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Perspectiva

Por publicado originalmente en CONOZCA edición 1982.2

Por M. David Grams

 

La plaga de Diótefres sigue atacando la iglesia. El amado Juan dijo: “Diótefres…al cual le gusta tener el primer lugar…”. 3 Juan 9. En contraste vemos al Nazareno con una toalla sobre el brazo, lavando los pies de sus colaboradores.

Cuán lejos hemos vagado de la exhortación y el ejemplo de nuestro Señor, quien dijo: “Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas…más no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve”. (Lucas 22: 25-26) .

“Aprended de mí”, dijo el Maestro, “que soy manso y humilde de corazón”. (Mateo 11:29). Y también dijo, “El que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir”. (Marcos 10: 44-45)

El Liderazgo cristiano debe ser un liderazgo de servicio, no de señorío. Según la Real Academia Española, enseñorearse quiere decir: “Hacerse señor y dueño de una cosa. Dominarla.” Dios nos ha llamado al ministerio de la administración, en la iglesia local, en el Instituto Bíblico, en el distrito y en la obra nacional. Debemos estar muy conscientes del hecho de que en la obra del Señor estamos lejos del terreno secular donde reina la autocracia, la coerción y la explotación en el manejo de la gente.

Un estudio etimológico de la palabra administrar nos revela que proviene del Latín “ad” y “ministrare”, denotando a y servir. Un administrador es el que sirve a los demás, y en calidad de servidor se convierte en la persona clave en una organización.

¿Cuál es el liderazgo según el Nuevo Testamento? Además de las palabras conocidas de Jesús que ya hemos citado, tenemos las enseñanzas del que consideramos “el hombre fuerte” de las epístolas.

El apóstol Pablo. Nos presenta dos verdades principales:

Hay que dirigir con ternura. El gran forjador de líderes para la iglesia en el primer siglo escribió estas líneas… “nunca usamos de palabras lisonjeras, ni encubrimos avaricia… ni buscamos gloria de los hombres; antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos.” (1 Tesalonicenses 2:5-7). La expresión nodriza que cuida con ternura es la misma que se usa en el griego original cuando se trata de un maestro, paciente en la educación de sus alumnos. Pablo agrega otra palabra en 2 Timoteo 2:24-25, “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido, que con mansedumbre corrija…”

Hay que dirigir también con ejemplo. Sobre esto San Pablo dice, “Os acordáis hermanos, de nuestro trabajo y fatiga… de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes.” (1 Tesalonicenses 2:9-10). Aun Pedro agrega al tema “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza…no teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.” (1 Pedro 5:2-3).

¿Dirigimos con ternura? ¿Dejamos el ejemplo del trato manso y bondadoso en nuestra administración? El que lo hace provee una motivación poderosa para el crecimiento personal en el ministerio.

 

M. David Grams


 

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