptados y que tienden a garantizar la calidad del trabajo.  Dicho trabajo ha sido supervisado, evaluado y aprobado por un profesor académicamente calificado.

 

        Título                   Cantidad mín. créditos 
      Ciclos mínimos de 15 semanas
     Bachillerato                                        120          Licenciatura                                       150

     Maestría, Magíster                            180

     Doctorado                                         220

   2 adicionales al bachillerato   

   4 adicionales al bachillerato

   7 adicionales al bachillerato

 

Los títulos académicos genuinos no se pueden obtener de la noche a la mañana.  Requieren años de arduo trabajo.  Los graduados manifiestan estar capacitados para desempeñar con excelencia las tareas relacionadas al título obtenido.

 

2.  Títulos honoris causa.  Doctor honoris causa es el título que las instituciones conceden de manera honorífica para reconocer los logros y la valía de alguien.  Dicho título no supone ningún carácter académico.

 

3.  Títulos fáciles, fantasmas o fraudulentos.  Estos títulos parecen ser títulos académicos pero no lo son.

Los títulos fáciles ostentan ser de instituciones académicas pero la calidad del trabajo estipulado por los establecimientos carece de mérito académico.  Casi todos los profesores de esta clase de instituciones obtuvieron sus títulos de instituciones similares.

Algunos títulos de esta índole proceden de “universidades” o “seminarios” fantasmas.  Sencillamente, alguna institución académica no existe—lo que sí existe es una fábrica de diplomas y títulos vendidos por doctores autonombrados.  Los que cobran dinero para vender títulos inválidos no son educadores sino vendedores ambulantes.

Hay quienes usan tales títulos con motivos fraudulentos.  Hay casos documentados de quienes han fingido ser médicos, ingenieros, abogados y otros profesionales a base de títulos fraudulentos.  Cualquiera que tiene impresora puede imprimir certificados que no tienen ninguna validez aunque aparenten tenerla.

El consentir que otros piensen que el doctorado que uno posee es un título académico cuando el trabajo comprendido en él no cumple con el estándar escolástico comúnmente aceptado, es artificioso.  Tal práctica perjudica la obra del evangelio del Cristo que nos exige, “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, …en esto pensad.  …esto haced” (Fil. 4:8-9).


Cómo calificar la educación y evaluar una institución

Dada la cada vez más incrementada demanda de educación en el mundo actual, no es sorprendente que existen muchas instituciones desprovistas de rigor académico y que practican métodos no fehacientes.  Hay algunas preguntas imprescindibles que uno puede hacer con el fin de informarse mejor respecto a la calidad de educación ofrecida por una institución.

Si usted no sabe nada de la institución, debería enterarse antes de proceder.  Ninguna persona de cualquier institución auténtica se opone a contestar las siguientes preguntas sencillas.

 

¿Está acreditado académicamente este programa?

¿Con qué asociación acreditativa?

 

Si la institución no está acreditada y usted no sabe nada de los docentes o directores, deberá continuar con otras preguntas.

¿De dónde obtuvieron el rector y decano sus títulos académicos?

¿De qué tema escribieron sus tesis de grado?

¿Cómo puedo ver una copia de las tesis?

¿Qué puede uno hacer?

  1. No tome nada por sentado.
  2. Infórmese de la confiabilidad de la institución.
  3. Asegúrese de quienes son los directores y profesores de la institución.
  4. Averigüe que los títulos son académicos y genuinos.
  5. Si desea comunicarse con nosotros puede escribir un e-mail a la Facultad de Teología de las Asambleas de Dios: info@facultadAD.org

 

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Larry McNeill—Rector de la Facultad de Teología, ministro ordenado

            Licenciatura: Universidad Southwestern AD; Universidad de Rhode Island (EE. UU.)

            Maestría: Universidad de Tulsa (Oklahoma, EE. UU.)

            Doctorado: Seminario Teológico AGTS (Springfield, MO, EE. UU.) y Harvard (Cambridge, MA, EE. UU.)

 

Álvaro Max Rivera—Profesor y mentor de la Facultad de Teología, ministro ordenado

            Diploma: Instituto Bíblico La Puente (La Puente, CA, EE. UU.)

            Licenciatura: West Coast Christian College (Fresno, CA, EE. UU.)

            Maestría: Seminario Teológico Fuller (Pasadena, CA, EE. UU.)

            Doctorado (en proceso): Seminario Teológico AGTS (Springfield, MO, EE. UU.)

 

Guillermo Landa Áviles—Profesor y Jefe del Área de Construcción, División de Ciencias Básicas e

Ingeniería Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco (México, D. F.), pastor asociado

            Licenciatura: Universidad Autónoma Metropolitana (México, D. F.)

            Maestría: Universidad Nacional Autónoma de México (México, D. F.)

Doctorado: Universidad Politécnica de Cataluña (Barcelona, España)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Larry McNeill


 

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