Por Betty Jane de Grams
En varias ocasiones he oído a hermanos hacer observaciones acerca del ministerio de la enseñanza que están equivocadas y que revelan un aprecio incorrecto del papel de un maestro. Puesto que el concepto que tenemos de lo que hacemos afectará el éxito futuro, mencionaré cuatro de estas ideas erróneas.
1. El pastor de una iglesia, amigo nuestro, comentó un día: “Enseñar en el Instituto Bíblico es fácil. Dos o tres horas al día y ya está.”
¡EQUIVOCADO!
Para enseñar una hora, un maestro tiene que pasar tres o cuatro horas en preparación. Eso se debe a que hay que leer, estudiar, recortar nuevas ideas de métodos didácticos variados, mantenerse al día con la historia reciente y su relación con la materia. Además, sin mencionar el tiempo que hay que invertir antes de comenzar el curso en la preparación de un plan de curso.
Después de dictar las clases viene el trabajo de analizar tareas, corregir exámenes, tomar nota de las calificaciones y sacar los promedios. Esta labor de llevar estadísticas adecuadas requiere esmero, tiempo y capacidad.
Para enriquecer sus enseñanzas el maestro debe preparar ejemplos y auxiliares visuales. Los estudiantes aprenden más cuando ven, tocan, o hacen algo.
Cristo mismo usó ejemplos de toda clase en sus enseñanzas. Dijo: “Considerad los lirios. Mirad las aves.” Sentó a un niño en sus piernas y anunció: “De los tales es el reino de los cielos.” Habló de las ovejas, pájaros, sal, trigo, hierba, cizaña, árboles. Señaló muchas figuras simbólicas del Antiguo Testamento para hacer entender nuevas ideas de la gracia. Si Cristo demostró la importancia de ayudas visuales, no debemos ser perezosos ni descuidados en llevar a cabo una preparación concienzuda.
2. En otra ocasión ol lo siguiente: “Yo soy poco disciplinado Así que, será bueno que sea maestro del Instituto Bíblico para ordenar mi vida y tener un horario definido.”
jEQUIVOCADO!
El hecho de ser profesor no nos estructura nuestra vida diaria. Al contrario, corremos el riesgo grave de transmitir
esta misma característica de desordenado a nuestros estudiantes Digo así porque ensenamos más por lo que somos
que por lo que decimos. Debemos ser puntuales, cumplidos, correctos en nuestra persona y nuestras relaciones personales ya que probablemente muchos de los alumnos van a seguir nuestro ejemplo.
3. En una ocasión, algunos maestros conversaban acerca de los problemas causados por un estudiante en particular “Su padre es presbítero”, se comentó. “No debemos ser tan estrictos con él ya que tenemos que mantener buenas relaciones.”
¡EQUIVOCADO!
Dios no tiene nietos. Como maestros tenemos que enseñar a cada alumno como uno que tiene dignidad y valor delante de Dios, pero a la vez como un instrumento en potencia que hay que forjar para que sea lo más efectivo posible. No importa quién sea el padre. El alumno tiene que estudiar y rendir. Los maestros preparamos pastores, maestros, dirigentes. Tenemos que fomentar su individualidad y su importancia para Dios. Cada persona tiene que ser disciplinada para ser un obrero más útil. Los maestros tenemos que procurar que el alumno procure con diligencia presentarse a Dios–APROBADO como obrero que no tiene de que avergonzarse.
4. En una ocasión varios de los miembros de la clase de un profesor en el Instituto Bíblico asistieron a un culto la noche anterior a un examen. Este profesor nos dijo más tarde: “Varios de los estudiantes de tercer año no pudieron rendir hoy el examen de mi clase.” Les dije que estaba bien, ya que hablan asistido a un culto ”
¡EQUIVOCADO!
Tenemos que ensenar a los alumnos a establecer prioridades, o sea, a clasificar los diferentes valores. Van a tener que decidir si una buena preparación tiene importancia en la formación de su ministerio. En la edad en que vivimos pocos podemos incluir todas las actividades que se nos antojan en un solo período de veinticuatro horas. Tenemos que tomar decisiones acerca de lo que más valor tiene, llevar a cabo tal actividad y dejar lo otro. Este profesor debiera haber insistido que los alumnos que salieron la noche anterior presentaran su examen de todos modos, y luego ayudarlos a ver la necesidad de establecer la escala de prioridades para su vida.
He mencionado solo cuatro ideas equivocadas que diferentes profesores han expresado. Veamos ahora lo que el gran maestro, Pablo, dice en Colosenses 2:8 lo que es el ministerio de la enseñanza: “enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre.”
El apóstol nos demuestra que tenemos un objetivo positivo para nuestro ministerio en un Instituto Bíblico– presentar a cada alumno como persona perfecta, digna, madura, creciendo en la misma estatura de Cristo.